Allá lejos en el tiempo en la época de la conquista española, las tribus del Norte Argentino convivían con los sacerdotes jesuitas en las selvas y montes.Los religiosos se habían instalado en estos difíciles territorios para evangelizar a los nativos. También los capacitarán en distintas tareas rurales y artesanales con el fin de crear una nueva civilización basada en el trabajo y el respeto entre las distintas culturas que se habían encontrado en América.
Cuentan que por esos años se radicaron en la Caldera, provincia de Salta, donde armaron una estancia muy pujante para explotar las riquezas de esa región.
Pero también vivían angustiados por el miedo y el terror.Dicen que nadie abandonaba los límites de la hacienda porque afirmaban que todo lo que estaba por fuera de la caldera era un mundo de seres extraños y monstruos que devoraban sin piedad a los hombres y a sus animales.
Cada vez que una cabra se escapaba nadie quería ir a buscarla. Ni los curas ni los nativos se animaban a salir del monte porque se escuchaban al ardidos terroríficos y ruidos infernales desde la espesura.
La muerte los acosaba.Cuándo desaparecia por varios días algún nombre o un animal siempre sucedía lo mismo: su cuerpo sin vida parecía destrozado cerca del perímetro de la estancia.
El responsable de esas desgracias era el Ahó Ahó, un monstruo diabólico con forma de oveja que se alimentaba exclusivamente de carne.Su maldad y su hambre no tenían límites y era imposible salvarse de sus voraces ataques.
Así pasaron los años hasta que el 1767 los jesuitas fueron expulsados de América y sus tierras fueron vendidas por el rey de España a agricultores y empresarios.
Los nuevos dueños talaron los árboles para ganar tierra para sus cultivos y el monte fue quedando cada vez más lejos.
Las muertes cesaron. Ya poco erán los que se acordaban del Ahó Ahó. Algunos decían que había sido un invento de los jesuitas para evitar que los nativos abandonaron su trabajo.
Pero la leyenda siguió viva en los relatos de los abuelos ...... y nadie la olvidó.
Tán viva siguió está historia que hace poco tiempo tres jóvenes salieron de paseo por los matorrales cercanos a la Caldera. Lejos un corderito que bailaba lastimosamente como diciendo "Ahó Ahó". Comenzaron a meterse cada vez más en el monte para encontrarlo.Pasaron entre árboles y llegaron a un descampado que nunca habían visto.
En esa pradera había varias ovejas.Pero la sorpresa fue mayor cuando vieron entre ellas la figura de un cordero horroroso.Era un animal pequeño y amorfo que atacaba y hostigaba a las ovejas mayores .Los jóvenes asustaron con semejante engendro y salieron corriendo hacia el pueblo.
Cuándo llegaron contaron a sus parientes el extraño incidente.La abuela de uno de ellos upala instante lo que estaba pasando: el Ahó Ahó estaba de regreso. Preocupada les dijo que se habían topado con el monstruo más carnicero de todo el monte, el mismísimo supay y que debían agradecer a Dios por estar con vida.
Los chicos prometieron no ir nunca más hacia el bosque.
Sin embargo otros curiosos se tentaron y se metieron a la espesura para conocer al corderito maldito .De día no encontraron nada y decidieron buscar de nocheLos nuevos intrépidos eran dos amigos y una amiga que una noche de invierno salieron hacia la espesura de la montaña. Caminaron lentamente en medio de la oscuridad.Temblaban de frío y de miedo.De repente la copa de un árbol se movió endemoniadamente y el cordero asesino saltó chillando desde lo alto . El espeluznante animal se prendió el cuello de uno de los jóvenes y comenzo a morderlo y a devorar sus humanidad.
La oveja asesina había crecido y ahora tenía hambre de carne y sed de sangre.Los otros chicos huyeron,pero la suerte del Monte estaba echada.
Con los días varios perros,cabras,ovejas y vacas fueron desapareciendo de manera extraña entre los árboles.La gente estaba aterrorizada.
La anciana,que en su momento había mencionado la leyenda,recordó nuevos datos y dijo que el ahó ahó atacaba los humanos únicamente cuando iban de a tres, y más aún cuando uno de ellos era mujer.
A pesar de las advertencias de la abuela, no faltaban los que siguieron buscando y molestando a la oveja maldita
El Ahó Ahó fue visto durante varios meses y asesino sin piedad a gente y animales.Su cuerpo era cada vez más grande y su furia más incontrolable.
Cansados de tanto terror y misterio, los caldereros armaron una gran procesión y se dijeron a la vieja iglesia jesuita.Alli buscaron al cura y le pidieron que hiciera una misa sanadora en medio del monte.El sacerdote accedió al pedido de la gente y partieron todos juntos hacia los matorrales.Entraron con machetes,y abrieron parte de la maleza improvisaron un altar y celebraron la misa con gran Fe.
Milagrosamente desde ese día nadie volvió a ver ni escuchar el sonido del Ahó Ahó y, a menos aún, desde la construcción del gigantesco Cristo redentor que protege desde lo alto de una montaña el pueblo y a sus alrededores.
Hoy podemos decir que los habitantes de la caldera lograron espantar al monstruo,pero nadie está seguro de haber terminado con él para siempre.El Ahó Ahó es el mismísimo demonio convertido en oveja.No se sabe por qué tomo esta forma ni qué es lo que busca exactamente.
Quizás todavía este vivo y hambriento, acechando los que andan de a tres en otros montes o bosques de nuestra región.
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~Cuentos Y Leyendas de terror~
Random¿ tienes miedo? ¿Te crees lo suficientemente valiente? Pues Lee estas historias de terror y luego responde mis preguntas simple mortal Te aseguró que logro sacarte algún susto