Trabajo en Equipo

28 3 0
                                    

En la azotea de un alto edificio, tres figuras temblaban de frío miserablemente. Kaiser maldecía amargamente su suerte mientras el viento gélido le golpeaba el rostro con fuerza y le congelaba hasta la más pequeña de las pestañas, hacía rato que ya había perdido la sensación en la cara. A su lado, Sarah y Blaze tiritaban también contra la corriente de aire que parecía llegarles hasta los huesos.


Fueron ese par los que le advirtieron que para evitar que las ropas entorpecieran sus movimientos más adelante, deberían ir ligeros. Por lo tanto, los tres apenas llevaban encima un prendas abrigadas. Se suponía que el invierno se acercaba a su fin, y aunque los días finalmente empezaban a calentar un poco, en las noches de Chicago la temperatura aún caía en picada.

¿Cómo rayos vino a caer en este tormento? Ah, cierto... Fue por culpa de su bocaza.


Tiempo atrás, cuando Lúmina estuvo de visita para verificar su progreso, el la llevó hasta la puerta y le dijo lo que pensaba de Samuel y los demás. Lúmina enfureció. No fue agradable. Para nada.


En esa ocasión, le tomó bastante rato a Lúmina calmarse lo suficiente como para recordar hablar en el idioma de Kaiser, así que en realidad se perdió del grueso de la repelada. Gracias al cielo, ella realmente daba miedo. Él estaba seguro que Lúmina lo hubiera golpeado sino tuviese la certeza de que lo mataría con un solo coscorrón.


Pero cuando finalmente empezó a hablar en el mismo lenguaje, sus palabras provocaron un horrendo escalofrío en él. Le dijo que si no empezaba a tomarse en serio su entrenamiento, buscaría a otro que sí estuviese dispuesto. Para Kaiser ya no sólo se trataba de la paga (que era buena), sino que realmente le estaba cogiendo gusto al entrenamiento, e incluso se empezaba a acostumbrar a Makashy con sus excentricidades y a Samuel con su impaciencia.


No deseaba en lo absoluto perder todo eso, así que la amenaza de Lúmina golpeó fuerte. Kaiser accedió a las demandas de Lúmina sin rechistar y prometió obedecer a sus maestros sin importar lo locos que le parecieran. Ella no se quedó satisfecha con eso, sin embargo.


Agarró a Kaiser y lo arrastró de vuelta a la cocina, donde lo obligó a tomar asiento. Y le exigió a Makashy que lo enviaran a él también en la próxima misión del equipo. Según ella Kaiser necesitaba urgentemente un baño de realidad. Naturalmente Makashy aceptó, tampoco ella tenía el valor de enfrentar a una Lúmina furiosa.


Y así es como, semanas después de ese incidente y aún sin tener el entrenamiento suficiente, Kaiser se hallaba en lo alto de un edificio de veinti-tantos pisos con Sarah y Blaze rastreando un Darken que había aparecido en la zona.


Un poco inútil a opinión de Kaiser, la verdad. ¿De qué rayos les servía estar tan arriba si el tipo que buscaban estaba en el piso? Un verdadero misterio. El plan era el siguiente: Makashy perseguiría al Darken y luego con la ayuda de Stephen y John lo conducirían hacia Valerie, que se encontraba en un callejón a un costado del edificio donde estaban Sarah, Blaze y Kaiser. Entre los cuatro primeros, detendrían al monstruo y lo matarían. Los tres miserables en las alturas sólo estaban ahí por si el Darken intentaba escapar hacia el tejado.

¿Es que acaso el Darken era capaz de trepar los veinti-tantos pisos de altura? Porque el edificio al lado de éste era de por lo menos treinta pisos. Sí, le habían asegurado los demás. Bien, entonces Kaiser aguantaría el infierno helado a sabe-el-cielo-cuántos metros sobre el suelo.

El Nacimiento del Héroe del Tiempo (Saga de Kaiser - Libro 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora