Narración.
Berk una isla situada cerca del meridiano de la tristeza, una masa de gran longitud de tierra rodeada por bastantes riscos que sobresalían por sus afueras.
Ahí un pueblo que llevaba generaciones se asentaba en sus moradas tranquilamente, la aldea no tenía un alto número de pobladores, pero estos si eran bastantes como para tener familias y numerosas casas, que a pesar de llevar décadas viviendo ahí no contaban con casas muy antiguas, al contrario las cabañas comúnmente eran bastante nuevas a pesar de todo.
El pueblo se dedicaba a la pesca como principal actividad, también tenían ganado y era bastante prospera durante el año, lo que si se consideraba difícil era mantener los recursos para lograr alimentar al pueblo.
¿Cuál era la razón?, Pues algunos lugares se quejaban de ratones o insectos como pestes en sus cosechas pero estás aldeas no conocían la plaga que azotaba a Berk. Se podrían sorprender pero está peste eran dragones, lo que te puede hacer pensar en el porque no se van de ahí los pobladores, era nada más que por el hecho de ser Vikingos, considerados como seres bastante testarudos que preferían luchar a tener que retirarse de la batalla, después de generaciones así era su vida con su nada armoniosa convivencia con esas bestias.
Me llamo Hipo, lindo nombre ¿verdad? Pero no es el peor, los padres creen que un nombre feo alejara a los gnomos y trolls, como si la refinada conducta vikinga no lo hiciera.
— Buenos días — me saludó uno de los tantos vikingos que luchaban contra los dragones, justo después de caer sobre mi y gritar en mi rostro.
Me levanto del suelo y sacudo un poco mi ropa antes de seguir corriendo, mientras escucho los reclamos de otros vikingos, "¿¡Que haces afuera?!", "¡Vuelve adentro!", "¡Regresa a tu casa!" me dicen molestos con mi presencia al verme pasar, que suele solo traer caos y problemas en vez de ayudar.
— ¡Hipo! — exclama un gran hombre mientras me quita del camino de las llamas de un Pesadilla Monstruosa — ¿¡Que haces afuera!? ¡Ve a cubrirte!
Él es Estoico el Vasto, Jefe de la tribu, dicen que cuando era un bebé le arrancó la cabeza de los hombros a un dragón, ¿Qué sí lo creo? ¡Ja! claro que sí.
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— ¿Qué tenemos? — pregunta el jefe de la tribu recogiendo un hacha del suelo, viendo a otro vikingo, compañero de batalla
— Gronckles, Naders, Cremallerus...ah y se vio una Pesadilla Monstruosa — contestó con el ceño fruncido, mostrando su seriedad en la situación.
— ¿Algún Furia Nocturna?
— Hasta ahora no Jefe
— Bien
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— ¡Ohhh! que bueno que vienes a la fiesta, creí que ya te habían llevado
— ¿A quién? ¿a mí? Ay por favor, soy demasiado musculoso para su gusto — respondí sarcástico mientras levantaba una caja pesada moviendo la a otro lado.
— Los dragones no sabrían qué hacer con todo esto — me señale continuando con mi sarcasmo.
— Bueeeno necesitan monda dientes ¿oh no? — El zoquete sarcástico con mano intercambiable es Bocón, he sido su aprendiz de herrería desde pequeño, bueno, desde más pequeño de lo que soy aún, es lo más cercano a una figura paternal o maternal, le tengo un gran aprecio a él.
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Como entrenar a tu dragón: Un cambio como ningún otro
AdventureNo soy dueño de los personajes ni de la película solo lo ago. para entretener y mas nada.