3.- ANUNCIANDO LA GRAN NOTICIA

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Narra Giselle

Por Dios ya llevábamos cerca de una hora escogiendo un vestido para está noche y mi madre no terminaba de juzgar mis vestidos.
¿Que? ¿Yo no te compré esto? ¡Este vestido parece de puta! ¿No crees que esto es muy atrevido? ¡Mira este! ¡Está muy escotado! Y cosas así me estaba cansando muy rápido.

—¿Madre? —dije para llamar su atención. 

—¿Que quieres niña? —dijo despectivamente, esa es una actitud que odio de ella.

—Ya basta sal de ahí mamá. —digo tomándola del brazo.

—No, hasta no encontrar un vestido "decente" —dijo haciendo comillas con los dedos.

—No, madre basta ya estoy harta. —digo de mal humor.

—No me hables así, ¿Quién te crees que eres tú? —y ahí vamos de nuevo otra discusión.

—Tu hija, además ese vestido verde agua de ahí es decente y también ese lila de allá. —dije señalando los vestidos.

—Por Dios a eso le llamas decente, apenas... —dijo mientras observaba los vestidos. —Hija tienes razón, como es que no los vi antes. —ahí viene los reproches 5 4 3 2... Conté mentalmente. —¡TÚ LOS ESCONDISTE! ¡TÚ QUERÍAS SALVAR EL DÍA! ¿¡NO ES ASÍ!? —y seguía gritando tenía tantas ganas de contestarle, pero no salía nada de mi boca. —¡Sabes que ponte lo que sea ya da lo mismo! —dicho esto se fue y me dejó, sola en la habitación.

Narra Emma Adams

No es posible una discusión más con esa niña y voy a perder la poca paciencia que me queda. La trato bien con cariño y ella se porta distante y fría, la trato mal y se queja, como quiere que me porte entonces.

—¿Señora? —dijo Kia la nana de Gis. —¿Se encuentra bien?

—Sí Kia estoy bien ¿Se te ofrece algo? —respondo.

—Mmmm... Sí señora que le gustaría de cenar hoy. —responde.

—Nada Kia hoy saldremos a una cena. —digo restándole importancia.

—¿Y la niña Gis? —pregunta.

—Esta noche ella irá con nosotros. —respondo.

Narra Giselle

Después de que mi madre se fue de mi habitación, comencé a llorar.

—Mi madre es tan injusta, no sé que le he hecho sólo soy yo, no entiendo, no se vale, odio mi vida... —dicho esto busque la navaja que siempre esta bajo mi almohada y comencé a cortar mis muñecas.
No eran profundos pero sin embargo salía sangre y dolía, pero yo que puedo decir del dolor estoy tan acostumbrada a eso, es lo único que obtengo.

—¿Niña? ¿Te encuentras bien? —dijo Kia del otro lado de la puerta.

—Sí Kia. Estoy bien. —dije limpiando las lágrimas y colocando de nuevo las pulseras.

—Dice tu madre que te espera abajo en una hora para irse a su cena. —dice asomando su cabeza por la puerta.

—Esta bien. —contesto con la voz un poco ronca por las lágrimas.

Dicho esto comencé a arreglarme como de costumbre tenía que guardar las apariencias como siempre digo "Siempre hay dolor detrás de cada sonrisa. Las sonrisas son la máscara perfecta para el dolor, ya que pueden engañar a muchas persona, sólo es cuestión de saber fingir"
Termine de alistarme a los veinte minutos con el vestido verde, un poco de maquillaje leve como labios, máscara de pestañas y listo.
Estaba tan aburrida que decidí hablar con Mariana por WhatsApp de cualquier cosa.

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