Capitulo III

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Un día dejó de mirar hacia arriba, a la cima de las montañas, las hojas de los árboles o las flores que se elevaban en el aire; llevaba la cabeza y los ojos vueltos siempre hacia abajo. Pero gracias a esa forma de ver tan oscura se dejó llevar por el agua, creyendo ver algo brillante allá en el fondo del río y conteniendo la respiración extendió la mano y lo alcanzó. Saliendo a la superficie, chorreando, con hierbas en los cabellos y un puño de barro nadando hasta la orilla. Quitando el barro de la mano, observando aquella preciosura que había encontrado. 

Jeongguk iba a visitar todos los días a Yoongi bajo en sauce, se convirtieron en amigos una relación de afecto que el pequeño rubiecito jamás en sus años había experimentado. Ahora era más hablador tanto que también con el tiempo Vicent escarbaba de apoco para ser cercano a él hasta lograrlo. Pero Yoongi sentía la diferencia entre ambos chicos, Jeongguk tenía un aura más pesada que el granjero. 

Los ojos amarillos observaban con timidez, ese sentimiento que a lo largo de sus muchos años jamás sintió y tampoco sabía precisamente de lo que trataba, pero ahora sentía algo, como alegría, pero reprendiendo a la vez. La pulsera de cuarzos que hizo en el río buscando las piedras adecuadas quedaba en perfecto contraste con la blanquecina piel. 

- Te queda preciosa -dijo Jeongguk con voz serena. Yoongi tenía las mejillas sonrosadas como siempre cuando estaba con el chico mayor. Su mano izquierda acariciaba a tientas la pulsera que se abraza a su muñeca inevitablemente sacando una sonrisa.

 - No necesito verla para saber que es hermosa. Gracias. -Como se acostumbraron a la presencia del otro ahora Yoongi era más tolerante al fuerte aroma característico del otro. 

Jeongguk apretaba fuertemente las ramas del pasto bajo su palma y garras, odiando el sentimiento de vacío en su interior y como su cuerpo anhelaba comer. Su vista maravillándose por aquella inocente e indefensa criatura que lo hacía sonreír. 

Las criaturas comen bebés, niños, gente indefensa y vulnerable que le daban vitalidad. 

Todos los secretos escondidos en las montañas sólo habían sido noche vacía; no había más que descubrir que valiera la pena, salvo sórdidas comidas furtivas y recuerdos de agravios. Se sentía completamente desdichado, odiaba la oscuridad y más aún la luz, odiaba todo, pero lo más odiaba era no poder comer el alma del chico de cabellos dorados. El sol comenzaba a debilitarlo, pero no podía alejarse de la nada. Se sentía viejo, muy viejo, aunque menos tímido y con mucha hambre. Seguía y seguiría temiendo la luz del sol y de la luna, pero era astuto sabiendo que caminos tomar para esconderse de la luz y del fulgor de la luna y abrirse camino veloz y calladamente en lo profundo de la noche con pálidos ojos fríos para atrapar a pequeñas criaturas asustadizas o incautas. 

- Mamá dijo no había ninguna mina. - Jeongguk dejó de prestarse atención a las hojas verdes que caían al suelo adornando parte de la cabellera del menor. - Le preguntó a los Kim, ya que son los únicos que viven por esa zona alejada de la ciudad y ellos dijeron que en estas tierras no existe ninguna mina. -Encogió de hombros para continuar. - No supe qué decirle al respecto, pero me dijo que te quería conocer en todo caso para no ponerme en peligro. Así que estás invitadoa cenar esta no.... 

- No puedo -dijo a secas. 

- ¿Qué? ¿Por qué? - su voz sonaba triste. - Mamá hará tu comida favorita, aunque no sé muy bien cual es o si tengas alguna. Pero, por favor... Ven a casa para que mamá te conozca y no tenga miedo. 

- Vivo lejos y tengo que irme antes de que anochezca -La mente de Yoongi trabaja recordando que su madre siempre venía por él antes de que los Kim metieran a las ovejas al corral por los depredadores de la zona, y eso era como a las 5 pm. Lo que dejaba para el atardecer una hora y media más la cual no alcanzaba para que Jeongguk llegará con luz solar a su hogar. 

•○ Blind Angel [Kookgi] ○•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora