Capitulo 4

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Podéis escuchar la canción mientras lo leeis o luego para entender más en capítulo.<3 ESPERO QUE OS GUSTE💘

Estábamos los cuatro sentados en el patio trasero de mi casa, en completo silencio.

El único sonido existente era el sutil canto de los pájaros y los bichitos que ya empezaban a molestar.

Los tres estaban muy callados, sentados en las hamacas de playa que aún estaban igual que la última vez que las vi, blancas y llenas de arena.

Miraban al suelo y jugaban con sus dedos, seguramente incómodos, pero es que no sabia por donde empezar.

¿Por el día en que te fuiste quizás?

Lo único sensato que te he escuchado decir hasta ahora.

Ya somos dos.

Ja, ja, ja.

Estaba mirando el agua de la piscina, impaciente, buscando las palabras para empezar a hablar de esto que tanto había retrasado. Movía mis piernas desesperadamente arriba y abajo y me mordía el labio de manera muy agresiva.

Intentaba armarme de valor, pero no lo encontraba, y no tardarían mucho en agotarse de esperar. Me levanté del bordillo de la piscina, y empecé a darle vueltas compulsivamente. La brisa marina hacia que mis rizos se movieran descontroladamente, cosa que aún me desesperaba más.

-UGHHH- me escuché quejarme a mi misma, dándole una patada a la pobre maceta que tenía al lado y que no había hecho nada.

Vas a ir al infierno por ecohater.

Leo, Mario y Lucas no tardaron en levantar la mirada para ahora, reírse de mi.

-Pareces Bob el de los Minions cuando no tiene su peluche.- se burla Leo.

Mi cara de enfado se torna en una de indignación brutal al oír ese comentario. Me quedo mirándolo fijamente, como si quisiera quemarle esos dichosos ojos azules con mi mirada.

Los hermanos castaños también posaron su mirada sobre mi, y las risas no tardaron en llegar. Mi cara de indignación no podía ser más grande y la rabia me había subido hasta las mejillas.

-MIRA, ¡SI ESTA ROJA! OH NO, HEMOS DESPERTADO A LA BESTIA.- grita dramatizando Mario, lo que hace que sus amigos vuelvan a reírse, ahora, más fuerte.

Picada por su dichosa bromita, me adelanto hasta un baúl cercano donde guardábamos todos las cosas de la piscina: churros, una cantidad inhumana de balones, hasta incluso flotadores de cuando era pequeña, y empecé a lanzárselos sin piedad.

Sus caras cambiaron al instante, esquivando mis balonazos. Trataban de atrapar los balones para tirármelos de nuevo, entre carcajadas, y mi enfado creció cuando uno me pegó en toda la cara.

Paré en seco, y miré a los tres, tratando de encontrar al culpable.

Oh si, Lucas intentaba no reírse con todas sus fuerzas, sin duda había sido él.

-Intentaba pensar en cómo empezar a disculparme ¡y empezaís con esta guerra absurda! La madre que os parió.-los maldigo mientras me miran, ahora muy quietecitos.

-!Pero si has sido tu!- protesta ahora Lucas.

-¡QUE TE CALLES!- cojo una pelota y se la estampo directamente en la cara.

Muy controlada la situación, desde luego sí.

Tu ahora no, que a ti no te puedo lanzar una pelota a la cabeza.

Bajo la superficieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora