'Sos un pelotudo' | Spruan

"Carta O7;

“Eres tan hermoso como una pradera, tan sereno como el bosque, tú piel como porcelana es algo que me deja maravillado.

Tus labios rojos son lo que más anhelo, las rosas de mi jardín estarían celosas si me vieran morir entre suspiros y admiración hacia ti.
Tus ojos, ocultos por esas gafas de sol las cuales he llegado a odiar en su momento, aquellos ojos cuál noche oscura se observa a los alto de una montaña.
¿Está mal si muero por tus besos?
Mi amor no es algo que pueda controlar, la esperanza de tenerte entre mis brazos no es algo que pueda seguir esperando, me tienes realmente desesperado.
Seguir observando por mi ventana, sueños esperanzadores de tu y yo bailando en una noche calmada, teniendo mi rostro entre tus ásperas manos, tus afiladas garras oscuras tocando mi piel con delicadeza.
Seguir observando por mi ventana es algo que suelo hacer, para seguir anhelando tu ser.

Spreen, te amo y no lo puedo seguir ocultando, eso me está matando”

La carta posa lamentable en una de las mesas, el ahora dueño de aquel papel inofensivo agradecía haber dejado sus lentes de lado y poseer la máscara que ahora oculta el intenso color cereza en todo su rostro, re-leyendo una y otra vez las últimas palabras ¿De quien se trataba? ¿Quién podría gustar de el, un ser que provocaba miedo ante solo la mención de su nombre, quién posee un rostro duro como una roca, quién nunca ha llegado a amar?
Tal vez algún admirador se haya colado en su instalación, aún así era algo que encontró en la puerta de su pollería; Sería de mala educación botar algo tan bonito a la basura ¿Verdad?.

Si sonrió como un tonto por el texto en la hoja maltratada, los únicos que lo sabrían eran las paredes del local, su máscara y el Dios que observaba todo desde la ventana, quién festejaba internamente al conseguir una reacción positiva del temido pollero.

—Tan temible no era ¿Eh? ¡Suspiró como una colegiala ante su primer carta! ¿Tal vez lo sea?.
Pensativo observo la silueta del menor pasar por el mostrador, con la hoja entre las manos de una forma delicada; Su rostro se iluminó por el movimiento extasiado del rabo en el ajeno, tomando la 'segunda' carta ubicada cuidadosamente en la caja registradora, examinando al igual que con la 'primera'.

—¡Te llevo buscando desde hace 50 minutos cabrón! ¡¿Quieres empezar a mover el culo y dejar a los héroes en paz?!.
Una fuerte voz femenina se escuchó detrás, sudando, el Dios volteo encontrando el semblante enojado de la Diosa, una de sus compañeras encargada de ayudar proveyendo materiales de construcción ante la nueva idea del “Lider” Auron.

—¡Lo siento! ya voy, ya voy me distraje un poc-..

—Bastante.

—Si, eso.. Bastante.

Ya la había cagado ¿Cierto? Hasta los dioses cometen pendejadas, amigos.