CAPITULO I TIEMPOS DE AMOR, PARTE 3

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EL SOL Y LA MUJER MULTICOLOR ☀♥

­ "Desde siempre tus bellos ojos cautivaron ese lado amoroso que yacía escondido en mí, una fracción se escuchaba extinta en los cantares de mi corazón; en la cual mi alma no tiene arrepentimientos en gritar que he muerto. Cuando la luna y el sol bailaron abrí mis perlas para admirarte una vez más y con ello, enamorarme para siempre de ti, ¡oh! Mi dulce y condenada princesa permíteme regocijarme ante vuestro querer a merced de mis borrachas cartas de verano."

Una penumbra de fríos paralizantes era testigo de la pasión de unos jóvenes enamorados, felices, dichosos y entregados el uno para el otro. Él portaba un elegante traje color carbón, un sombrero clásico y zapatillas bien lustradas; ella, un largo vestido pomposo de un turquesa tan hermoso como el cielo en su máximo elixir de juventud, unos tacones que daban porte y empoderamiento a esa figura tan femenina.

Juntos iban caminando en una sincronía tan magnifica por el centro de su pueblo, Lady abrazaba el gran antebrazo de Icarus y este, con su mano derecha, rodeaba la delicada espalda de la mujer de su vida.

—Hoy serás mía para siempre —Pensaba Icarus mientras caminaban.

—¿A dónde me llevas? ¿Si sabes que hoy es nuestro aniversario? —Interroga ella galantemente —Te llevaré a un lugar muy especial —Respondió Icarus misterioso. —Hoy te haré mía para toda la vida —Lanzó él muy coqueto mientras lady sonrojaba sus cachetes.

De repente Icarus deja de caminar y toma de la cintura a lady y la levanta varios centímetros del suelo, luego, comienza a girar sobre su propio eje. Ambos parecían un mágico trompo adornando las pobladas calles de aquel lugar, reían y reían a carcajadas demostrando su amor, todo era fantasioso, lucía a cámara lenta en un disfrute que asimilaba a la danza de dos aves amándose. Flores y flores caían lentamente en todas direcciones y por supuesto, ambos enamorados se miraban fijamente sin pestañear, admirándose unos a otros, entendiendo que a pesar de todas las dificultades que han tenido que superar están para ellos mismos, para amarse, protegerte y entenderse sin importar las adversidades.

Icarus se detiene y se arrodilla para amarrarse un cordón de su zapatilla; Por otra parte, Lady contemplaba el paisaje a su alrededor, estaban en frente de un restaurante enorme y majestuoso, con lujosos acabados en la más fina madera y oro puro, tenía mesas de cristal en sus interiores, unos acabados en mármol fino, con cuarzo y rubíes decorando la recepción principal.

—Esto es fantástico, no tengo palabras para describirlo —Dijo asombrada y con una sonrisa de oreja a oreja mientras veía todo el paisaje. —Lady —Comentó Icarus.

Icarus, de rodillas bajo la luna llena, en medio del frio y al frente del lugar más ostentoso de su pueblo dijo con cabalidad.

—Esta noche quiero entregarme en cuerpo y alma a ti, tú mi dulce amada, no seré el hombre más perfecto, ni el más justo, ni el más amoroso. Aquí y ahora bajo esta romántica velada me declaro enamorado de ti, de tu cuerpo, de tu sonrisa maravillosa, me declaro esclavo de tu amor y te declaro esclava de nuestro sentimiento. Te confiero el título de princesa de mi corazón, en la única mujer que alguna vez he amado, te confiero el título de la sonrisa perfecta, la mujer más humilde y el rubí más codiciado.

Hoy serás, si así lo aceptas, lo más importante, bello y puro que alguna vez amaré, te daré todo, un bosque encantado, un sol endemoniado, una luna romántica que a ratos llorará por los dos. Yo, Icarus, un hombre sin apellido y sin un pasado claro, hijo de un padre fallecido y por una madre que me ha abandonado. Yo, soy tu más grande caballero, te ofrezco el mayor de los cielos. Por eso mi dulce joya hermosa, mi rosa favorita ¿Quieres ser mi señora por el resto de mis días? ¿Quieres vivir en armonía junto a este noble servidor? ¿Quieres ser la luz en esta noche tan opaca llamada existencia? —Comentó Icarus mientras lágrimas brotaban de sus ojos.

—Me... Me encantaría —Dijo penosa. —Lady se abalanza sobre Icarus y se funden en un cálido abrazo.

Esa gélida noche sellaron su amor con un apasionante beso y juraron mutuamente amarse sin reparos.

Icarus se encontraba en el sofá del salón principal de su mansión, aparentemente era un simple sueño, quizás uno más del monto; sin embargo, al despertarse se percibía vacío, faltaba algo en su corazón.

Icarus estaba boca arriba, sus manos tenían sus dedos entrelazados y sus antebrazos decoraban el ancho de su pecho, él se sentó en su sofá, se sentía mareado y algo cansado.

—¿Y lady? —Indagó así mismo mientras estiraba sus muñecas. —Icarus miraba en todas direcciones buscando algún rastro de su esposa; entre tanto, una fuerte lluvia se caía fuertemente a las afueras de su hogar —Sin duda no es una buena mañana para hacer senderismo. —Dijo burlón mientras se ponía en pie. —¡ah! —exclamó dolosamente debido al intenso dolor en sus cuádriceps. —Quizás solo fue a dar un paseo —Pensó él consternado por la situación.

Icarus esperó y esperó, fueron dos horas y quizás cinco más, eran las diez, las doce y ella sin aparecer, su intranquilidad a la par que sus pensamientos no le permitían conciliar el sueño ¿Dónde habrá ido? ¿Estará bien? ¿Qué ha ocurrido? ¿A dónde fue? Preguntas y preguntas flotaban en su cabeza. Había una melancólica heladez en toda esa tristeza; tal cual, como si miles de ángeles le susurraran a leguas que su amada jamás volverá. 

Hola a todos!!! muchas gracias por leer hasta aquí ¿A dónde ha ido lady? ¿Qué será de su futuro? Muy pronto lo veremos. 🌹🌹🌹🌹

 Autor: Alexander Vásquez 

By: Vittorio_vsz 

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