El irritante sonido de la alarma indicaba que era hora de levantarse y de mala gana la morena lo hizo, sin embargo, se decía a sí misma que sería un buen día, porque hoy tendría la oportunidad de trabajar en el área de recepción de eventos en el restaurante en el que trabaja.
El día pintaba que sería cálido y tranquilamente caminó por las calles hasta Omela's, tenía la fortuna de haber conseguido el trabajo por su propia cuenta en aquel restaurante de alta gama y el más popular de la ciudad de Los Ángeles.Una vez en el restaurante, fue recibida por un chico de tez blanca, el cual, sin voltear a verla, le ofreció una taza de cafe.
— Buenos días, Chiara —tomó la taza y continuó caminando hacia vestidores.
— Buenos días, Selim —soltó gustosa de ser recibida por su adicción de todos los días. Dejó sus cosas en su casillero y regreso de nuevo a la recepción.
— ¿Cuáles son los planes del día de hoy? —pregunto Chiara mientras levantaba su cabello en una típica cola de caballo y se acerba a su mejor amigo.
— Están programadas 7 citas para cotización y 2 de seguimiento —Selim hizo una cara de aburrimiento después de ver la lista— No sé cómo disfrutas tener que lidiar con tanta gente durante el día —se quejó.
La chica lo miró divertida y le revolvió el cabello— Vamos, es divertido, conoces gente nueva —se sentó en uno de los taburetes de la barra— Además, si no te gustara ver a la personas, no estarías aquí, ¿no?Selim no es de los tipos que disfrutan de la interacción social, pero si de observar a la gente y divagar en las posibilidades de su personalidad, descubrir el tipo de gente que ve sin hablar con ellos, pocas ocasiones ha tenido el gusto de afirmar sus suposiciones.
— Como sea, ¿te parece si vamos a casa de Alice mañana a cenar? Un pajarito me dijo que le acaba de llegar una consola nueva —dijo mientras se hacia el inocente de no saber de dónde provenía dicha información.
— ¿Estuviste hablando con su casero? —si de algo estaba segura, es que Marco, el casero del edificio donde vivía su mejor amiga, era el único que podía saber esa información, el novio de la chica siempre le contaba casi todo al hombre de casi 50 años— Debo hablar seriamente con Ricky —suspiró y luego río— Un día de estos le terminará contando secretos más íntimos y no me quiero enterar de nada —terminó su taza de café y miró el reloj de pared que había tras la barra, faltaban 10 minutos para las 9 am— Ya casi abrimos, ¿dónde está Hatice?Hatice, la jefe y dueña de Omela's está retrasada, algo común, pero era eficiente en su trabajo, por algo su restaurante había logrado posicionarse en el número uno de los locales gastronómicos más populares de la ciudad.
— Justo llegando preciosa —cerca del recibidor se encontraba una mujer vestida con elegantes ropas arreglando la camisa de su marido y riendo por los pucheros que este hacía, era la historia de casi todos los días, excepto cuando aquel hombre tenía agenda apretada y no podía llevar a su mujer al trabajo. Chiara estaba enamorada de aquella relación que tenía su jefa, eran jóvenes, con buen trabajo cada uno, viviendo su vida a su manera y disfrutando el uno del otro. Mentiría si dijera que no anhelaba algo así para el futuro, pero siempre que se proponía a buscar pareja, en su mente algo la impulsaba a alejarse nuevamente de aquellos ligues que conocía en línea. Aún con esos pensamientos respondió a la despedida de Min Soo, el esposo de Hatice.
— Hasta luego Mr. Bang —dijo y se rio de la cara que puso el hombre— Oh, vamos, le divierte —todos rieron.Todo el día transcurrió tranquilamente, debido al estatus del local, la gente era abundante y, por tanto, el equipo de trabajo también. Habitualmente ese ambiente prevalecía en toda área, en cocina (pese a la cantidad de platillos que debían prepararse cada día), en la recepción de comensales, meseros, barra de bebidas, etcétera. En el caso del puesto que cubría Chiara hoy día la calma era mayor. Este se ubicaba en una oficina aparte, pero con puertas de cristal que permitían ver el interior, ahí es donde recibía a la gente que asistía para cotizar algún evento. El restaurante era bastante grande y elegante, por lo que mucha gente busca celebrar algún evento especial en aquel lugar.
Cerca de las 11 de la noche, el restaurante se preparaba para cerrar sus puertas, todos estaban arreglando su área de trabajo para el siguiente día. Chiara había terminado sus labores hace una hora y se dio la tranquilidad de mirar los expedientes de los eventos que ella estaba coordinando. Era una de las organizadoras de eventos del lugar junto con Alice, ambas se conocieron aquí hace unos años. Disfrutaba de su trabajo y este se veía reflejado en la calidad de sus resultados. Por eso amaba estar en aquella ciudad, en aquel restaurante y con sus compañeros, realmente vivía una fase de su vida que atesoraba más que nada.
Mientras revisaba sus papeles, escucho un par de voces cercanas, miró hacia la entrada de la oficina y su jefa y otra mujer se encontraban hablando animadamente. Luego Hatice se adentro al lugar.
— Chiara, cariño, te presento a Lee Seo Yeon, una amiga y maestra mía de la universidad —ambas se acercaron al escritorio y la mencionada dio una pequeña reverencia mientras saludaba amablemente y con una sonrisa en el rostro— Seo Yeon, te presento a Chiara una de mis organizadoras de eventos.
— Mucho gusto —respondió e imito a la invitada.
— Querida, lamento no haberte comunicado antes, pero la señorita Lee viene por una cotización —Hatice sonrió nerviosa mientras indicaba a su acompañante se sentara en una de las sillas frente al escritorio— tómalo como una clienta especial —añadió.
— Disculpen el imprevisto y sobre todo la hora, mi intención era venir más temprano —se veía algo apenada.
— No hay problema, podemos hacerle la cotización aún —tomó asiento y buscó su agenda— ¿Qué tipo de evento sería?
— Una cena de aniversario, mi esposo y yo queremos algo más que una cena en casa.
— Oh, ¿cuánto tiempo llevan casados Kenta y tu? —Hatice interrogó con entusiasmo a su amiga.
— 25 años, ¿puedes creerlo? —ambas estaban felices por tal respuesta— Queremos invitar a un total de 100 personas, 102 contemplando a mis hijos por su puesto.
— De acuerdo, le explicó, estos son nuestros paquetes —la chica interrumpió sutilmente la conversación de ambas mujeres y explicó rápido y sencillamente en que consistía cada paquete, después de un rato ya habían terminado de hacer la cotización completa.
— Perfecto, procedamos al contrato —esto tomó desprevenida a Chiara, habitualmente se les daba un par de días para que pensaran bien si deseaban el evento o no con Omela's— Solo definamos la fecha, lo demás se revisará en el proceso, ¿si? —su jefa realmente deseaba complacer a su antigua maestra y le estaba dando preferencia a su evento.
— Eh, claro —terminó de revisar el documento, tras llenarlo y se lo entregó a su cliente, después de unos minutos, oficialmente el evento ya estaba programada para el 22 de septiembre, en unos 6 meses.
—¡Perfecto! Te aseguro que tu aniversario será maravilloso, en manos de Chi todo resultará excelente— la sonrisa de satisfacción de ambas mujeres dejó respirar en paz por un momento a la más joven, aunque no pasó mucho para caer en cuenta en la importancia de dicho evento, es decir, todos los eventos son importantes, pero retomando las palabras de Hatice, se trataba de una clienta "especial", el peso era definitivamente distinto.
—Muy bien, salgamos, mis chicos ya deben etapas terminado de preparar el cierre— Hatice se preocupaba siempre de sus empleados, no abusando de su hora de salida a menos que realmente sea necesario, como hoy. Chiara siguió a ambas mujeres fuera del despacho y, tras cerrar la oficina, se acercó a Selim, este la recibió con una sonrisa y con su abrigo en mano, ambos irían por un chocolate caliente como de costumbre antes de finalizar su día de trabajo. Estuvieron a punto de despedirse cuando escucharon el sonido de un vidrio caer al piso. Todos los miraron de donde provenía tal sonido.
—¡Chan Hee! ¡Byung Hun! ¿Qué hicieron?— Seo Yeon tenía la mirada encendida, molesta y apenada se acercó a la barra de bebidas, Hatice la siguió algo preocupada.
—¿Están todos bien?— su jefa miró a ambos jóvenes que parecían no muy arrepentidos, aunque tampoco ajenos a la situación —Niccolo, ¿te encuentras bien?— el mencionado miraba enojado todo el desastre en el piso.
—Me encuentro bien, señorita Hatice— tomó un trapo de los limpios que dejó preparados y un bote de basura, empezó a recoger los vidrios rotos visibles y limpiar un poco el piso. Se encontraba en el suelo lo que era antes una botella de vino de una marca muy reconocida mundialmente y que poco se encuentra en el mercado, por tanto, se infiere que esa botella era cara, además, era la favorita de Niccolo, siempre tenía cuidado con todo lo que refería a vinos, licores y coctelería, esa dedicación fue lo que le permitió ser admitido como el mixologo principal del restaurante.
—Deja te ayudo, Nicco— en cuanto Chiara observo lo ocurrido, con Selim fueron por los utensilios de limpieza necesarios para arreglar lo ocurrido. En el proceso, la chica miró de reojo con molestia a ambos personajes que aparentemente tenían la culpa de lo sucedido, uno de ellos en particular le devolvía la mirada, en un intento de disculpa.
—Me disculpo por lo ocurrido, debió ser una botella cara, te la repondré, Hatice— la señora Lee se disculpó mientras tomaba ambas manos de la dueña de Omela's y miraba con molestia al par —¡Ustedes dos! Discúlpense inmediatamente, principalmente con el joven—
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