Capítulo 3 - DesastreMIA
Un susurro casi inaudito sale de mi boca haciendo que uno de los presentes se percate de mi presencia. No quiero creer que sea el, quiero creer que esto se trata de una maldita broma pesada. Sin embargo la clara evidencia se encuentra presente justo delante de mis narices.
— No es lo que parece — es lo único que trata de decir el rubio parado frente de mi. Un intento absurdo de tratar de justificar lo que claramente había sucedido.
— ¡Que!— grita la mujer postrada en el salón.
Me quedo atónita ante la voz, por qué se perfectamente de quién se trata.
— Ethan— un susurro casi inaudito salen de mis labios, no obstante el silencio que inunda la sala hace que mi voz se escuche perfecta y claramente.
Las palabras no hacen justicia ante todo lo que me gustaría decir. Simplemente me quedo ahí parada como una estatua, mientras observo como a la que yo llamo madre comienza a vestirse con una rapidez sorprendente.
—Nena, no es lo que parece. Déjame explicarte, si?— dice el rubio quien ahora se encuentra con ambas manos postradas en cada uno de mis hombros. Mis ojos se quedan observando la posición en la que se encuentran sus manos durante unos instantes y un escalofrío recorre me cuerpo pensando que es lo que ha podido estar haciendo con las mismas.
Levanto la mirada y doy con la suya. Dando así con una mirada suplicante y llena de arrepentimientos, noto como unas pequeñas lágrimas recorren sus ojos y como esos labios los cuales he deseado tanto se encuentran temblorosos.
—¿Porque me has hecho esto?— espeto. Rápidamente aparto sus manos de mis hombros y lo fulmino con la mirada.
—Nena...
—¡Basta, deja de llamarme así!— suelto en un intento de sonar firme, aún sabiendo que por dentro estoy destrozada. —¿Tenía que ser en mi propia casa y con mi madre?— una leve sonrisa se escapa de mis labios, sin embargo, no siento la situación graciosa, en absoluto.
— Te quiero— susurra el rubio.
—Nunca me quisiste Ethan— Niego mientras ladeó mi cabeza. Y sin yo quererlo noto como las lágrimas las cuales había estado intentando aguantar salen sin yo si quiera pedirlas.— Te escuché Ethan, se como hablas sobre mi con tus amigos.—hago una pausa dolorosa y ya comienzo a notar cada vez más difícil el que mi voz no suene temblorosa.—Se que siempre pones escusas para no verme y te vas por ahí de fiesta.—miro al techo.
—No es así, nena. Sabes que desde que empecé con los entrenamientos no he tenido tiempo...— trata de continuar el rubio sin embargo, una vez bajo la mirada para encontrarme con sus ojos se percata de que se que es mentira.
Unos ruidosos pasos se van escuchando por la sala haciendo que me gire en dirección a ellos. Y ahí la veo, con sus famosos shorts y blusa tres tallas más pequeña. El simple hecho de que aquella mujer tenga que ser llamada mi madre hace que me entren náuseas.
Una oleada de rabia recorre mi cuerpo y antes de que me dé cuenta ya me encuentro corriendo hacia su dirección. La tumbo al suelo mientras me siento encima suyo. Noto como mis lagrimas se van cayendo sobre su rostro haciendo que ella me mire con asco.
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Mi Desesperada Decisión
RomanceOs lo voy a dejar de manera breve y clara para explicar mi situación: cuernuda. Y si con esto todavía no os lo ha dejado claro no me engañó con una sola chica no, Ja! Ni que el fuera tan bueno. Me engañó con todas y cada una de mis "amigas" aunque...