Capítulo 2: Inicio de clases

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Éste, es uno de los días de los cuales todo estudiante debe odiar. Sí, hablo del primer día de clases.

Digamos que mi familia es una de las mas ricas en España; por lo tanto, me tienen estudiando en un colegio de alto prestigio, y uno de los mejores con mayor aprovechamiento académico.

Lo que menos me gusta de ahí, es que todos los maestros son unos estirados que no se tocan el corazón a la hora en el que uno reprueba, no les quiero decir que repruebo, pero algunas de mis amigas si, y me ha tocado limpiar sus lagrimas. Los alumnos, mis compañeros, son buena onda, a excepción de los mamones de los "populares". Son unos engreídos de lo peor.

6:00 am suena mi maldito despertador. Y no saben cuanto se aman todos mis despertadores y una de las paredes de mi cuarto. Éste es el séptimo despertador que rompo al aventarlo por las mañanas.

- Serena ya levántate!! vamos a llegar tarde a la escuela, deja de ser tan floja - dice Iann molesto

- Ya voy, que no ves que me estoy cambiando??

- Cambiando? Serena sigues acostada en la cama con la pijama puesta

- Pues es porque no me puedo cambiar, ya que mi hermanito me esta viendo

- Hermanito? Serena vamos ya tengo 15 años. Además, se supone que ya deberías de estar abajo desayunando, y no apenas levantándote

- Si si ya voy, solo sal para poder cambiarme

Con la mayor flojera del mundo, logro levantarme y caminar como un zombie hasta el closet. Saco una falda de cuadros verde oscuro, la cual llega cinco dedos arriba de la rodilla, una playera blanca manga corta, un chaleco azul marino, un suéter azul marino, calcetas hasta abajo de la rodilla azul marino, y por último, mis flats negros. Claro, olvide mencionarles que llevo uniforme, y no saben cuanto lo odio. Cepillo rápidamente mi pelo, lavo mis dientes, me pongo base, máscara de pestañas, blush y brillo labial. Y algo que no puede faltar, el perfume.

Bajo corriendo las escaleras en busca de algo rápido para comer e ir comiendo en el camino a la escuela. Logro visualizar una manzana, y rápidamente la agarro. Salgo, e Iann ya está esperándome fuera del auto. Amo mi auto, es un hermoso Jeep. Antes era de Bryan, luego pasó a manos de Blear, y ahora, es mío. Oh sí.

- Al fin se te ocurre bajar

- Cállate Iann, mejor vayámonos antes de que lleguemos tarde

- Por cierto, tenemos que pasar por Mateo

- Mateo? no chingues vive hasta el otro lado de la ciudad

- Sólo vamos por el, pisa el acelerador y listo

- No creo tener opción

- Noup, no la tienes

Algo Maravillosamente Inesperado...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora