Capítulo 5. Mi primera vez

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La noche era fría y solitaria, pese a que tuve muchas propuestas de pasarla en la cama de alguien, preferí quedarme en casa. Algo nuevo. Antes nunca hubiera despreciado alguna invitación de alguna crema batida. Estar en este enorme departamento a solas es desaprovecharlo por completo. Sin embargo, nunca traigo a nadie, es una regla. Me hacen sus escándalos en la escuela, no pienso tolerarlas aquí, mi refugio, haciendo lo mismo.

Estoy recostado en mi cama en bóxer como suelo dormir cuando no tengo compañía. Mi padre debe estar en una de esas mierdas médicas o en compañía de alguien, tengo mucho tiempo sin verlo. No me preocupa, el muy imbécil es un hueso duro de roer. Después del día de mierda que tuve, la soledad es mi mejor compañía. No estoy dispuesto a tolerar un sermón y de los constantes argumentos para seguir sus pasos y convertirme en médico.

Gracias al coqueteo de una de las cremas batidas, no recuerdo su nombre, me enteré que hoy celebrábamos el aniversario de la facultad. Me tiene sin cuidado. Pregunté por Sky, pero en verdad es un misterio. Nadie supo darme información concreta, sólo escasos comentarios de haberla visto o reconocerla hasta cierto punto. Nadie ha hablado con ella y menos es su amiga. Es extraño. La mayoría de las chicas que conozco siempre tienen a su sequito femenino o por lo menos a una celestina. Ella no.

- Cuando vas a entender animal que ella es distinta – sonrío antes de poner mi antebrazo sobre mi rostro.

Quiero saber más sobre ese pedacito de cielo e infierno a la vez. Cuando siento que me he acercado lo suficiente siempre me responde con una barrera o huye. Es probable que algo esté escondiendo o tenga un pasado tormentoso. Como sea.

- Cariño, vas a ser mía – mi rostro dibuja esa expresión triunfal que muchas veces le he visto dibujar a ella.

Maldita sea, he intentado muchas técnicas con ella, nada funciona. Me estoy desesperando. No sé nada sobre Sky, pero lo que sí sé es lo radical que puede ser. Por un lado es atrevida, asada, tiene el mundo a sus pies y nada está fuera de su control. Por otro lado, es vulnerable, suave y dulce, no empalagosa como la crema batida, sino sustancialmente perfecta, mi cream brulee favorito.

- Me estás enloqueciendo – musito apenas audible antes de quedarme dormido.

Escucho abrir la puerta de mi habitación y unos ligeros pasos empiezan a andar dentro. No es Louis, él siempre llega autoritario con alguna queja de como desperdicio mi vida. Además, él no intentaría ser sigiloso a la hora de andar. El asaltante sube a la cama, no voy a moverme hasta tener una distancia considerada para poder someter a quien quiera que sea. No entiendo como pudo entrar, pagas mucho por seguridad en el edificio y aquí tienes los resultados. Inútiles. El estúpido ladronzuelo se detiene sobre de mí a media cadera, ¿qué mierda está pensando? Sigo con mi actuación de hacerme el dormido. Sus manos tocan mi torso y suben hasta mi pecho desnudo. Segundos después desciende hasta el resorte de mi bóxer, sin esperar, con mucha ira, me arrebata la ropa interior. Siento la humedad en mi pene.

- Espera, no soy gay – digo dando por hecho que es un hombre.

Sus hundidas profundas con su lengua enroscada en mi falo me hace gemir y estremecerme. Puede que no me gusten los hombres, pero admito que sabe lo que hace. Levanto mi vista para toparme con el azul más precioso de mi vida. Es Sky.

- ¿Cómo entraste? – Musito con la poca razón que me queda. – Mejor aún, ¿cómo diablos sabes donde vivo? – retira su cara de mi pelvis para darme toda su atención

- ¿Quieres que te responda eso o continuo con mi trabajo? – Su mano en mi anaconda sube un momento, me pierdo en la sensación.

- ¡Sigue! – ordeno.

Ella sonríe antes de dejar caer su cara de nuevo en el segundo Carter. Entremete sus labios y es una suave caricia para mí. Su serpiente húmeda se afianza en mi glande dándole un ligero masaje. Mierda, pensé que era virgen por su reacción cuando intenté besarla, pero ahora me confunde. Su trabajo bucal me hace perderme en las sensaciones, en el goce. Me agito desde la punta de los pies, arqueando mi pelvis para alcanzar más profundidad y haciendo mi cabeza hacia atrás. Libera mi pene, siento una gran decepción porque pienso que la gloria ha terminado.

El rey de mi realidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora