Capítulo 1

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Yoongi tenía una mano en el volante mientras la otra viajaba constantemente al asiento del copiloto para revisar el obsequio que le llevaba a su esposo.

Seung Bae le había pedido hace varios días una pulsera de Cartier, era bastante cara porque solo se podía quitar con una llave especial que únicamente tenían en las tiendas oficiales de la marca.

Hace rato había quedado de comprársela pero habían habido muchos problemas en la organización y tenía varios trabajos sin terminar. Ese día Hoseok, su mano derecha, lo había cubierto en algunos asuntos y por fin tuvo algo de tiempo para ir por la pulsera.

En cuanto llegó a la casa, un grupo de guardias lo rodeó y lo acompañó hasta la entrada. Cruzó la puerta y Namjoon se acercó a él para hablarle de un envío de cocaína proveniente de Rusia, pero él le hizo una seña con la mano indicándole que dejaran el tema para después. Entonces caminó directamente al ala de la mansión destinado a su residencia.

En la puerta que daba inicio a esa parte de la casa, dos guardias estaban parados, custodiando. Después de ese punto no se encontraría a nadie más, pues todos tenían expresamente prohibido entrar a la privacidad de su hogar a menos de que fuera una urgencia de vida o muerte.

En cuanto cruzó el marco, el silencio lo envolvió por completo. Se quitó los zapatos y caminó por las habitaciones buscando a su esposo. No lo encontró.

Bajó las escaleras para seguir su búsqueda en la planta baja. Fue directamente a la piscina privada. Había mandado construir un jacuzzi cerca a la piscina solo para él, pues le gustaba estar en el agua caliente.

Apenas entró en la habitación, se arrepintió profundamente. Yoongi sintió que un dolor sordo le atravesaba el pecho impidiéndole respirar. Cerró los ojos y le rogó al universo que aquello fuera solo una pesadilla, pero cuando volvió a abrirlos, la escena seguía tan nítida como antes.

Seung estaba en el jacuzzi, pero no estaba solo. Shang, uno de sus guardaespaldas, estaba con él. Más específicamente, dentro de él. Los gemidos de su esposo llenaban todo el lugar, acompañados por el chapoteo del agua y el sonido de las pieles de ambos chocando.

Sus ojos se llenaron de lágrimas y salió de la habitación. Se sentó en uno de los sillones que había en el pasillo y puso la caja de Cartier a su lado. Media hora después, Seung Bae salía junto a su amante entre risas y besos. Cuando vieron a Yoongi, se separaron rápidamente e intentaron disimular.

—Yoonie. No esperaba que llegaras tan temprano.

—Eso veo —dijo el jefe criminal mientras pasaba la mirada de su esposo al amante de este.

—No es lo que crees, Yoonie. Yo... puedo explicarlo —dijo Seung con voz temblorosa.

—Adelante —Yoongi se recostó en el espaldar de la silla y los observó con una mirada gélida.

—Es que... me torcí el tobillo... Y Shang me estaba ayudando a entrar al jacuzzi.

Su esposo lo miró con una ceja levantada.

—¿Te estaba ayudando a entrar al jacuzzi... o estaba entrando en ti?

Los acusados abrieron mucho los ojos y lo vieron con miedo.

—Yoongi yo...

—Silencio —lo cortó el pálido—. No tengo intenciones de escuchar tus mentiras.

—Discúlpeme, jefe...

—¡Cállate! —le gritó Yoongi, finalmente perdiendo la paciencia—. Si no pretendo escuchar las excusas del supuesto amor de mi vida, mucho menos pienso hacerlo de un pobre imbécil. Deberían agradecer que no les he puesto una bala en la cabeza.

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