3.- ¿Qué es lo que quieres?

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Aquella mañana Itachi despertó bastante temprano, luego de su breve conversación con Sasuke al menos pudo dormitar en intervalos más espaciados. Así que sujetando sus largos cabellos y acomodando su ropa caminó hacia el comedor.

Ligero ajetreo de platos y vasos escuchó antes de asomarse a la cocina del lugar.

—Buenos días, Itachi-san —el ANBU saludó con un ligero vistazo, volviendo a concentrarse en la comida del desayuno.

—Buenos días.

Sin el menor interés en ayudar al sujeto, Itachi giró sobre sus talones para acomodarse en el kotatsu donde se supone iban a comer. Le resultaba muy difícil recordar sus nombres y era por mera cortesía que estaba evitando cualquier interacción adicional a las requeridas.

Los demás no tardaron en bajar, Naruto y Arisa como los más escandalosos y Sasuke por detrás, saludando parco en cuanto lo vio.

—Dormí muy bien, dattebayo —exclamó emocionado sentándose a su lado, antes de que Sasuke lo hiciera en frente.

Después de la comida y la escasa conversación todos se dirigieron a cumplir sus respectivas responsabilidades, Itachi caminó entre las lodosas calles para llegar a su destino, a sabiendas que Naruto y Sasuke habrían de estar ayudando en otro lugar de la aldea. No cuestionaría la ausencia de los ANBUS, al estar casi seguro de que ellos tenían como tarea principal el controlarlos...

El espiarlos, reportar cualquier actividad sospechosa al instante, Itachi no quería imaginarse que, de darse el caso, más de un escuadrón aparecería en el instante en que sean catalogados como "peligrosos", quizá aguardando a las afueras del poblado.

Un suspiro ruidoso no pudo contener.

Detestaba aquel tipo de control, una molestia general iba produciéndole comezón en el cuerpo.

—¿Vienes a ayudar?

La pregunta lo hizo sobresaltarse, un hombre ya algo anciano y canoso parecía observarlo con recelo.

—Si —asintió dando una leve reverencia por educación. No podía darle su nombre, en cuanto soltase el apellido Uchiha seguramente todo el poblado reaccionaría agresivo.

Tal vez debió considerar algún nombre falso, aunque no se le ocurriese nada.

—Allá —el hombre no cuestionó más, señalando el tejado de una de las casas —aún quedan lugares que parchar.

Itachi asintió, yendo por algunos clavos y el martillo, utilizando la escalera para poder subir, ignorando la mirada desconfiada que ahora le dedicaban. Prefiriendo no tardar en ponerse a completar la tarea asignada.





—No me interesa.

—¿Quieres quedar ciego?

—Es mi maldita decisión, Itachi.





Sasuke había reaccionado muy enfadado cuando mencionó que estaba dispuesto a cederle sus ojos...

O el único que quedaba...

Su pequeño hermano lo observó solo un par de segundos antes de negarse ofendido, aunque su relación con Sasuke ya no fuese hostil, habían demasiadas desavenencias que tardarían mucho en saldar. Su preocupación era sincera, pero en ocasiones era difícil definir si Sasuke estaba reteniéndolo a su lado solo por hermandad.

Aferrándose con ligero resentimiento para tener la certeza de donde se encontraba en todo momento, resultado de tantos años de abandono...

Si, es probable que Sasuke aun lo odiase.

Lo no vividoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora