Entrega

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Corriendo por la fría calle street, alguien iba detrás mío, tenía miedo, ansiedad, tristeza, en lo único que podía pensar era en ¿cómo sería mi vida si no hubiera muerto esa noche?.

-Oh vamos Max, no te pongas así, era una broma- cerro el casillero y me tomo por los hombros.
Me zarandeaba para que lo mirarla, pero yo solo lo ignoraba a duras penas.

-No te enfades, no me gusta cuando lo haces, das miedo- arrugó los labios, lo mire mal y una sonrisa burlesca salió de mis labios.


-Eres un idiota, vamonos, tenemos que ir a la clase de tú novio el Francés- le di una mirada picarona, este sonreía de oreja a oreja.


-Bonjour mon amour- me dijo al oído, nos reímos mientras caminábamos tomados de las manos a el aula.

Caminaba por el centro de las sillas hasta llegar a la mía, di un ligero vistazo del cual pude observar a Kevin sentando justo atrás mío, desde aquel día no hemos cruzado palabra alguna.

Me sente, mis piernas estaban temblorosas, no se si era por el frío del salón o por los nervios, pero sin duda maldije por traer falda.

El maestro nos daba la clase muy entusiasmado como siempre, busque con la mirada a mi amigo, el cual estaba hipnotizado por el profesor.


Paso un rato, cuando me llego una nota de la parte de atrás, mi corazón latía fuerte, podía sentir ese aroma en mis fosas nasales, gire un poco mi cuerpo en torno a la nota.

"Te veo en los baños de gimnasia"

Sabía que era de él, obviamente el no esperaría una respuesta de mi parte, era de si o si que tenia que estar ahí.

Termino la clase, en busca de mi amigo el cual estaba teniendo una charla muy interesante con el profesor, sonreí orgullosa y salí de ahí.



Terminaron las practicas, las chicas empezaron a ducharse, yo había echo lo mismo, estaba poniendo de nuevo mi ropa.
Apesar de ser la primera en entrar siempre era la última en salir, me gustaba tener un buen orden al bañarme.

Después de unos 10 minutos aproximadamente, se escuchaba un silbido de la puerta trasera, no había nada de ruido, exento ése silbido y mi ritmo cardíaco.


Me gire encontra al espejo y vi a Kevin recargado de una puerta de las duchas, me miraba completa.

No sabía que decir, me acomode los tablones de la falda, no sabía que hacer, su presencia me daba inquietudes.

-Te he dicho; ¿Qué me gusta cómo se te ven las faldas?- relamio sus labios los cuales yo observaba desde que lo vi.

-Creó que no- aclare mi garganta, me gire para poder verme al espejo y acomodar mi cabello.


Kevin se acercaba a mí, quedo a unos pocos centímetros de mi cuerpo.
Paso las yemas de sus dedos por los costados de mis piernas, al sentir esa acción no pude evitar dejar salir un suspiro el cual reinó en el profundo silencio que yacía.


-Me gusta ver esas lindas piernas- me dijo al oído- pero, sabes, qué es mejor?,- dejó salir un suspiro, inclinó su cabeza a la altura de mi cuello--tenerlas al rededor mío mientras de cojo duro- dio un beso en mi cuello.

Mi cuerpo reaccionó, sentí como algo húmedo en mi interior, algo que quería ser presionado, que quería quedar en libertad.


-oh, Kevin- mis palabras salieron por sí solas, este metió su mano por debajo de la falda, acaricio mis nalgas.
Me giro bruscamente, me acorralo en una esquina y me beso desesperado, mis caderas se pegaron a su cuerpo, su tibia lengua explorando mi boca.

Me cargo, metiendo sus manos por debajo de la falda, asiendo presión su pene con mi vagina.

-Súbete la blusa- ordenó, al instante lo hice, dejé a la vista mis pechos desnudos a su disposición, besaba mis pezones con delicadeza, cada vez que besaba uno dejaba salir un sonido con sus labios, me estaba volviendo loca.

-Quiero cogerte, con dureza, quiero que sientas como te deseo- me seguí besando mis tetas.

Con una mano hizo a un lado mis bragas, me tenía aún arriba suyo, recargada a la pared, lo ayude a desabrochar sus pantalones, y a los pocos instantes sentí su pene estampar contra mí.


Un gemido salió de mi, su verga era grande, podía tenerla dentro mío todo el tiempo.


-Me extrañaste?- me hablaba entre labios agitadamente.

-No sabes cuanto- acariciaba su cabello el cual jalaba cada vez que sentía placer inexplicable.

-Enséñame cuánto- salio de mi, me llevo hasta un asiento y se sentó conmigo encima suyo, comencé a dar pequeños círculos al rededor de su verga.


Kevin cerró los ojos, apretaba mis nalgas en cada vaivén.
Empecé a dar saltos, tenía sus gemidos en mi oído, cada vez me movía más rápido el me ayudaba empujándome de la cadera.

Nos comíamos la boca en el proceso, el mordia mi labio, y dejaba marcas en mis tetas, nuestros cuerpos estaban sudados, adheridos al otro.

El baño era un complemento panorama, solo nuestros gemidos y el sonido de nuestros cuerpos chocar.



Acabamos juntos, escondió su rostro en mi cuello para recobrar aire, tenía apoyada mis manos en sus rodillas.

Después de unos minutos me miró y sonrío, me dio un beso apasionado, me ayudó a levantarme y me miró.



-Ven, vamos a ducharnos- me tomo de la mano y caminamos a las duchas.


El me ayudaba a bañarme y yo a él, al final nos vestimos y salimos de ahí.


-Max, no pienso alejarme de nuevo, eres mía, y yo soy tuyo, escucha bien, jamás dejaré que nadie te tenga- su mano estaba en mi mejilla.


-Kevin, yo no quiero estar con nadie que no seas tú- lo bese y este me tomo por la cintura para profundizar el beso.


-No te quiero pedir de la forma básica el "quieres ser mi novia", jamas lo diría, pero quiero estar contigo en ese y todo los aspectos, estas dispuesta a estar conmigo hasta que la muerte nos separe?- mis ojos estaban fijos en los suyos, llorosos, miles de emociones tenía, asentí.

-Estoy dispuesta a estar contigo hasta que la muerte nos separé- el me sonrío y me beso.

Kevin:

Estaba, como se dice, ha sí... Feliz.





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⏰ Última actualización: Oct 11, 2022 ⏰

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