¡ O1 ⚝ you will be mine !

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Minho dejó salir un pequeño quejido cuando fue bruscamente estrellado contra la pared, frunciendo el ceño y mirando al chico pelinegro frente a él, quien se había inclinado para besar sus labios con fervor mientras sostenía su cintura entre sus manos y le pegaba a su cuerpo.

Tomó fuerza sujetando los hombros de Jeongin para girarle logrando que su espalda quedara contra la pared, deslizando una mano bajo la camiseta holgada que llevaba ese día. Jeongin no perdió tiempo en quitar la camiseta de Minho para lanzarla hacia alguna parte, atacando su cuello entre pequeños mordiscos y chupones volviéndole a girar y pegarle en la pared.

— Mierda Yang... —murmuró roncamente apretando el agarre en su cintura antes de tomar la tela de la camiseta entre sus dedos y sacarle de su cuello.

El aludido abandonó su cuello para volver a tomar su boca entre la suya, chupando el labio inferior antes de atraparlo entre sus dientes, sacándole un gruñido bajo. Las grandes manos de Minho se deslizaron por su espalda desnuda deteniéndose sobre sus glúteos, apretándolos entre sus manos, sacándole un gemido bajo y aprovechando la distracción para volver a girarle tomando el control.

Delineó su labio con ayuda de su lengua y Jeongin abrió la boca dejándole entrar, dejando que sus lenguas combinaran sus sabores. Los gemidos, jadeos y suspiros hacían eco por el salón principal del pequeño apartamento que habían rentado juntos; la temperatura de sus cuerpos aumentando entre cada caricia desvergonzada y sus corazones
latiendo desbocados.

Minho desabrochó los jeans ajenos bajándolos sin dejar de luchar por quién dominaba el caliente beso, adentrando una mano bajo los bóxers para tomar el miembro endurecido de Jeongin entre sus dedos, sacándole un bajo jadeo.

Jeongin tampoco perdió tiempo, bajó sus jeans metiendo una mano sosteniendo la húmeda extensión ajena acariciando con vehemencia haciéndole separarse de su boca para soltar gruñidos graves.

Jeongin volvió a atacar su cuello entre mordidas y chupones sin dejar de masturbarle, mientras Minho dirigía la zurda bajo su espalda baja, capturando una de sus nalgas entre sus manos apretándola unos segundos antes de tantear su entrada, sintiéndole estremecerse ante su frío tacto y escuchándole gemir semi-agudo en su oído.

Pero antes de siquiera poder meter un dedo Jeongin lo había empujado lejos rompiendo aquella burbuja de lujuria abruptamente. Minho le miró ceñudo, con la respiración agitada y ojos confundidos; Jeongin se encontraba del mismo modo, mirándole con el rostro enrojecido y los cabellos alborotados.

— ¿Ibas a... ibas a meter un dedo?

— Sí —respondió con obviedad.

Jeongin de pronto enrojeció todavía más y abrió mucho los ojos.— ¡Oh, no, no, no! Eso sí que no.

Le miró comenzar a caminar de un lado a otro pasando una mano por sus cabellos oscuros y sosteniendo su cadera; Minho quedándose a un par de pasos comenzando a irritarse ante la extraña y repentina actitud. Hace un momento parecía que no importaba nada.

— Yo no soy pasivo —había dicho mirándole con total seriedad, que Minho casi le creía.

— ¿Seguro? Digo... —miró sin ningún disimulo sus piernas descubiertas— Yo no creo lo mismo.

— ¡No soy pasivo, Minho! Soy un macho activo.

— ¡Pues yo también soy activo!

Se miraron un largo, muy largo rato observando sus ojos, ignorando sus hinchadas entrepiernas y el calor que todavía rondaba por sus cuerpos, desafiándose silenciosamente antes de hablar al unísono.

— Esto no va a funcionar.

Minho elevó dos dedos a su tabique para masajearlo poniendo una mano en su cadera, mientras Jeongin inflaba sus mejillas y soltaba el aire en un bufido desconforme.

— A ver, estoy caliente ahora mismo y me dices que no vas a dejarme follarte...

— Ni en tus más húmedos sueños —respondió cruzándose de brazos—. Yo no recibo, yo doy.

— ¡Déjame follarte, Jeongin!

— ¡Déjame follarte, Minho!

— ¡Yo no recibo, Yang!

— ¡Pues yo tampoco, Lee!

Minho lo pensó unos segundos mirando sus ojos antes de decir;— ¿Seguro que no eres pasivo? Digo, esas piernas y ese trasero...

— Mira quién lo dice —rió sin gracia—. Con esa cara y esas piernas delicadas...

— ¡Son piernas de deportista!

Jeongin rió con ganas.— Ya, Minho-hyung~ Déjame follarte contra la pared.

— Tú déjame follarte sobre la mesa del comedor.

— ¿O prefieres en la ducha?

— Tú en cuatro, yo en dos.

— Tú pidiendo por más y yo dándote duro.

— Ya te escucho gimiendo Oh, Minho-hyung, más rudo, ngh~ —agudizó su voz más de lo necesario haciéndole fruncir el ceño—. M-Minho... joder sigue así... ngh.

Ah, J-Jeongin-ah, no pares, sigue, sigue —habló del mismo modo—. Ahí, ahí... duro, Jeonginnie.

¡No tengas piedad, Minho-hyung~ Rómpeme en dos!

— Sólo me estoy excitando más.

— Yo también.

Volvieron a quedarse en silencio observando directamente sus ojos; el calor aumentando entre sus cuerpos.

— Buena paja —Jeongin había dicho antes de darse vuelta comenzando a caminar hacia su habitación.

— Amén —Minho le imitó caminando hacia el lado contrario—. ¡Córrete pensando en mí, mientras te penetro con fuerza!

— ¡Piensa en mí rompiéndote el culo contra la pared!

— ¡Voy a follarte el culo, Yang Jeongin! ¡Vas a ser mío!

— ¡No si yo lo hago primero, Lee Minho! ¡Tú vas a ser mío!

Y así ambos cerraron las puertas de sus habitaciones para atenderse por sus propias cuentas.

Mudarse juntos parecía ser una gran idea, eso hasta que de pronto las cosas se tornaron... comprometedoras.

Jeongin no quería ser el pasivo.

Minho se rehusaba a dejarle ser activo.

Ambos querían ser activos.

── you'll be mine !Donde viven las historias. Descúbrelo ahora