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Dazai suelta las manos de Chuuya, pero se lleva las pastillas con él.

—Chuuya eso no es sano, las pastillas para dormir no son buenas—

—Solo cuando duermo puedo estar en paz, las necesito — Chuuya respira profundo —Y tú también las tomas, las he visto cuando éramos jóvenes —

—Ya, pero yo no busco mantenerme vivo mucho tiempo, tú sí, además no hablamos de mí —

Dazai sujeta el rostro de Chuuya entre sus manos y lo mira con tristeza.

—¿Por qué no te vas?—

—No nos vemos hace 4 años Chuuya, pasemos algo de tiempo de calidad—

—Debo verme patético ahora—

—¿Y eso qué tiene de malo? Todos somos patéticos a veces— Dazai le besa la frente —Si quieres dormir, entonces vamos a dormir, pero no usarás pastillas—

—Tráeme alcohol entonces—

Dazai piensa que aquello está bien, que tome un poco para que se relaje, no lo va a dejar emborracharse o algo así.

Dazai asiente y besa nuevamente su frente, luego se levanta y se va de la habitación.

Chuuya mira sus propias manos un rato, que Dazai esté siendo tan amble lo perturba, tal vez deba buscar ayuda, si Dazai está siendo amable es que está mal.

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Han pasado varios días desde entonces, Chuuya regresó al trabajo con normalidad y Dazai parece también haberse olvidado del asunto.

Entonces Kouyou entra a su oficina.

Chuuya la mira y le sonríe.

—Buenos días Ane-san—

Ella se ha mantenido distante por estos días y él lo agradece de cierto modo.

Aunque ella literalmente no se había mostrado ante él ni una sola vez, incluso faltó a una pequeña reunión organizada por Mori para discutir el asunto de la agencia.

—¿Estás bien?— Es lo primero que ella pregunta.

—Claro, solo fue algo leve—

Kouyou rodea el escritorio y mueve la silla de Chuuya para verse cara a cara.

—Te di 5 días a solas porque sabía que verme te iba a hacer más daño que bien, pero ya no puedo soportarlo más—

—Ane-san ¿De qué habla?—

Entonces Chuuya la ve arrodillarse delante de él, sujeta las manos del menor y las apoya contra su frente.

—Chuuya, sabes que no soy una persona cariñosa, me cuesta confiar en las personas y demostrarles afecto, pero tú eres una de las personas que más he adorado en mi vida— Dice —Entonces no puedo quedarme de brazos cruzados sabiendo lo que sé, por favor déjame ayudarte —

Chuuya la mira, nunca había visto a Kouyou arrodillarse ante nadie, ni siquiera cuando Mori está presente, de hecho, una vez vio a Mori arrodillarse ante ella y disculparse luego de haber arruinado su Kimono con vino.

No sabe cómo sentirse.

—Ane-san, levántese, por favor— Se apresura a decir —No tiene que arrodillarse, levántense—

Esto es aterrador, tan aterrador ¿Acaba de romper el orden natural de las cosas?

Kouyou solo levanta la cabeza para mirarlo.

El dios de la desgraciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora