Además de probar té en algún puesto nuevo, Itachi disfrutaba de sentarse sobre el pasto, con sus tonos verdes y amarillos. Siempre le proporcionaron una sensación de frescura.
Al menos durante el verano, cuando la lluvia dejaba su rocío por todas partes.
En aquel instante pese a no estar sentado, se hallaba de cuclillas, extendiendo la pequeña pajilla entres sus dedos índice y pulgar, estirando la plantita tanto como podía para llamar a la curiosa comadreja que se asomaba entre los arbustos. El animalito con las pequeñas orejas replegadas aun dudando sobre si acercarse curioso por lo que le ofrecen o retroceder y buscar comida en otro lado.
Itachi se inclinó hacia adelante, entrecerrando la mirada por la acción, para que el marsupial de largo cuello al menos pudiese oler lo que llevaba en manos. Pudiendo distinguir el pelaje extrañamente blanco en la mayoría del cuerpo afelpado que alcanzaba a ver.
Estaba seguro que la ligera discusión que se oía a unos pasos era la principal responsable de que no pudiese ganar la simpatía de la criatura.
Suspiró.
Se habían detenido casi en medio de la nada porque la pequeña carreta donde iban terminó con una rueda rota, un bache que el conductor no alcanzó a ver fue el desencadenante.
Y como si fueran algún tipo de excursión de preescolar todos terminaron regañándose para determinar algún responsable. Es probable que hace un año, Itachi hubiese actuado como mediador para brindar una solución rápida y continuar con la "misión" encomendada. Haciendo uso de su labia para que el más apto terminase por reparar el daño.
Sin embargo, ahora no era así.
Con una media sonrisa dejó a su hermano en el embrollo, en tanto aburrido buscaba algo para pasar el rato. La comadreja al fin se estiró lo suficiente, su nariz olfateando por exactamente un par de segundos, antes de fruncirla y retroceder para perderse entre la maleza. Itachi volvió a suspirar, sentándose del todo sobre la tierra, apoyando ambas manos para descansar un poco. No tendrían que utilizar un transporte tan poco práctico para un ninja si él pudiese correr y saltar como antes...
Recorriendo absurdas distancias solo a pie, brincando entre los arboles con destreza impulsada por sus reservas de chakra. Pero ahora con una lesión permanente en la pierna izquierda y sus mermados niveles de energía restantes, Itachi debía desplazarse como cualquier civil.
Derrochar horas innecesarias en descansos para los caballos.
No le molestaba.
Quizá porque jamás pudo hacerlo antes, pareciendo disfrutar de aquellos insignificantes detalles que pasó de largo por toda una vida.
No le molestaría recorrer el mundo sobre un caballo o en una carreta, antes de pensar en establecerse en algún verde páramo, no estaría mal llenar la poca luz que quedase en sus irises con paisajes desconocidos.
No era mala idea.
Resopló para llevar la pajilla hacia sus labios, paseándola de un extremo a otro, aguardando porque su hermano viniese a buscarlo... siempre buscándolo. Sonrió ante la monotonía que compartía con Sasuke.
Pero es una mata de cabellos rubios la que va asomándose por su izquierda, antes de que la escandalosa voz resonase en sus tímpanos.
—¡Aquí estabas! —enunció emocionado— ya nos vamos, Sasuke pudo poner a trabajar a los anbus dattebayo.
Le explicó sonriente, inclinándose para ver la razón por la cual Itachi estuviese sentado en el piso.
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Lo no vivido
Fiksi PenggemarItachi sobrevivió a la guerra, arrastrando secuelas físicas y mentales deberá intentar vivir una vida sin mucho sentido y que nunca planeó. Sasuke y Naruto sólo están tratando de ayudar a componer las cosas. Canon divergente Naruto/Itachi NaruIta