Capítulo 10: Inquietud.

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—Entonces, primero Haechan llegó con Chenle, luego fue invitado al evento más importante de Corea, y por último invitó a Sungchan —resumió Renjun—. Este día ha sido de muchas sorpresas.

—No, no invitó a Sungchan. Prácticamente le dijo que iba a ir con él —lo corrigió Jaemin entre risas.

—¡Cómo si se fuera a negar! Aunque por lo pálido que estuvo Sungchan, no se sabe —aportó Yangyang desde el sofá en donde estaba.

Los recién llegados de la misión fueron a sus habitaciones a descansar luego de enterarse de la gran noticia, mientras que los menores se reunieron en la habitación de Jaemin para jugar antes de ir a dormir.

Los jugadores Jungwoo y Jeno estaban desde hacía minutos pulsando botones al azar para intentar ganarle al otro mientras sacaban risas a los demás.

Principalmente iban hacia la Chenle, pero el chino se disculpó diciendo que estaba muy cansado y que prefería dormir en lo que le quedaba del día, y por sus ánimos tan apagados, no insistieron más. Jisung fue con Chenle para acompañarlo hasta que se durmiera.

Tocaron la puerta y la persona de la cual estaban hablando, apareció en la habitación, con la pregunta de si se podía unir a ellos.

—¿Y lo preguntas? ¡Pasa, pasa, siéntate aquí! —lo llamó Lucas, corriéndose un puesto para quedar al lado de Yangyang y dejarle a Sungchan el lado izquierdo del sofá.

—Jung Sungchan, ¿qué se siente haber sido invitado al evento más valioso de toda Corea? —preguntó Renjun desde la cama mientras tomaba su teléfono para usarlo como micrófono.

El nombrado se sonrojó, encogiéndose un poco en el sofá e intentando que su 1,90cm pasara desapercibido mientras que todos los pares de ojos lo miraban.

—Nervioso.

—¿Por Haechan o por el lugar de la cita?

—Los dos. Quiero hacer lo mejor posible por Haechan, que se sienta cómodo conmigo e impresionarlo, pero creo que yo estaré más nervioso que él por ir a ese lugar.

Lucas estiró su mano para rodearle un hombro y apretarlo contra él.

—Todo irá de maravilla, si Haechan te invitó es porque se siente bien con tu compañía, y creo que eso es lo único que importa mi amigo. Solo tienes que mostrar su mejor encanto para conquistarlo —Lucas le enseñó su pulgar arriba para darle ánimos, lo que hizo sonreír a Sungchan.

—Lo que dice Xuxi es cierto —acotó Jungwoo lleno de felicidad por haber ganado contra Jeno—. Lo que necesitas es un buen traje y enseñar tu caballerosidad. Todos esas personas importantes no importan, es tu cita, no la de ellos.

—¿Y el rencor a Haechan en donde quedó? —Jungwoo golpeó en el hombro a Renjun, haciéndolo reír—. ¿Qué? Hace unos días no podías verlo ni en pintura.

—Cocina rico —fue lo único que dijo antes de excusarse diciendo que iría a beber agua en la cocina.

—Siguiendo con lo que dijo Jungwoo. Te ayudaremos a que sea una hermosa cita, te daremos tips para que la pases de maravilla y claro, yo me encargaré de la vestimenta. Mañana iremos de compras.

—¿Mañana? —preguntó Sungchan—, pero el evento es en…

—Mañana dije.

Sungchan tragó fuerte, asintiendo rápidamente y después se intentó relajar en el sofá. Iba a tener la ayuda de sus amigos, así que podía decir que todo saldría bien.

༺༒༻

Johnny dio la orden de pasar a la persona que estaba tocando su puerta. Mark entró y luego le preguntó que si interrumpía, a lo que el mayor respondió que no y eso fue suficiente para cerrar la puerta detrás de él y adentrarse a la habitación.

—No es muy usual que estés en mi habitación a esta hora, ¿sucede algo? —el mayor expresó su preocupación que fue calmaba por la negación de Mark.

—Solo quería preguntar algo, pero no sabía si esperar hasta mañana.

—Habla —Johnny le señaló la cama por si se quería sentar, pero el menor fue directo a la silla que tenía en la habitación.

—¿Qué es la Taquipnea? —Johnny frunció el ceño un momento ante la curiosidad de Mark sobre medicina pero luego respondió.

—Es la aceleración anómala de la frecuencia respiratoria.

El canadiense asintió, colocando sus codos sobre sus rodillas e inclinándose un poco hacia adelante mientras jugaba con sus dedos.

—¿Y la Amnesia Anterógrada?

—Es cuando la persona no recuerda hechos antiguos, más sí puede conversar memoria de los recientes.

—¿La Taquicardia es cuando el ritmo cardíaco se acelera, no?

—Por encima de los valores normales, sí —Johnny se acomodó en la cama, dejando el libro que tenía entre sus manos en su regazo y se subió al puente de la nariz los lentes de lectura que usaba—. ¿Puedo preguntar, Mark, a qué se debe estas preguntas tan específicas?
El canadiense miró hacia el techo y Johnny vio duda en sus ojos antes de que se dignara a hablar. Mark parecía intentar elegir las palabras correctas para explicar el caso.

—Alguien me dijo que un día le dio Taquicardia, Taquipnea y Amnesia Anterógrada.

—¿Esa persona padece alguna enfermedad?

—No… que yo sepa.

—Bueno, yo por ejemplo no usaría esos términos médicos en una conversación cotidiana. Pero puede que a aquella persona se le haya acelerado el corazón por algún evento y en consecuencia también la respiración —el mayor movía las manos para acompañar su explicación mientras que Mark lo escuchaba con atención—. Hay veces que por ciertas emociones nuestra mente olvida por momentos lo que ha sucedido y solo se concentra en lo que tenemos delante, puede ser por sorpresa, shock.

—Imagínate en tu cumpleaños —siguió Johnny después de un silencio—, te has levantando como un día más y de repente tu madre llega con un regalo, el que siempre has querido. De la emoción se te acelera el corazón y respiras muy rápido. Cuando ves el obsequio olvidas todos los años anteriores y solo recuerdas que ese día es tu cumpleaños y que tienes en tus manos la mayor reliquia de tu vida.

—Te puedo asegurar que esa persona no recibió un regalo ese día —comentó más para sí mismo que para el mayor y Johnny movió su cabeza a los lados.

—Es hipotético, Mark, puede suceder en varias situaciones respecto a la emoción que sentimos. También podría darse cuando ves a la persona que te gusta en la escuela ¿sabes? Ese sentimiento en donde tu corazón bombea rápido, la respiración se te acelera y olvidas todo lo que aprendiste desde hace días para el examen. Pero nuevamente, no creo que ese sea el caso de Haechan.

El canadiense asintió mientras miraba al techo sin comprender realmente lo último dicho por el mayor. La mitad de su mente se había ido en pensamientos y la otra estaba presente para responder.

—No, no lo es… —Mark bajó la mirada, con los labios algo abultados y el entrecejo fruncido—. ¿Haechan? Nunca dije…

—Mark, viniste a media noche a mi habitación; se nota que llevas tiempo pensando en ello, no me dijiste el nombre de la persona, lo cual es raro porque siempre lo dices, eres un libro abierto y nadie más que Haechan usaría esos términos técnicos en este edificio, ni Xiaojun —el canadiense abrió la boca e intentó buscar la manera para contradecirlo, pero todas sus bases eran ciertas, por lo que al final la volvió a cerrar para que el otro continuara—. Te conozco Mark, eres lo más cercano a un hermano menor y lo sabes. ¿Creíste que no me daría cuenta?

El aludido suspiró derrotado y se acomodó en la silla, contándole todo lo que escuchó del moreno tal cual se lo había dicho. Obvió el cómo y cuándo se enteró de ello y solo pasó a la explicación de ese día. Esta vez fue turno de Johnny para oír lo que tenía para decir y comprender el nerviosismo que cargaba Mark al hablar del tema.

—Mi abuelo siempre decía que las casualidades no existen. Y creo que esto es una prueba de ello —comentó Johnny con asombro.

—¿Por qué? ¿Por qué Haechan reaccionaría de esa manera? —se notó en su voz un interés por el nombrado que hizo al mayor esbozar una sonrisa.

—Escucha Mark, Haechan es un chico que no conoce el afecto y el hecho de que llegue un extraño a tomar su mano y a decirle que todo estará bien mientras le dirige una pequeña sonrisa… —se encogió de hombros—, creo que esa sería la reacción más normal que tendría, puede que hayas sido la primera persona en dirigirse a él de esa manera.

—¿Y Jake?

—Según lo que sé, ese muchacho llegó a Neo después de aquella misión, por las fechas. Haechan no me ha comentado nada al respecto, pero Taeyong dice que hay veces que se le pasa en su habitación todo el día intentando recordar datos de JeongHyuk porque es la única persona que podría saber el paradero de él. Haechan le ha proporcionado información a Taeyong sobre ubicaciones y edificios en dónde el gobierno jamás buscaría, pero aún así no han dado con ninguno de los dos. Por eso es que el líder ha estado muy ocupado.

—Me atrevo a afirmar —prosiguió— que Haechan debe de tener algún tipo de relación con Jake para buscarlo de esa manera, me parece que para él, Jake es importante.

Mark se levantó, Haechan no es el monstruo ni el robot que le hicieron creer. Él solo… necesita a alguien que entienda eso.

Hizo una pequeña reverencia como agradecimiento, indicándole a Johnny que había terminado con su ronda de preguntas y le agradeció antes de salir casi corriendo de ella.

༺༒༻

—¿Qué puedo hacer?

Mark daba vueltas en su silla mientras mordisqueaba el mango de goma del destornillador que tenía en la mano derecha. En el escritorio delante estaba lo que quedaba de su lámpara de cinco bombillas que se había apagado de repente.

Estaba armando unos planos desde hace más de tres horas con el fin de crear un regalo para Chenle a causa de su cumpleaños. Solo tenía un mes y medio antes de que tuviera al chino en su puerta mientras exigía su obsequio.

La idea de la ausencia de Chenle, quién había pedido el permiso para tomarse unos días mientras le daba la noticia a su familia, no le producía ningún gusto. Pensó en ofrecerse para acompañarlo en el viaje, pero luego de escuchar que se negó a la ayuda de Jisung, siendo este su mejor amigo, prefirió simplemente abstenerse a preguntarle. Solo le deseó suerte y le ofreció su hombro si lo necesitaba a su llegada.

Así que ahora tenía en mente preparar un regalo digno de lo que el chino, a pesar de sus conductas irremediables, se merecía.

Pensó en las opciones que tenía para reparar aquella lámpara que había sido su compañera desde la primera vez que pisado su habitación actual en Neo, pero en cuanto se fijó en la hora que marcaba la una y media de la madrugada, supuso que era mejor dejar la tarea para cuando se despertara en la mañana.

Se levantó de la silla, estrujando su ojo izquierdo y dejó el destornillador en la mesa. Se dio la media vuelta en medio de un bostezo y pudo identificar una silueta en el umbral de la puerta., haciendo que respingue en el lugar donde estaba parado.

—Paralelo.

—¿Desde cuándo estás ahí? —dijo luego de parpadear para disipar las lágrimas de sus ojos y poder ver mejor.

No había hablado con Haechan desde hace algunos días, solo lo veía a las horas de la comida y de vez en cuando se lo encontraba en alguna de las salas o por los pasillos.

La verdad era que tampoco tenía algún tema en específico qué conversar con el moreno y aún estaba debatiéndose entre indagar más sobre la “enfermedad” de aquel día o no, así que por los momentos no irrumpía al verlo hablando con Jeno o Sungchan.

—No escuché la puerta —admitió con sorpresa antes de que el chico le contestara a la pregunta.

—No estaba cerrada.

—Oh —soltó intentando hacer memoria para luego descubrir que no estaba seguro de haberla cerrado, así que podía dar crédito a las palabras de Haechan—. ¿Qué haces por aquí a estas horas?

—Estaba con Jeno.

Bueno, eso tenía sentido. El chico compartía piso con Mark, probablemente al moreno se le había hecho tarde y apenas de iba a su habitación.

—Espera… ¿dijiste paralelo? —Haechan asintió y señaló la lámpara—. No, no creo que la lámpara tenga una conexión paralela, está en serie.

—Por ello.

Mark encarnó una ceja y le hizo señas al chico de que entrara, asegurándose esta vez de cerrar la puerta. Fue hacia el fondo de la habitación para quitar unas herramientas de otra silla y la trajo consigo al escritorio, invitando al moreno a tomar asiento en la misma en donde él había estado anteriormente.

—Ahora, ¿podrías decirme a qué te refieres exactamente? —Mark se sentó en la silla que había traído y quedó a un lado de Haechan.
El moreno en vez de contestarle, comenzó a observar el cableado descubierto de la lámpara que Mark tenía, y así como él, descubrió una pequeña afección en la unión entre el cable y el socket del primer bombillo que por suposición, no permitía que la electricidad pasara hacia los otros bombillos.

—¿Quieres arreglarlo?

—Sí.

—Puedes cambiar el circuito en serie del bombillo a uno paralelo, para que la interrupción de uno no perjudique la circulación de los demás —comentó Haechan de forma normal, señalando el defecto del cableado que había conseguido—. Si un socket se daña, basta con reparar la única, y no el cableado completo.

Mark asintió con vergüenza, dándole la razón. Se recriminó internamente por su falta de creatividad. Le echó la culpa al montón de información que había acumulado en su mente estos últimos días e impedían que pensara algo tan sencillo como eso.

—Yo… he creado un circuito desde cero, más no he pasado de uno a otro. De verdad no lo había pensado de esa forma. ¿Tú lo has hecho?

—No, solo lo he leído en un libro.

El canadiense volvió a asentir.

—Supongo que puedo intentarlo, gracias —el canadiense le sonrió, y el otro respondió al agradecimiento para luego levantarse, deseándole buenas noches y que disculpara su interrupción—. Haechan —lo llamó en el último segundo antes de que el susodicho pasara la puerta—, ¿te gustaría ayudarme? Un par de manos extra me servirían.

Además de manos extra, se trataba de querer oír más de lo que el moreno le había comentado de la situación. Estaba alegre de escuchar que él no era el único que pronunciaba esas palabras como si fuera un tema trivial.

Por lo general no hablaba de sus inventos con sus compañeros en Neo ni mucho menos de la forma en la que los realizaba. Prefería sus rostros de alegría cuando ya tenía el invento listo a ver las caras de aburrimiento al pronunciar palabras que a los demás les parecían “raras”.

Así que en el momento en el que Haechan aceptó ayudarlo, su sonrisa se enganchó y sin mirar de nuevo la hora, su cerebro se puso en marcha para intentar la recomendación del chico.

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Fascinado, era la palabra exacta que podría describir a Mark en esos momentos. Luego de unos minutos, se dio cuenta que Haechan permanecía a su lado, concentrado en la tarea que estaba realizando y con una serenidad que le refrescaba el poco estrés que se le comenzaba a acumular en el entrecejo.

Cualquiera de los otros chicos ya se hubiera quejado al pasar los minutos del silencio en la habitación y caminaría de un lado a otro con una intranquilidad que rebasaría la paciencia de Mark, desconcentrándolo en el proceso e impidiendo que continúe su tarea.

Tal vez por eso había pedido un piso para su laboratorio. Necesitaba toda la tranquilidad y el espacio posible para poder llevar a cabo todos los planos que tenía en mente.

Y ya estaba acostumbrado a parar su trabajo cuando tenía a alguien cerca.

Así que descubrirse en esa situación actual, le producía una gran cantidad de alegría y confort que no podía describir con exactitud.

—Gracias —habló en voz baja, casi susurrando pero lo suficientemente fuerte como para llamar la atención del moreno.

El chico levantó la vista, y Mark tragó más fuerte de lo que debería haber hecho.
No sabía si eran imaginaciones suyas por la falta de sueño o podía percibir un reciente brillo en los ojos de Haechan, que siempre carecían de cualquier iluminación.

La primera opción se veía la más racional, pero la segunda le producía cierto sentimiento de felicidad. Le gustaba pensar que Haechan estaba adaptándose a los comportamientos que ellos tenían y a su vez, los empezaba a expresar de la misma forma.

Sin embargo, la mirada del chico, que sentía que podría traspasar lo si así quisiera, fue lo suficientemente profunda como para apartar su vista de allí y enfocarse en la tarea que estaba haciendo.

Según su opinión, estaban tardando más de lo que su mente había maquinado. Sabía que su incompetencia se debía a los pensamientos y vistas dirigidos al moreno, pero esperaba que el otro no se diera cuenta de su falta de productividad en aquella misión.

Y si se dio cuenta, no lo dijo.

Para cuando ya habían terminado y probado que efectivamente si pudieron cambiar el circuito y la distribución de energía le llegaba a cada bombillo, Mark subió la vista hacia su reloj de pared que ya marcaba las cinco de la mañana.

Cinco de la mañana.

Haechan lo había acompañado hasta las cinco de la mañana.

—¡Es muy tarde! —exclamó—. Lo siento. No pensé que nos llevaría mucho.

—No se puede dejar una tarea a medias, por muy tarde que sea —comentó, viendo la lámpara que habían hecho con tanto esfuerzo.

—No, no deberíamos. Pero se me ha pasado la hora, debemos dormir, aunque sea un poco —se levantó para buscar al fondo de la habitación una papelera de cartón que había hecho para estos casos—. Taeyong-Hyung me matará si se entera que te retuve casi una noche completa —dijo lo último para sí mismo intentando que Haechan no lo escuchara.

Tampoco quería alarmarlo para que pensara que estaba incumpliendo alguna regla y que debía recibir algún castigo por ello. Ya había aprendido mucho de cómo medía sus palabras a la hora de nombrar a Taeyong delante del moreno.

—Está bien, no debes preocuparte por ello —le respondió cuando el canadiense volvió y le arrebató la caja que traía entre las manos—. Yo limpiaré la mesa.

En menos de media hora ya habían limpiado la habitación en conjunto y las cinco y media de la mañana se había presentado.
Mark cayó sentado en la cama con cansancio y le dirigió una sonrisa al chico.

—Gracias, Haechan.

—Has dicho “gracias” muchas veces.

—Supongo que estoy feliz, este es un nuevo éxito que pienso aplicar de ahora en adelante —le señaló la lámpara con la mano y luego la bajó.

Haechan asintió y se palmeó el mono que tenía para después dirigirse hacia la salida de la habitación.

—Ya debo irme, buenas noches
.
—¿Dormirás?

El chico negó con la cabeza.

—Iré a la habitación de mi señor a preguntar si necesita algo.

—No has descansado nada. Si te preocupa puedo hablar con Taeyong-Hyung, él entenderá que debe dejarte unas horas más antes de comenzar el día.

—No lo necesito.

—Sí lo haces.

—No, no lo hago.

—Yo… lo siento, fue mi culpa.

Haechan negó con la cabeza.

—No lo sientas —¿cómo lo podría decir lo siguiente? No conocía el término exacto para describir la experiencia vivida—. Esto…
El canadiense encarnó una ceja al presenciar el silencio.

—¿Qué?

—Esto… es como cuando los demás juegan a los videojuegos.

Mark parpadeó sin creérselo mientras veía a Haechan pasar por la puerta y cerrarla a sus espaldas.

༺༒༻

Mark bajó luego de dos horas de sueño al comedor, en donde ya habían varias personas charlando y otras que se imaginaba que estaban ayudando a Taeyong. Dio los buenos días antes de voltear hacia las puertas de la cocina que se abrieron de par en par.

Haechan apareció en ese momento con una bandeja de comida y se dirigió hacia la mesa.
No tenía un aspecto de zombie ni mucho menos cansado. No se le veía ni siquiera las ojeras que ya el mismo Mark debía tener marcadas.

Estaba fresco como una lechuga y el canadiense se sintió mal por él, porque presintió que aquella solo era un máscara creada por y para el beneficio de Sooman.
Así que cuando el moreno se devolvió a la cocina, fue tras él.

—Buenos días Hyungs. Vengo a ayudarlos —le dijo a Taeyong y a Kun con una pequeña sonrisa y luego vio a Haechan, que lo miraba con atención.

—Oh, bueno —Taeyong se quedó un momento en silencio, pasando el asombro—, podrías ayudar a Haechan a llevar las bandejas y creo que eso sería todo, lo demás ya está listo.
Le indicó las bandejas y Mark se apresuró a tomar la más grande para que el moreno llevara las demás.

—Estoy bien —escuchó una voz baja a sus espaldas cuando salía de la cocina.
Se encogió de hombros. Descubrió que no haría cambiar de opinión a Haechan pero lo mínimo que podía hacer por él era ofrecerle la misma ayuda que el chico le había proporcionado horas atrás.

—¡Ustedes! —se dirigió a los menores que estaban en el comedor—, Taeyong-Hyung ordenó a que lo ayudaran con las demás bandejas.

Parte de Dream y los menores de WayV se levantaron para pasarles por un lado e ir a la cocina.

—Mi señor no dijo nada —comentó Haechan a su lado al llegar a la mesa.

—Pero ellos no saben eso —le respondió, volteando hacia la puerta de la cocina en donde comenzaban a salir unos tras otros con las demás bandejas que quedaban. Haechan se iba a devolver cuando Mark lo tomó por el hombro—. Deja que ellos terminen, tú siéntate a descansar, supongo que no has tocado tu cama ni una silla.

—Pero mi señor podría necesitar…

—Yo iré con Hyung y lo que necesite lo haré —no dejó tiempo para una respuesta y se encaminó, pasando por un lado a sus compañeros y llegando otra vez a la cocina en donde Taeyong le comentó que el trabajo estaba terminado y que podían comenzar a comer.

En su regreso a la mesa pensó que hacía esto por sí mismo, se sentía mal por embarcar a Haechan en su experimento de media madrugada y ahora quería reparar los daños hechos.

Pero luego disipó ese pensamiento, si hubiera sido otra persona la de la situación, Mark no habría insisto más de una vez. Sin embargo, esta vez era Haechan, y con ese moreno extrañamente todo era diferente.

Agradecía que en las comidas no hubiera un orden específico, porque así no tendría que pedir la silla a uno de los costados de Haechan, sabiendo que él nunca había buscado un asiento a su lado.

Sin embargo, al sentarse a la izquierda del moreno, Jisung -quien estaba a su frente- frunció el ceño, aún así, no le comentó nada al respecto.

—Hae, jugaremos a las dos ¿quieres unirte? —le preguntó Sungchan mientras se sentaba al lado derecho del moreno.

El aludido asintió y fue el turno de Mark de fruncir el entrecejo. Haechan necesitaba descansar, no exceder el rendimiento de su cuerpo con un partido innecesario. Claramente Sungchan no sabía eso y el moreno no se había molesto en decirlo.

—No deberías —susurró Mark en dirección a Haechan—. Necesitas descansar Haechan, lo digo de verdad.

—La noche y la madrugada es el único tiempo para descansar —le respondió con el mismo tono bajo—. Dormir en el trascurso del día es un desperdicio que se podría usar para entrenar.

—Haechan, ¿estás cansado?

El moreno solo negó con la cabeza, siguió comiendo y a su vez, viendo a Sungchan que le relataba una historia que a vista del canadiense, era aburrida. Más sin embargo Haechan parecía muy absorto en la conversación.

El canadiense cerró los ojos por un momento mientras pensaba y los abrió e intentó colocar su mejor cara serena para evitar levantar sospechas a sus compañeros de que probablemente estaba a punto de sufrir un paro cardíaco.

Esperó a que el desayuno estuviera terminado para ir detrás de Haechan e interceptarlo en el ascensor antes de que el moreno saliera por el piso dos.

—No sé qué estás pensando Haechan, pero no está mal admitir que estás cansado. Es algo normal y humano —el moreno lo volteó a ver de reojo—. Puedes descansar un rato, puedes hacerlo antes de ir a practicar y así tampoco perderías tu tiempo.

—No puedo, debo practicar —el ascensor se abrió y el moreno salió de él, echándole un último vistazo a Mark.

—¿Haechan ha sido diseñado para ser una máquina de matar perfecta, cierto?

—Sí.

No estaba seguro de lo que iba a hacer. E incluso tenía en su mente un montón de razones por las cuales no debería hacerlo, pero otro lado de él le decía que era lo correcto.

“Él solo… necesita a alguien que entienda eso” Fue su conclusión después de la conversación con Johnny.

Mark no entendía en lo más mínimo a Haechan, aún no comprendía la complejidad con la que pensaba y las razones que tenía para actuar como lo hacía.

Tampoco creía que podría llegar a hacerlo, pero después de todo aquí estaba, y esperaba no equivocarse con sus decisiones.

—Entonces, ve al último piso del edificio Technology en dos horas —dijo antes de que las puertas se cerraran.

༺༒༻

Eran las once menos diez cuando estaba en medio del pasillo del último piso de Technology.

No llegó a ningún resultado en las últimas horas sobre la decisión imprevista que había tomado. Por ello, movía su pie en movimientos repetitivos mientras la hora se cumplía. Miraba al ascensor cada diez segundos y luego intentaba distraerse con la vista hacia otro lado, pero el pasillo tampoco parecía una obra de arte.

Estaba totalmente solitario y con una sola puerta de metal en la pared de la izquierda al final del paso.

—Mark, eres un idiota —se dijo, comprendiendo al fin la magnitud de la situación en la que pretendía meterse. Jamás, en su vida, había pensado que podría hacer esto con un miembro que no fuera Taeyong, o Johnny en dado caso. Hasta Kun le parecía más razonable.

Pero, por muy raro que suene en su mente, no quería darse la vuelta para cancelarle a Haechan el plan que tenía en mente. No estaba arrepentido de la decisión descabellada que había tomado y ese impulso le empezaba a producir cierto miedo.

Haechan apareció por el ascensor unos minutos más tarde, haciendo que su saliva se quedase atascada en medio de la garganta y tuvo que hacer un sobreesfuerzo para poder pasarla.

—No quieres estar aquí —confirmó Haechan después de darle un vistazo.

—No es eso… solo… acompáñame —cuando Haechan terminó de asentir, se dio la media vuelta para comenzar a caminar hacia la puerta dicha.

Tuvo que pasar por un proceso de escaneo de su mano derecha y el ojo el mismo lado. Luego de que su sistema de inteligencia artificial lo examinara, dio la orden que las puertas se abrieran de par en par.

Le hizo señas a Haechan para que entrara primero y luego él, la puerta automáticamente se cerró detrás de ellos.

Era un espacio que consistía en cinco mesas de forma horizontal acomodadas tres del lado izquierdo y dos del derecho, por el motivo de tener una cama individual al final del lado derecho.

Originalmente el espacio era más grande de lo que se veía, pero gracias a las maquinarias que Mark tenía trabajando no parecía así. De todas maneras, aún podía danzar libremente por el lugar sin sentirse asfixiado.

Entre las columnas de mesas, por el espacio que quedaba en el medio, había una silla grande y acolchada de color negro, y al final cerca de la cama se encontraba otra del mismo tamaño y color.

En la pared izquierda estaba la ventana de la cual Mark habló una vez. Era de un tamaño pequeño, casi medio metro y lo cubría, por lo que Haechan pudo reconocer, un vidrio blindado. Y como si ello fuera poco, tenía unos barrotes en el interior que no permitirían la entrada forzada, si es que alguien cupiera por ese espacio.

Y, de la pared del lado derecho, había un gran escritorio que daba hasta cerca de la cama con dos computadoras de mesa y una laptop. Arriba de ello estaba una pantalla que mostraba una cámara de seguridad que Haechan notó en el pasillo antes de entrar al espacio actual.

Las demás paredes estaban llenas de maquinarias acomodadas una a un lado de la otra para intentar tener el mayor espacio posible al moverse. Entre ellas, Haechan pudo ver un pequeño refrigerador y un sofá en la punta de la izquierda. Y, en las mesas, había restos, planos o lo que parecían ser construcciones de Mark a medio terminar.

—No es solo un laboratorio, es más un pequeño espacio para sentirme a gusto. Aquí vengo cuando tengo un mal día, porque en este espacio puedo ser Mark, no un agente a cargo de una sub-unidad que a veces ni entiende, este lugar está libre de reglas y perjuicios. Donghyuck —oyó que lo llamaba el canadiense, por lo que volteó al terminar de inspeccionar el perímetro.

—¿Por qué me llamas así?

—Porque ese es tu nombre. No el nombre de un asesino que fue criado de la manera más despiadada posible para obedecer órdenes a la perfección, él es Haechan. Y será Haechan de aquella puerta —señaló la de metal— para afuera. Aquí, en mi laboratorio, podrás ser Donghyuck.

Haechan parpadeó dos veces de forma rápida y sin responder.

—¿Qué… significa eso?

—Aquí no tienes que matar, no debes cumplir órdenes y mucho menos callarte lo que sientas. Así que, Donghyuck… —Mark se abrió paso, caminando cerca de la silla del medio y la rodó por las mesas hacia una de las computadoras para sentarse al frente y teclear unas cuantas cosas—, puedes recostarte a descansar un rato en la cama, si lo deseas.

—No puedo dormir, debo practicar.

—Todavía faltan horas —señaló la pantalla que mostraba el pasillo y la conexión se cambió a otra cámara. Daba vista a la cancha de Básquet que había en uno de los pisos de abajo, estaba vacía—. Si te duermes, estaré pendiente para cuando comience el entrenamiento, te despertaré de ser así.

—¿Y si mi señor me necesita?

Mark suspiró, tomando su teléfono y marcando un número mientras volvía a teclear en la computadora.

—¿Hyung? Uh, ¿dónde está usted? —Mark susurró algo que el moreno no llegó a escuchar y la pantalla volvió a cambiar, esta vez, mostrando el primer piso del edificio Culture, en donde Taeyong, Johnny y Kun estaban sentados—. Bien, estaré con Haechan unas horas, así que no se preocupe si no lo encuentra.

Mark colocó el micrófono de su teléfono en silencio mientras que el televisor sonaba.

—Está bien, Mark, no hay problema —se escuchó a través de la pantalla el cómo Taeyong hablaba con el teléfono mientas que los otros dos escuchaban atentos.

Por su expresión, no sabía que estaba siendo vigilado a través de la cámara.
La llamada se cortó y Mark volteó hacia donde estaba Haechan.

—Lo ves, Hyung ha dado el permiso, no puedes objetar nada más.

El moreno no contestó, y a su vez, caminó con lentitud hacia la cama en donde se sentó. El canadiense le vio con intenciones de decir algo, pero al final se retractó y se dejó caer en el colchón.

Mark le habló a la inteligencia artificial que había creado, ordenando que apagaran las luces y el canadiense solo se quedó organizando unas carpetas en el ordenador mientras pasaba el tiempo.

No estaba seguro si Haechan dormiría, pero el solo hecho de estar recostado podría disminuir el nivel de cansancio que debía tener, así que de igual manera, valía la pena.

Pensó en las posibilidades de preguntar la opinión de Haechan respecto al regalo que le haría a Chenle. Después de lo visto, el moreno podía tener un consejo que pudiera servirle y había veces en las que preguntarle a alguien que le entendiera el tema era difícil. Aún seguía sorprendido con lo sucedido en la madrugada.

Volteó a la oscuridad, directamente hacia donde debía estar Haechan y se preguntó si el moreno sentía el mismo sentimiento de tranquilidad que él cuando estaba cerca.

Su mente volvió al primer día en que conoció al chico sin saberlo. Podía jurar que no eran la misma persona, el niño parecía tener menos años que Mark de los que ahora aparentaba. Calculaba unos dos o tres años menos según lo que había oído de Taeyong.

Una nueva duda le surgió en la mente. ¿Donghyuck sabrá su fecha de cumpleaños?
Lo más probable era que no, o de no ser así, tampoco habría cambios, pues estaba seguro que a Sooman no le importaba tener que tomarse un día para prepararle un pastel a su pupilo.

Dejó de prestarle atención a la pantalla que tenía al frente para dejar vagar su mente por teorías que esperaba no fueran ciertas. Cada vez se creaba una pregunta nueva sobre el moreno y su procedencia.

Su teléfono sonó, sacándolo de sus pensamientos y contestó tan rápido como pudo para no molestar a Haechan con la melodía.

—¿Qué pasa? —preguntó en voz baja.

—Necesito que bajes un momento —respondió Taeyong al otro lado de la línea.

El canadiense afirmó que estaría allá en cinco minutos y luego se levantó.

—Donghyuck, saldré un momento.

No recibió respuesta y volvió a decirlo, otra vez con el mismo resultado. Encendió la linterna de su teléfono y alumbró hacia la cama. Un bulto de sus sábanas se mostraba con un sube y baja tranquilo.

—Está dormido, señor.

Se acercó al punto más cercano en donde la inteligencia artificial pudiera oírlo y dejó instrucciones en voz baja para que atendiera al chico cuando se despertara.

Salió del laboratorio y bajó hacia el primer piso para dirigirse a dónde su jefe lo había llamado.
Le sorprendió ver a Chenle con una sonrisa y fue a abrazarlo, preguntando si el viaje había salido bien, o por lo menos, como esperaba.
El chino comentó que todo estaba como debía estar y que le había dicho a Taeyong que lo llamara para que hiciera el papeleo y cambiar el “inactivo” del expediente de Chenle por un “agente activo”.

—¿Por qué no me llamaste tú mismo?

—Quería que fuera una sorpresa —le contestó—. Se supone que me iban a dar dos semanas para ir a China y volver, pero no iba a obtener nada con lamentarme en la casa —miró hacia su alrededor. Estaba la mayoría de los menores, Kun, Johnny y Taeyong en la sala del piso uno del edificio Neo—. Prefiero seguir ayudando aquí, en lo que pueda. Aun si no me autorizas todavía para realizar misiones.
Mark le dio una palmada en la espalda y le dirigió una sonrisa.

—Entonces, bienvenido, de nuevo.

—Oye, tampoco me iba a ausentar una vida —el chino le golpeó el hombro—. Por cierto, ¿Y Haechan? Me dijeron que estaba contigo. Quiero hablar con él, sin lágrimas en los ojos ni hipando.

Mark apretó los labios pensando en la respuesta.

Mencionar que estaba en su laboratorio iba a traer consigo una ola de preguntas que prefería no responder en ese momento. No podía dar explicaciones de por qué el moreno ha sido la única persona -además de Taeyong una sola vez por emergencia- en entrar a su preciado laboratorio porque principalmente tampoco tenía una respuesta clara a eso.

Decir que estaban en la habitación de Mark sería una mentira muy estúpida, puesto a que apenas venía entrando al edificio y más de dos pares de ojos lo habían visto.

Podía explicar que estuvo en alguno de los pisos del edificio Technology entrenando con Haechan, pero sabía que sus tres mayores habían estado allí y pillarían la mentira con tan solo juntar unos cables.

—Él está…

Las puertas del ascensor se abrieron y el canadiense suspiró aliviado de ver al moreno entrar. Pero había algo en la mirada de Haechan que Mark pudo captar y catalogar como diferente. No era un experto en reconocer expresiones, pero se le hacía que aquella no era la misma que había tenido cuando entraron en el laboratorio.
Chenle, quién al parecer no se había dado cuenta de ello, se acercó a Haechan y le pidió hablar un momento con él.

—Discúlpame, estoy ocupado —fue lo que soltó antes de seguir caminando hacia él ascensor e ignorando las miradas de confusión que le daban.

—Después dicen que soy yo —comentó el chino en voz baja, esta vez sin ningún signo de molestia o veneno en su voz.

Taeyong dirigió su mirada a Mark y él casi podía escuchar la pregunta no formulada.

—¿Qué le pasó a Haechan? —a diferencia de lo que Mark pensaba, fue Renjun quien terminó por hacer la pregunta, viendo el ascensor cerrarse y luego observando a Mark—. Tú estabas con él, ¿Pasó algo?

Ni él mismo lo sabía.

Quiso pensar en las diferentes razones por las cuales el moreno se viera ¿molesto? ¿Desconcertado? No podía decirlo firmemente porque aún se debatía en descubrir la emoción detrás de aquella mirada que Haechan dio cuando entró a la sala.

—No, no pasó nada. Lo siento, pero tengo que continuar haciendo unas cosas. Chenle, me da gusto verte —no oyó respuesta a sus palabras o probablemente las ignoró, tampoco se dio cuenta de ello.

Fue directamente hacia su laboratorio y contactó con rapidez a la inteligencia artificial, interrogándolo sobre lo que pasó exactamente con Haechan.

—¿Gusta que le muestre el vídeo, señor?

—Te lo agradecería muchísimo.

Volteó instantáneamente a la pantalla, viendo cómo se comenzaba a reproducir la grabación.
Comenzaba con las luces encendiéndose, en reconocimiento a que Haechan ya se había despertado.

—Buenas tardes, señor Donghyuck. Soy SANDI, la inteligencia artificial creada por el señor Lee. ¿Necesita ir al baño, quiere algún líquido o prefiere consumir sólido?

Haechan miró al techo y Mark sonrió, eso también le pasaba cuando no sabía a dónde mirar al hablar con la inteligencia artificial.

—¿Qué hora es?

—La una con once minutos.

Mark pudo jurar que vio un eje de desconcierto en la expresión de Haechan al mirar la habitación. Luego se dio cuenta del por qué.

—¿Y Mark?

—Ha salido.

—¿Hace cuánto?

—Diez minutos.

El moreno se puso de pie en un salto. Pudo notar que salió una frase de sus labios pero no fue lo suficientemente alta como para que la cámara lo captara, por lo que no escuchó con claridad lo que dijo.

—El señor Mark lo llamó dos veces pero en ninguna contestó, así que supuso que estaba totalmente dormido. No quiso molestarlo más.

Haechan asintió y comenzó a caminar hacia la puerta que se abrió automáticamente a su paso.

—Hasta luego, señor Donghyuck.

—No soy un señor, eso es una equivocación. Hasta luego.

Luego de allí la pantalla se apagó, dando por finalizado el vídeo, Mark se sentó en una de las sillas del lugar y miró hacia el techo.

—¿Hice algo que lo molestara? ¿Fue porque lo dejé solo?

—No lo sé, señor. Él es un chico diferente a sus otros compañeros, es dificultoso leerlo.

—Lo sé, lo sé.

༺༒༻

Pasó el fin de semana hasta que llegó el lunes 10, cumpleaños de un miembro de NCT, y aunque Yangyang había pedido permiso para ir a su país natal a visitar a su familia y luego celebrar con los Neo el fin de semana, los ánimos bailaban por los cielos.

Taeyong, Johnny, Haechan y Sungchan iban a partir en la tarde. El Congreso comenzaría a las nueve de la noche y según el líder, tenían que estar perfectos, por lo que también se tomó el tiempo de comprarle un traje al moreno.

Mark y él no habían hablado desde el viernes por situaciones en las que, si Haechan no se encontraba ocupado ayudando al largo papeleo de Taeyong, Mark estaba en su laboratorio comenzando el regalo de Chenle lo más pronto que pudiera. Y resaltaba decir que Donghyuck no se había acercado a ese piso desde el incidente.

