Prólogo

10 2 2
                                    

Le presto el celular a Marx para hacer la llamada que tanto había ansiado hacer, pero por las circunstancias por las que me encuentro no ha sido posible.

Marco al número de mi papá, me lo sé de memoria. El timbre suena y mi corazón comienza a latir desesperadamente, siento un nudo en mi estómago. Había pasado ya semanas o quizá meses que no le hablo. Y... está será la última vez que él escuchará mi voz y yo escuchare la suya.

Su fondo es una en dónde está sonriendo y junto a mi querida madre. Trato de aminorar las ganas de llorar, pero no lo logro, mi madre... Mamita... Es solamente con ella que podía sentir tanto cariño, aunque no era reciproco.

Ojalá pudiera hablarle, confesarle, decirle cuánto la amaba, que, sin importar todos sus rechazos, sus críticas, que todo el tiempo me juzgaba, aun así, la amo con todo mi amor que aún me queda. Pero... Ahora ya no va a ser posible. Ella ha muerto por mi culpa, soy la causa de todos esos problemas que tienen ahora.

Ojalá pudiera tan siquiera devolver el tiempo, traerla de vuelta, ver esa linda sonrisa, sus chistes. Extraño todo de ella...

Ojalá ella donde sea que esté me perdone...

Y... Su muerte será vengada. Yo con mis propias manos lo haré... Haré que esa persona pague por lo que le hizo a mi mamá y de la manera más dolorosa, suplicara de rodillas cuando me vea de frente y yo no tendré piedad, desde hace tenía pensado hacerlo, desde que empezó a hacerles daño a mi familia.

Se que personas como yo no siente amor... Pero lo que yo siento por mi familia en verdad creo que es amor.

—¿Hola? —su voz suena tan débil por mi culpa.

Abro mi boca para hablar, pero el nudo que hay en mi garganta amenaza con desatarse...

—¿Quién habla? —ha tomado su tono firme, y aunque trate de no mostrar lo débil que está, lo siento aquí, en mi corazón.

Me armó de valor, tragando varias veces.

—Pa-papá —algo que tenemos en común nosotros es que no podemos aparentar lo débil que estamos.

—¿May? —no puedo más... Su voz se ha roto y ahora está sollozando.

Paso saliva tratando de tragar ese gran nudo...

—Pa...—uso una voz suave.

—May... Hija—más presión en mi pecho.

No puedo aceptar que esto haya terminado así. Quiero volver a casa, quedarme ahí por el resto de mi vida, estar con mamá y papá, soportar a mis hermanitos. Quiero regresar en ese entonces...

Ver la sonrisa de papá, de mi mami, sus risas, quiero volver en ese entonces, en dónde todo estaba bien...

—Papi—ahora mi voz está peor y no lo voy a ocultar, no está vez.

—¿Dónde estás? —pregunta.

Hecho un vistazo a la altura que estamos, se ve impresionante la comunidad.

—Papá—comienzo—Papa, perdón, nunca quise que esto pasara ¿Sí? —suelto un fuerte resoplo llena de aflicción—Nunca quise esto, no pude controlarme. Les pido perdón a todos, lo siento. Extraño a mamá, quiero estar con ella, no puedo con esto si ella no está, ¡Por favor devuélveme a mi mamá! ¡Mamá! ¡Mamá, te amo! ¡Mamita! ¡Papá, lo siento! ¡En verdad lo siento! Ustedes criaron a una buena hija, de eso nunca duden, ustedes hicieron un buen trabajo conmigo, solo que la vida me hizo lo que soy ahora, así es la vida, es injusta, y fue injusta conmigo de lo peor, y-y no sé si ese Dios del que hablan en verdad existe, porque él hubiera evitado que esto pasara, él me hubiera detenido y no lo hizo... Pero, aun así, gracias a ustedes siento una gran afición por él.

«Lo siento, no alcanzo ni tengo palabras más exactas de cuento lo siento. Perdón, papá, nunca quise meterlos en este lío, ni siquiera meterme a mí, pero todo se desató. No sabía lo que había dentro de mí, ni siquiera ustedes, supongo. Y ahora que hago memoria siempre he sido así, así de mala. Recuerdo que cuando estaba más chiquita siempre que venía esos chiquillos, me molestaba mucho y siempre imaginaba tomarlos de los pies y darle vueltas y vueltas y luego lanzarlos al suelo para después matarlos o hacerlos sufrir, quitarles primero los ojos o no se... Suena macabro, lo sé. Y también recuerdo que cada vez que ustedes me regañaban bien feo me iba a encerrar y desearles la muerte, pero... Ahora que mamá está muerta ya no quiero nada de eso, ahora sé que... Solo hacia eso porque quería ser su favorita, y, hacia cosas de las que no me arrepentía... Apenas fui a ese trabajo descubrí que esté no era mi verdadera yo, siempre he sido otra, tenía algo en mí que siempre me dominaba por completo, me hacía sentir cosas, me hacía pensar cosas malas, muy malas y.... cuando hice lo que hice descubrí que mi verdadera yo era una maldita psicópata asesina, que no sentía compasión, que no tenía arrepentimiento, que siempre imaginaba matar a personas y cuando lo hice sentí tanto placer. Perdón por contarte cómo me sentía... Perdón... Nunca quise esto... Papá, si tú logras perdonarme te juro que ya no seguiré con esto, solo hazlo, hazlo papá, no quiero vivir ni morir sin tu perdón... Papá, por favor perdóname, te lo ruego...

—May...

—Papá...

—Te perdono.

—Papá, será el último asesinato que haré y no será porque yo quiera si no que lo haré por mamá, lo juro. Adiós para siempre, papá, adiós.


Marx y MayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora