Día Caótico.

30 4 0
                                    

Capitulo 19.
1/2.

Domingo 14 de febrero.

Abrí mis ojos con pesadez como todas las mañanas, los rayos de sol que se colaban por mi ventana, me hicieron despertar.

Me estiré un poco en mi cama hasta que alcance mi celular, lo desconecte del cargador y lo encendí.

Revise la hora y eran las ocho de la mañana.

Lo primero que hice fue escribirle a Tom.

Diana: ¡Buenos días!

Tom: Buenos días, preciosa, ¿Cómo dormiste?

Diana: Bien, me quedé dormida, apenas toque la cama:3

Tom: Me alegro mucho preciosa.

Diana: Me voy a bañar para ir a tu piso, ¿Marc está allí?

Tom: Nou.

Diana: Entonces paso por Marc y vamos a tu piso.

Entre al Chat de Marc y le marqué.

Dos, tres pitidos y al cuarto respondió.

-Es domingo, ocho de la mañana ¿¡Quién carajos molesta!?

-Arriba grandulón, hoy vamos a donde mi papá.

-Ah, Diana. Buenos días.

-Buenos días, prepara tu bolso con una muda de ropa y un traje de baño, paso por ti en quince minutos. - Colgué.

Era mentira, no llegaría en quince minutos.

Sin embargo, me levanté de la cama y me metí a la ducha, salí rápidamente y me puse algo cómodo para el viaje. - que olvidé decir, son dos horas y media, ups. - me coloque unos pantalones cortos y una camisa naranja.

Tomé mi bolso del colegio, saqué todos los libros dejándolos perfectamente en la mesa.

Metí ropa interior y la figura de Marc.

Tal vez le pediría a papá que la envolviera.

Me coloque mis zapatos, tomé mi bolso y salí de mi habitación.

Me detuve en la puerta y me dirigía a una de mis gavetas sacando la cajita con el collar de Tom, lo metí en mi bolso y suspiré, baje las escaleras y no encontré a John allí, así que solo seguí caminando hasta salir del edificio.

Empecé a trotar hasta la casa de Marc y en menos de diez minutos ya estaba allí.

Al menos me mantenía en forma.

Toque el timbre agitada y Marc me abrió la puerta con una sonrisita, salió de la casa y ambos caminamos hasta su camioneta aparcada afuera de su casa.

Camino al piso de los chicos estuvimos conversando hasta que le explique lo que haríamos.

-Ustedes dos son... Con razón se gustan, son igual de maliciosos. - dijo con una risita.

-¿Quién te dijo que nos gustamos? - me sonrojé.

-Nadie, nadie.

Estacionó frente al piso y ambos bajamos.

-Habló en serio, a mí no me gusta. - dije

-Deja de mentirte, si hasta te pones nerviosa.

-Sí... Pero es qué. - jugué con mis dedos. - ¡Cállate!

Sé salvo qué no traía mi bolso conmigo, puesto que lo dejé en su camioneta, porque si no, le hubiese dado con todo, salimos del ascensor y caminamos hasta la puerta, toqué con mis nudillos y Tom la abrió unos segundos después.

Pasos de Febrero.  (#1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora