Kyrie Ignis

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Tomó varios días, hasta que Kaiser finalmente se acostumbró a la nueva rutina. Pasaron casi dos semanas después de que empezara a entrenar bajo la tutela de Samuel, pero su cuerpo aún no estaba a la altura de las exigencias de su nuevo maestro.

Las clases con Makashy durante las tardes también presentaban un verdadero reto, aunque Lúmina no les había explicado por qué debían entrenarlo, tanto Makashy como Samuel asumían que debía ser muy importante. La pisipisi le enseñaba estrategias para combate cuerpo a cuerpo, estrategias y tácticas de guerra, las diferentes razas que habitaban los confines de los mundos conocidos y las alianzas que existian entre ellos, etc. Kaiser jamás se había considerado así mismo como un buen alumno, y enfrentarse con todas las exigencias físicas e intelectuales lo agotaban inmensamente.

Casi dos semanas, doce días para ser exactos desde que Lúmina lo llevó ahí para comenzar su entrenamiento. Doce días sin señales de vida por parte de Lúmina. Trece días desde el incidente en la Sears Tower. Viendo hacia atrás, parecía que una eternidad de tiempo hubiese pasado. Cada vez que miraba un calendario y comprobaba que hace tan solo catorce días trabaja aún como conserje nocturno asegurando el alimento en la mesa para su familia, Kaiser se quedaba impresionado.

Ahora llevaba un vida completamente diferente, entrenando y estudiando desde la mañana hasta la noche. Al principio estuvo nervioso por el trato que había hecho con Lúmina, pero pocos días después de su última conversación, Samuel le hizo saber que había llegado un sobre para él, era extraño recibir correspondencia en una casa que no era la suya y cuya dirección no le había entregado ni a su propia familia.

Al abrir la carta encontró que era el pago prometido por Lúmina, o al menos eso era lo que decía la pequeña tarjeta que encontró junto al pequeño fajo de billetes en el interior de la misiva. La tarjeta no llevaba firma, pero asumió que debió ser escrita por Lúmina. La cantidad que le había enviado, fácilmente quintuplicaba lo que solía ganar como conserje.

Doce días sin saber de Lúmina, pero gracias a la carta, Kaiser no estaba particularmente preocupado al respecto. Hasta ahora ella había cumplido sus promesas, y antes de irse Lúmina le dijo que vendría periódicamente a revisar su progreso, así que hasta que ella regresara, Kaiser seguiría dando lo mejor de sí en la rutina impuesta por sus maestros.

En todo este tiempo tampoco vio que Samuel o Makashy salieran del hogar que compartían, y habían pequeños detalles que le hacían pensar que quizás hubieran más gente viviendo en la casa, o al menos personas que los visitaban a menudo. El refrigerador siempre lucía lleno, cada pocos días Makashy reemplazaba las flores marchitas del recibidor por otras frescas, y toda la comida que Makashy preparaba a diario siempre se acababa al final del día aunque ninguno comiera tanto.

Durante la tarde, mientras Makashy servía el café con el que solían acompañar las lecciones, les llegó el sonido de personas discutiendo desde la sala, confirmando las sospechas de Kaiser. A la estancia se introdujeron precipitadamente dos jóvenes, un chico alto, tez blanca, no especialmente musculoso pero no demasiado flaco. Sus ojos miel estaban enmarcados por cejas castañas, delatando que había teñido su cabello rojo vivo. La chica que lo acompañaba compartía el mismo color de piel, pero se acercaba más a la estatura de Kaiser, 1.75m aproximadamente, de contextura atletica, su cabello morado intenso contrastaba los ojos verdes que ahora miraban a Kaiser. En el momento que entraron a la cocina, los dos chicos se detuvieron en seco observándolo.

"Quién es ése?" Preguntó Pelo Morado, señalando a Kaiser con el dedo.

¿Nadie te ha informado que es de mala educación señalar a la gente?, pensó Kaiser.

Makashy depositó la bandeja con el café y los bocadillos en la mesa, sonriendo al mismo tiempo a los nuevos llegados. "Buenas tardes Valerie. Buenas tardes Edward"

El Nacimiento del Héroe del Tiempo (Saga de Kaiser - Libro 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora