Extra

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Liss. 

Había dejado a Omer dormir un rato más, Adam tenía la costumbre de levantarlo temprano, pero ni siquiera Diana estaba despierta, a las ocho de la mañana de la mañana.

Cuando pasaron las nueve y media de la mañana subí a la habitación de Omer y me sorprendió que él ya estaba despierto.

Estaba bañado, tenía la ropa bien puesta y estaba pintando algo.

Adoraba saber que mi pequeño tenía aires artísticos.

-¿Qué haces despierto?- pregunté.

-Estaba pintando, mira.- me mostró su hoja.- somos mi hermana y yo.

Sonreí al ver que había dibujado a Diana junto a él con un atardecer de fondo, algunas flores y la casa atrás.

-Te quedó muy mono.

-¿Crees que le guste?- preguntó.- Hice a mi hermana con su cabello ondulado y despeinado.

-Claro que le va a gustar cariño

Me hacía mucha gracia escuchar a Omer hablar con un acento parecido al de Adam combinado con el mío.

-¿Quieres desayunar?

-¿Mi hermana ya está abajo?

-No cielo, será mejor que la dejemos descansar.

-Vale.

Ambos bajamos a la cocina y le serví un poco de cereal y leche, luego de comer él subió a su habitación y allí se quedó unas horas.

Adam estaba haciendo el almuerzo mientras conversábamos.

Es como una rutina que tenemos, cuando él cocina, yo observo mientras hablamos o viceversa.

-Diana ha estado triste desde ayer, me contó que Tom y ella terminaron.- me dijo.

Supongo que no sabe la verdad.

-Tal vez solo tiene el corazón roto, hay que dejarla lidiar con eso hasta donde pueda, ya luego intervendremos si es necesario.- le dije.

Siempre he pensado que los corazones rotos se curan uno mismo, pero, hay excepciones donde un corazón roto lo cura un corazón alegre.

Cómo lo fue en el caso de mi sobrino y Diana.

La diferencia es que él no tenía el corazón roto por una pareja, él lo tenía roto por culpa de su madre; sin embargo, se animó a abrir su corazón y tratar de quererla

Lo cual tratar fue muy fácil, según lo que él me dijo, ella se encargó de hacerlo sentir en casa, ese lugar donde sabes que puedes ir cuando estás cansado.

Justo como me siento con Adam.

-Tengo hambre.- dijo Omer mientras entraba a la cocina.

-Ve a despertar a tu hermana.- le pidió Adam.- Ya está casi listo el almuerzo.

-Si señor.

Mi pequeño salió corriendo y vi a Adam sonreír.

-¿Qué?- pregunté.

-Me recuerda a Diana, solía hacer eso mismo cuando estaba pequeña, a veces siento que la vida me está dando otra oportunidad para mejorar con Omer.

Estuve a punto de hablar, pero él me interrumpió.

-Si querida, ya sé que eso no va a remendar mi error con Diana.

-Tal vez ella solo quiere que te disculpes.

Pasos de Febrero.  (#1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora