Capítulo 3. Intentaré ser feliz...

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Al regresar a su escritorio Jhory aparentaba estar calmada y serena pero por dentro había algo que le quemaba era como un fuego abrazador, haciéndole sentir una profunda ansiedad. Era una angustia indescriptible, tuvo que sentarse en la silla de su escritorio dándose suaves masajes en la cien.

"Vamos Jhory debes calmarte, no dejes que está situación te afecte. Sabias que no iba a ser nada fácil, aunque Sandro es una buena persona pero no un buen marido. Decidiste que esto era lo mejor para ti y seguramente lo lastimaste hace rato pero, fue un mal necesario, era la única manera de qué él lo entendiera"

Se decía así misma intentando calmar la ansiedad que le quemaba por dentro ¿Saben esa situación en las películas donde los personajes actúan de cierta manera y le colocan a un ángel dándole buenos consejos en el hombro derecho y en el otro extremo un diablito diciéndole que actuó bien y que la otra persona merecía ese trato cruel?

Justo así se sentía ella en este momento. No dejaba de darle vueltas a la reacción de Sandro, esa mirada que le dio justo cuando destrozó su ramo, aparecía en su mente una y otra vez. Sentía una gran preocupación y no sabía por qué, se había imaginado ese momento durante todo el tiempo que estuvo planeando dejarlo.

Sabía que él no se daría por vencido tan fácilmente y que trataría de reconciliarse con ella pero, de todas las cosas que se imagino que él haría, nunca le paso por la mente que tendría una mirada indescifrable para ella, nunca la había mirado así, además de irse de ese modo, sin decir una palabra.

A Jhory se le hace difícil dejar de pensar en eso, mientras está sentada empieza a sentir como su pierna derecha comienza a moverse prácticamente sola, da un suspiro colocando los codos sobre el escritorio con ambas manos en ambos extremos de la cabeza dándose masajes de forma circular en la cien y tratando de calmarse con la cabeza gacha. No quiere dejar salir allí sus frustraciones como lo hizo en el baño.

De pronto siente que alguien a colocado su mano en su hombro, sintiendo un sobresalto en todo su cuerpo y pensando que quizás es Sandro quien nuevamente a vuelto, gira la cabeza lentamente con el corazón acelerado.

Al enfocar su mirada en la persona que está a su lado, quien obviamente no es Sandro, no sabe porque pero sintió una leve decepción.

- Linda compañera de trabajo ¿Aún no has salido a almorzar?

Ella sonríe amablemente pero él se da cuenta que le pasa algo pues, su ánimo no es el mismo de siempre y aunque sonríe al verlo no se le ve tan feliz como otros días.

- ¿Paso algo fuera de lo normal hoy en la oficina Jhory? Te vez algo apagada, sabes que puedes contarme.

- Estás en lo correcto Demián pero no deseo hablarlo aquí. Hay muchos ojos y oídos alrededor, ya sabes cómo es todo en la oficina.

Demián da un recorrido rápido con los ojos percatándose que todos a su alrededor tienen la mirada puesta en ellos y hasta se oyen algunos murmullos los cuales no les importan en lo absoluto. Esboza una sonrisa de medio lado y en un tono susurrante le contesta a Jhory

- Es verdad pero también sabes que poco me importan sus habladurías y suposiciones, en realidad sólo me importas tú bella dama y mientras estemos bien ¡Que importa el resto del mundo! Solo mantengo lo nuestro en secreto por ti muñeca pero, no se hasta donde pueda resistirme de no decir nada.

- Sabes qué no me he divorciado aún ¿Verdad? Y hasta que eso no suceda, no puedo andar por allí derramando miel con alguien más. A pesar de todo, aún tengo algo de principios y no quiero que mi dignidad se vea afectada por todo esto.

Demián casi ríe a carcajadas al escuchar las palabras "principios" y "dignidad" salir de la boca de Jhory. Quizás si se lo hubiera dicho a otra persona de la misma manera como se lo dijo a él, con tanta seriedad, se lo creería pero, salirle con semejante razonamiento a estas alturas de la vida y con todo lo que había pasado entre ellos...

Esposo GentilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora