Mi Desesperada Decisión

Capitulo 2

Capítulo 2- EL DÍA EN EL QUE NOS CONOCIMOS

MIA ( 3 horas antes )

Es gracioso como en un segundo como lo que creías que era tu "mundo" puede cambiar en un suspiro. Aunque siendo sinceros, no sé si esto se le pueda llamar mundo.

No si a lo único a lo que me dedico es a drogarme en las esquinas y beber hasta el cansancio. ¿Mi único día sobrio, ja quien lo diría? Me convertí en lo que me jure a mí misma que nunca sería. Juré no ser como ella y acabé siendo peor. Hipócrita, de mi parte, lo sé. Pero a veces intento pensar que vuelvo a ser ella, la niña a la que le gustaba vestirse de rosa y usar coronas de princesa y ser tratada como una.

No estoy bien, lo sé. Joder, no puedo ni pensar con claridad, la cabeza no deja de darme golpes dolorosos y siento que en algún momento fuese a morirme. Sé perfectamente lo único que podría ayudarme en estos momentos, pero no puedo, me juré a misma que hoy no, no hoy.

Siento que los minutos se hacen eternos, no puedo dejar de moverme y un fluido de sudores no dejan de salir de mi cuerpo pese a que no hace mucho me haya duchado.

Prendo las luces e intento levantarme de la cama en busca de toallas para limpiarme. Una vez termino, me acerco al espejo y me quedo estática.

Me veo horrible, mi maquillaje está corrido por haber llorado mientras esperaba a Ethan y mi pelo se ve hecho un nido de pájaros. Tengo restos de comida tirados por todo el cuerpo y unas manchas de lo que creo que es el chocolate que me comí, hace un rato decorando mi vestido blanco ajustado.

Necesito eso, necesito olvidar.

Busco por toda mi habitación en busca de lo que yo llamo mi "medicina" y caigo en que esta mañana se me ocurrió la maravillosa idea de tirar todo.

Lo iba a hacer, iba a romper otra de las muchas promesas que me hice a misma. En que me estaba convirtiendo?. Unas silenciosas lágrimas comienzan a amenazar con salir y yo intento fuertemente contener mis ganas de gritar como una loca.

—Mierda —digo mientras me revuelvo el pelo.

Me vuelvo a tumbar en la cama mirando el techo mientras pasan los minutos.

—¿Cuánto tiempo ha pasado desde que llame a Ethan?—suelto un suspiro. — Me lo merezco— me digo a mí misma con la vista todavía clavada en el techo.

Los recuerdos me inundan la mente, recuerdos de él y del día en el que nos conocimos.

Todo empezó un día cualquiera de julio, todo seguía igual. El mismo pueblo, las mismas caras, nada que no hubiese visto antes. Pero él era diferente y eso lo supe en el instante en el que nuestras miradas se encontraron.

6 años atrás...

—Cariño, no te olvides de tirar la basura cuando salgas— gritaba mi madre desde la cocina-. Y tu pequeña princesa no te olvides de coger el almuerzo antes de salir.

—Nos tiene esclavizados, verdad que sí princesita?— Como amaba que me llamase así.

—Y tanto.

—¡Os estoy escuchando!

—Sí, Sí — repetimos mi padre y yo al unísono.—Espero que no crezcas tan mandona como tu madre en el futuro princesita.—me decía mi padre mientras me guiñaba el ojo.

—¡Frank, no me hagas tener que ir para allí!

—Pero si no estoy haciendo nada malo- reprochaba mi padre. Haciendo que no pudiese controlar lo más y acabase estallando de risa. ¿Ves cariño? A la niña le gustan mis bromas.