La puerta de Haechan sonó y el moreno dio permiso a que pasara mientras se terminaba de abotonar el último botón de su camisa blanca. Era la primera vez que se vestía de traje, así que memorizó las indicaciones de Taeyong para, según él, verse elegante.

Vio por el espejo del armario a Mark asomar la cabeza y luego entrar completamente. El canadiense quedó con una postura firme y con un gesto de estupefacción en el rostro cuando notó a Haechan a través del vidrio.

Normalmente el moreno usaba ropas muy holgadas, por lo que nunca pudo apreciar el cuerpo del chico, aunque tampoco era como si hiciera eso con cada persona que conocía.

Se veía más alto de lo usual, ya no llevaba el flequillo de siempre y el cabello cortado en dos partes le daba vista a su frente. La camisa blanca que portaba le quedaba a una medida perfecta, no tan ajustada para mostrar cada parte de su pecho pero tampoco tan suelta como para ocultar la curva de su cintura que resaltaba gracias a la cadera ancha -al igual que la espalda- que tenía.

El pantalón de vestir que llevaba no se quedaba atrás, le comenzaba justo y terminaba de manera suelta, dejando a la exposición que se notaran los muslos esbeltos del moreno.

Notó otro detalle que hizo a sus mejillas calentarse, y pensó que ya era momento de dejar de observar al chico por más tiempo, por lo que tuvo que sacudir su cabeza y subir la mirada, siendo atrapado por Haechan que al parecer llevaba rato viéndolo a través del espejo.

—Te ves… —buscaba algo mejor que decir además de hermoso, guapo, maravilloso, espectacular o precioso, pero su diccionario mental solo le arrojaba esos términos que no sabía si eran adecuados— bien.

—Gracias —respondió el moreno y se dio la media vuelta, caminando hacia la cama en busca de un saco pastel -casi blanco- con el doblé de color negro que Mark no había notado.

Cuando se lo colocó, el canadiense afirmó la teoría de que Haechan tenía un atractivo que estaba seguro que llamaría la atención de las personas en aquel Congreso.

Solo se permitió en su mente por un momento decir que era hermoso.

—¿Puedo ayudarte en algo? —la voz de Haechan le llegó a lo lejos y lo miró por cinco segundos intentando recordar y analizar la pregunta.

—Yo… quería preguntar si estabas molesto por…

La puerta se abrió sin un llamado y Sungchan entró con confianza por ella, sentimiento que fue apagado por un sonrojo fuerte al ver a su cita.

—Estás… maravilloso.

Mark frunció el ceño y lo miró. Él tuvo que pensarlo dos veces para buscar un sinónimo que sonara tan inadecuado y aquel chico pareció no pensar la frase antes de decirla.

—Gracias —volvió a repetir Haechan.

—Bueno… este yo… ya nos espera el carro abajo. Taeyong-Hyung también espera por nosotros —miró a Mark y bajó un poro la cabeza—, lamento interrumpir.

Haechan asintió y tomó su teléfono de la mesita de noche para guardarlo en el bolsillo de su pantalón. Observó al canadiense y este entendió que hoy no era el día para conversar.
Suspiró de frustración antes de hablar.

—Espero que disfrutes mucho el evento. Nos vemos mañana. Puedes llamarme si necesitas algo —dijo lo último sin pensarlo y salió de la habitación a pasos rápidos, con el corazón batiendo de un sentimiento desconocido para él.

༺༒༻

El viaje en carro fue de unos diez a veinte minutos y el de avión era más largo, tardando una hora en llegar a Seúl, la capital del país y el lugar donde quedaba el edificio destinado.
Dos camionetas negras los esperaban a las afueras del aeropuerto y los dividieron en parejas para partir el viaje hacia el evento.

—Mueves tu pierna frenéticamente —comentó Haechan en medio del viaje a carretera. Sungchan detuvo el movimiento constante y lo miró.

—Estoy nervioso, es la primera vez que asisto a un evento y además es una cita, no quiero hacerlo mal —dijo en medio de pequeños balbuceos que daba por la mirada que el conductor le echaba cada cierto tiempo.

—¿Por qué son tan importantes las citas? ¿No es solo una salida?

—Sí, pero quiero que la pases bien y que te diviertas conmigo. Quiero ser agradable para ti.

—¿Agradable? —Haechan se tomó un momento para recordar el significado y luego prosiguió— ya lo eres.

A Sungchan se le formó una sonrisa que fue interrumpida por el conductor, anunciando que ya estaban aproximándose al lugar. El más alto se preparó para abrir primero la puerta, rodear el carro, abrirle a Haechan y tender su mano para ayudarle a bajar.

Pero su plan se vio arruinado cuando rodeó la camioneta y descubrió que Haechan ya estaba afuera, mirando hacia el primer vehículo en donde Johnny sí ayudaba a Taeyong a bajar.
Se desanimó por un momento y fue hacia el lado de Haechan mientras esperaban a los mayores que se aproximaban a ellos.

El edificio que se abría a su vista no era tan alto como el de Neo, se podían apreciar solo unos tres pisos, sin embargo, era el triple de largo. Los cristales que reemplazaban las paredes de los pisos brillaban por la cantidad de iluminación que tenía el lugar.

Por afuera, había un camino de porcelana blanca rodeada de pasto uniformemente cortado que los llevaban a las puertas del edificio, en donde dos guardias los esperaban para pasar.

—Vamos —les indicó Taeyong tomando a Johnny del brazo y Haechan, imitando su acción, rodeó el brazo de Sungchan para entrelazar los dos.

Mostraron las cartas de invitación junto con las identificaciones y pasaron. En el primer piso no había muchas personas, y Taeyong les explicó que la concentración se encontraba en el segundo, donde estaba toda la comida y bebida para degustar.

Así que, cuando llegaron al siguiente piso mediante el ascensor, Sungchan se llevó una sorpresa grande.

Al igual que el primero, este estaba pulcro, el piso blanco casi brillaba y reflejaba la silueta de pasaban por él. La pared de la derecha, del mismo color, tenía cuadros que mostraban poco a poco la historia de la formación del país, desde los primos gobernantes hasta el presidente actual.

La pared izquierda solo tenía los cristales que habían visto desde afuera, separados cada uno por una columna blanca y un espacio en el medio, que los llevaba al balcón del lugar.

La del fondo, en donde Taeyong les dijo que todo el buffet y una barra a su lado se encontraban allí, tenía una decoración que no distinguía bien por lo lejos que se encontraba, pero divisaba los colores de la bandera de Corea: blanco, rojo, azul y negro.

Por lo demás, eran mesas redondas con un florero en el medio que tenía tres rosas, cada una de diferente color y la cantidad de personas que se encontraban allí.

—¿Y ahora qué hacemos, señor? —preguntó Haechan alzando un poco la voz por la música clásica que se escuchaba en el lugar.

—Puedes ir a comer, intenten no beber mucho y creo que disfrutar. Si alguna persona te molesta —comentó en referencia a la cantidad de individuos que deben estar esperando proponerle trabajo al moreno—, pueden llamarme y llegaré.

Sungchan y Haechan asintieron y luego el primero tomó del hombro al otro para indicarle una mesa en la que se podían sentar, a un lado de uno de los ventanales. Era una de las pocas mesas que no estaban ocupadas.

Taeyong y Johnny se despidieron de los chicos y el líder volvió a repetir que podían llamarlo si se presentaba algún inconveniente.

Para ser un lugar privado, había demasiados líderes y aristócratas de los que él había pensado, así que anduvo con cuidado para evitar tropezar con algún adulto.

Sungchan solo se apresuró para sacar la silla y ofrecérsela a Haechan, quién le dio una pequeño “gracias” al sentarse. Antes de imitar su acción, comenzó a hablar con algo de preocupación.

—¿Quieres tomar algo? Puedo traerte alguna bebida. No sé exactamente qué ofrezcan, pero no creo que necesariamente sea alcohol —comentó sabiendo que él moreno probablemente no había tomado una gota de ese líquido en toda su vida.

—Puedo ir yo.

—No, está bien, yo iré —le dirigió una sonrisa.

—Jugo de manzana.

—Jugo de manzana será. Vuelvo en un momento, no tardo —dijo el chico sonriente antes de perderse de vista por entre las personas.

Haechan reconoció a algunos líderes que había visto en los expedientes que Taemin le proporcionó al momento de escoger un equipo. Por un segundo se preguntó si Taemin también había sido invitado al evento.

No tuvo tiempo de pensar más cuando se levantó de golpe, con cierta alarma pasando por sus sentidos y captó a aquel objetivo que no los había perdido de vista desde que llegaron al lugar. Estaba cerca, a unas tres mesas de él, por lo que supo quién era al instante.

Sabía de quién se trataba. Reconoció a aquel hombre por la raja debajo del ojo y se preguntó cómo habían burlado la seguridad que el edificio decía tener. Pero, como su señor le recodaba, el gobierno siempre había contado con una seguridad decadente.

El hombre se levantó, caminando hacia él y Haechan buscó por instinto a su líder. Al no encontrarlo, Haechan se llevó con cuidado la mano atrás y el hombre avanzó un paso sin miedo mientras miraba a los lados, pero parecía que nadie se percataba de la situación. Después de todo, había demasiada gente en su mundo y hablando de negocios como para ser el centro de atención.

—No puedes hacerlo. Porque él está abajo, está esperándote.

El moreno no contestó cuando el hombre se dio la media vuelta y comenzó a caminar en dirección el ascensor por el cual habían venido, verificando con un vistazo hacia atrás que el moreno lo siguiera.

Haechan, habiendo entendido al instante el mensaje, anduvo detrás del tipo en silencio, uno que se prolongó hasta la salida trasera del edificio después de recorrer el primer piso -en dónde nadie notó nada fuera de lugar- y entrando hacia otro prado.

A diferencia del frente, estaba un poco más oscuro, pero aún así Haechan podía notar el camino por donde estaban yendo.

Había menos personas que en el primer piso, eran contadas las que pasan por allí y por suerte, nadie se fijaba de los dos caminantes que se alejaban del sitio.

Haechan pudo observar un lago por el reflejo de del brillo de la luna en él, y luego de unos momentos divisó un pequeño toldo de madera que resguardaba un banco del mismo material. Había un señor sentado de espaldas a ellos, y por el humo a su lado, estaba fumando.

El mismo señor, al reparar en la llegada de Haechan y el otro, se levantó.

El moreno se movió tan rápido que cuando el señor se terminó de dar la vuelta, él ya tenía el cuchillo que había sacado de su parte trasera en el cuello del hombre que lo trajo hasta el lugar.

—Yo no haría eso si fuera tú. No es conveniente armar un escándalo en medio Congreso. Es mejor verlos celebrar por su seguridad de mierda que no es capaz de reconocer a uno de mis hombres —se llevó el cigarrillo a la boca y le dio una calada para después proseguir—. No fue fácil entrar, claro que no, pero al final todo se puede ¿no? Admito que enterarme sobre tu invitación especial fue una odisea, sin embargo, mis contactos confidenciales pudieron hacerme llegar la información antes de que sea tarde, y no podía desaprovechar esta oportunidad.

Haechan no se movía, e incluso él señor pudo ver cómo afianzaba el agarre en el cuchillo y comenzaba a salir unas pequeñas gotas de sangre del cuello contrario. El hombre se quejaba e intentaba quedarse lo más quieto posible, conocía lo que le podía pasar si se alteraba con aquel moreno detrás de él, o si tan siquiera lo provocaba.

—No es necesario exaltarnos. Solo quiero decirte que él está muy sano, por si te lo preguntas. Tuvo unas leves contusiones por un problema reciente pero nada que un buen descanso no pudiera arreglar  —movió su mano para restarle importancia a ese pequeño problema. Ya había movido la pieza correcta y el resultado de ello era un jaque mate en donde la expresión de Haechan no cambió, pero su cuchillo bajó y los dientes de JeongHyuk se mostraron en una sonrisa triunfante—. Solo pretendo hablar, te he buscado todos estos tres meses para eso. Haechan, ven, hablemos. Supongo que estarás muy feliz con las noticias de Jake que tengo para ti.

Holaaaa, ¿cómo están? ¿están sanos(as)?

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Holaaaa, ¿cómo están? ¿están sanos(as)?

Nos encontramos con otro capítulo y ¡llegó la tormenta! ¿Qué les ha parecido?
¿De qué querrá hablar JeongHyuk con nuestro querido Haechan?

Volví con uno pronto por -ya lo comenté en mi tablero pero me complace repetirlo- un especial a mi cumpleaños, que ya pasó el 11 pero no pude terminarlo para ese día.

No soy electricista pero conocí algo del tema en las clases de física e investigué un poco, perdonen si coloqué algo mal.

Quiero agradecerles mucho porque ya vamos a llegar al 1k de votos en la historia y eso me pone muy contenta. ¡Díganme! ¿Qué puedo hacer para recompensarlos? ¿Qué quieren saber? ¿Desean algún especial?

Emociones. (Markhyuck)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora