Previsiones

135 18 4
                                    

Era una trampa, ¿qué más razones había para una invitación así? Sin embargo, Víctor no entendía por qué estaba accediendo a dejarse caer en ella como si lo demás no importara. No, sí lo sabía, sabía que más que una trampa, era un reto: estaban picando su ego, jugando con la posibilidad de que se acobardara y, con eso, todos supieran que ellos estaban ganando esa guerra. ¿Tienes el valor de enfrentarte a nosotros? Entonces anda, ven, atrévete a adentrarte a la boca del lobo.

Suspiró exasperado. Siendo otras las circunstancias, se sentiría con mayor confianza al enfrentarse ante su padre y su hermano; ya había ocurrido antes algo similar en el funeral de Sasha, pero también sabía que todo sería diferente tomando en cuenta que a la ecuación se había sumado Yuuri.

Terminó de atar su corbata y se miró en el espejo: su imagen le pareció disconforme, desde el hecho de que ya no llevaba su cabello largo, ese símbolo de poderío ante su propia libertad, hasta que el traje negro lucía aburrido en él. No se sentía fuerte, fiero, pero huir no era una opción, abstenerse tampoco.

Solo, como detalle final a su imagen, se aseguró que su cabello estuviera finamente peinado hacia atrás y se colocó un poco de perfume. Después salió de la habitación y fue hasta la de Yuuri. Era hora.

—¿Listo? —preguntó tras tocar a la puerta y escuchar el suave "Adelante" que Yuuri respondió.

Entró a la habitación y lo encontró frente al espejo: se observaba con una expresión tal vez más disconforme que la suya instantes atrás. Al igual que él, vestía un traje oscuro elegante, de etiqueta, pero en ese momento tenía la parte superior de la camisa blanca desabotonada, lo que permitía que el chaleco antibalas que el chico usaba se viera con detalle. Víctor también llevaba uno.

—Ah, lo siento. Ya estaba, es solo que... es incómodo. Nunca había llevado uno. —Yuuri lo miró con una pequeña sonrisa nerviosa antes de volver su vista de vuelta al espejo. Se miraba con detalle y movía especialmente sus brazos y giraba su dorso para asegurar su movilidad. Era cierto que se veía incómodo, pues el chaleco le quedaba lo suficientemente justo para que no se notara debajo de su ropa.

Esa escena, el significado de esas palabras, todo fue como un severo golpe que descolocó a Víctor, pero que lo atrajo a una realidad que había ignorado hasta ese momento.

—¿Pero qué demonios estoy pensando? —masculló este entre dientes, más como si se hablara a sí mismo que si se lo dijera a Yuuri; no obstante, este había sido capaz de escuchar cada palabra.

—¿De qué hablas?

Confundido, Yuuri vio a su pareja acercarse hacia él con movimientos rápidos y bruscos, tomarlo de la camisa, halarlo de ella y después jalar cada extremo hasta que los botones restantes que sí estaban sujetos salieran disparados.

—¡Hey! ¡¿Qué...?!

—Quítatelo, no vas a ir.

Yuuri había dado unos pasos hacia atrás, ahora un poco molesto, hasta que notó que, aunque la voz de Víctor tuvo un tono completo de autoridad, realmente no le estaba ordenando nada... le rogaba. Entonces comprendió qué sucedía.

—Yo fui el que accedió a ir.

Ciertamente, Yuuri había estado algo sorprendido de que Víctor accediera tan rápido a que lo acompañara. Imaginó algo de negativa de su parte, pero aunque la idea de una trampa había aparecido en su cabeza con un letrero grande y luminoso, tuvo la impresión de que no ir sería peor para ambos. Y que Víctor no se negara a la primera fue la confirmación de ello.

—No estás listo. Y aunque lo estuvieras, no debería permitirlo. Es un "no".

Por fin estaba esa contundente negación que Yuuri había esperado desde un principio, pero que Víctor tardara en mostrarla, significaba que él había tenía razón en sus sospechas y que Víctor era consciente de ello: era mejor que ambos fueran.

Al fondo (Yuri!!! on Ice)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora