01| Olimpus

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El bar Olimpus abría una vez más sus puertas al público tal como todos los días a las 9:00 de la noche, dándole una cálida bienvenida a todos sus clientes. Todos aquellos negociantes ilegales llegaban a territorio Colombiano, específicamente a la isla de San Andrés, para saciar su soledad con una o diez mujeres.

Aquel día había algo diferente, carne fresca, como dirían los clientes que no habían interactuado con las barristas, pero simplemente un deseo cumplido para quienes ya me habían divisado anteriormente. Mi primer día como bailarina había empezado allí, mientras subía al escenario como una pequeña presa deseada entre mil leones hambrientos.

Me habían subido apenas de puesto gracias a las peticiones de una gran variedad de clientes, que querían verme más allá de mi uniforme de barrista para cumplir lo que sus retorcidas mentes deseaban en aquel momento. Mi jefa asumió que ganaría mucho más dinero conmigo sirviendo a esos hombres y yo no pude hacer nada más allá de aceptar.

Subí al escenario llamando la atención de todos con las curvas que había heredado de algún milagro genético, al igual que los hipnotizantes ojos azul índigo que resaltaban entre mis facciones, y los fascinantes movimientos que podía llegar a lograr en el tubo gracias a las múltiples prácticas que había tenido con las demás chicas.

La mayoría de hombres que estaban presentes en el bar, me miraron con asombro, pero sobre todos ellos había uno en especial.

Alec Zimmerman.

Se consideraba uno de los hombres más inteligentes y sanguinarios de la mafia. El negociante y traficante más grande de Italia, el cual controlaba los carteles de su país y tenía extensos contratos con demás traficantes en diferentes partes del mundo. Más allá de eso, también era conocido y sumamente alabado por su físico, ya que lucía un cuerpo bastante bien trabajado, un estilo elegante e impecable el cual solo resaltaba más su 1.90 de estatura. Su seriedad lo caracterizaba al igual que su fria mirada, con unos electrizantes ojos de color azul y su cabello negro como el azabache.

El se encontraba sentado en una de las mesas de enfrente, mirando el show que había empezado con un vaso de Whisky de especias, bastante caro. Luciendo un pantalon de vestir, zapatos negros y una camisa azul oscuro que provocaba un perfecto contraste con sus ojos, con una excelente postura y sus labios rosados que se mantenian en una linea por su seriedad.

Por alguna razón parecía muy interesado en mí, no quitó sus ojos de mis movimientos mientras estuve en el escenario, consumiendo trago tras trago, esperando por mi hasta que el show logró terminar.

Al bajar del escenario, mis ojos se encontraron con los suyos. Su mirada era fría, profunda y escalofriante, dando el sentimiento de que en lo profundo de su ser guardaba la vida que le había quitado a más de uno. A diferencia de él, yo tenía una mirada más cálida que apenas intentaba retener el escalofrío que recorría mi cuerpo al notarlo enfocado en mi.

Notar su mirada entre la gente me hizo erizar, era como si el mismo diablo estuviera observandome, gracias a la energía tan fuerte que transmitía entre los múltiples ojos puestos en mi persona.

Logré divisar cómo le encargó a uno de sus guardaespaldas ir a por algo, para que poco después mi jefa apareciera a su lado, con las piernas temblando y el interés más grande que le había visto hasta ahora.

No dejé de observarlos si no hasta que la jefa volvió a mirar mi lugar, en el que me había mantenido hasta ahora, haciéndome reaccionar para seguir con el trabajo de la noche. Fue hasta algunos momentos después que me llamó indicandome que aquel hombre me quería en su mesa.

Dando inicio a lo que sería lo mejor o lo peor de nuestras vidas.

Tuve que ir casi corriendo en dirección a su lugar, recobrando la postura apenas cuando sus ojos lograron encontrarme entre la gente. Llegué con cierto sigilo a su mesa, mientras sentía sus ojos recorrer mi cuerpo, provocando una corriente que recorrió desde mi espalda hasta mi vientre bajo, obligándome a tragar saliva antes de hablar.

Consecuencia Impredecible [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora