Capitulo 1

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Volver...

Era algo que me aterrorizaba desde el mismo momento en el que decidí que era mejor alejarme. Alejarme de todo lo relacionado con aquello que me iba a atormentar para siempre.

El viento enreda mis rizos y paso de intentar controlarlos, los Hombres G retumban por todo el coche mientras mi padre canta a todo pulmón.

El corazón me retumba con fuerza en el pecho, no quiero dar explicaciones, no quiero volver a verlos, porque sé, que ya no podré volver a alejarme.

Miro por la ventana mientras me clavo las uñas en los muslos nerviosa, el mar empieza a aparecer a lo lejos y cada vez la imagen aparece más clara en mi cerebro mientras me recorre un escalofrío a lo largo del abdomen.

-¿Como vas Némesis?- escucho decir a mi padre con cierto tono de preocupación.-¿Estas preparada?

Sí, porque ese era mi maldito nombre.

Némesis.

Diosa de la justicia, solidaridad, venganza, equilibrio y fortuna.

Mi nombre siempre había atraído burlas y cierto interés a cada paso que daba. No vamos a mentirnos, precisamente un nombre típico y común en España no era, pero mi madre se empeñó en ponérmelo diciendo que yo iba a ser muy fuerte, su niña valiente.

Ai mamá, no sabes lo equivocada que estabas...

Porque aquí me encontraba, volviendo al lugar del que había huido con miles de miedos y pesadillas, al que iba a volver, porque se que en el fondo era tu lugar, te lo debo.

Pienso mi respuesta mientras observo el cartel que señaliza nuestro destino: Puerto de la Cruz.

Mis padres junto con sus amigos, que eran dos parejas más, eran amigos de toda la vida, pero cuando sus caminos empezaron a separarse, acordaron que cada verano lo pasarían en un sitio especial para todos ellos. Puerto de la Cruz les enamoró desde la primera vez que vinieron, cuando aún ningún hijo estaba aquí, así que decidieron comprar 3 casas de una misma urbanización justo enfrente del mar.

¿Eran ricos?

Siempre me había preguntado como tan jovenes decidieron tomar una decisión así.

La vida solo se vive una vez.

Cállate.

Así que cada verano era religión venir aquí a Tenerife y pasar todo el verano juntos. Al menos has que...

¿No vamos a pensar en eso ahora vale?

La última vez que vine fue cuando tenía 14 años, y ahora, con 17, me vuelvo a enfrentar a los fantasmas del pasado.

-¿Ey, cariño, estás bien?- retumba una voz que parece que está a kilómetros.

Me sorprendo a mí misma al ver como una lagrima baja rápidamente por mi mejilla y cae torpemente sobre mi labio, me lamo el labio inferior y me limpio con torpeza el ojo.

-Se que es muy difícil para ti volver aquí- me acaricia el brazo- pero te prometo que todo va a ser diferente, tú y yo contra el mundo, ¿verdad Rocky? - me da una sonrisa de consuelo.

Me llamaba Rocky porque me contó que de pequeña siempre me pegaba con las olas cuando íbamos al mar, empezaba a saltar y a pegar patadas a cada todas las que rompían cerca de mí, como si no quisiese que se acabasen.

-Que mierda todo, ¿no?- suelto mientras una carcajada me invade y me cae otra lagrima.- Estoy loca.- me vuelvo a reir.

Esos eran mis cambios de humor, me reía y lloraba constantemente y lo peor es que no sabia si estaba desquiciada o eran las pastillas.

Bajo la superficieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora