Un joven campesino y un príncipe de rango alto se conocen, lastimosamente por su época era mal visto verlos juntos, ¿Podrán estar juntos a pesar de todo?
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Hace tiempo que el amor entre personas del mismo género era un tema a discutir si estaba bien o no. Las personas castigaban a personas con gusto diferente juzgandolas, persiguiendolas y matandolas.
Era triste la situación de cuántas personas habían vivido aquel castigo por el hecho de simplemente seguir su corazón y sentimientos.
Un joven campesino de pelo negro se encontraba llevando los cultivos de su familia a un pueblo para poder venderlo y poder sacar a su familia adelante. Al llegar a su puesto acomodo todo pacíficamente ya que al ser todavía temprano no vendrían tanta gente por ahora, tenía miedo de no vender nada ya que realmente necesitaba ese dinero.
Al pasar el tiempo ya era la hora de que todos salían para comprar las cosas a los puestos, el joven pelinegro estaba esperando a que le compraran pero al ser nuevo su puesto nadie venía ya que no sabían la calidad de su producto.
El joven se estaba deprimiendo ya que pasaba el tiempo y ni siquiera lo volteaban a ver se sentía tan patético.
Hasta que escucho que la mayoría de la gente gritaba emocionada, los puestos arreglaban todo rápidamente, estaba confundido, ¿Que es tan importante para que se pongan así?
Al fijarse un poco vio una carroza pasar por los puestos, sabía que lo ignorara así que comenzó a leer un libro ignorando completamente aquella carroza. Su lectura fue interrumpida por una tos.
— Buenas tardes campesino, queríamos saber la calidad de su producto — El joven se sorprendió y acepto pasándole la fruta a el señor.
El señor al probarla le encantó, era jugosa y grande y de muy buen precio.
— Que rico, veo que los de la realeza le compran a otros menos a ti eso es algo triste para ellos, se pierden de esta delicia — El joven sonrió por el comentario del señor, el mencionado compro producto de el joven y se retiró.
El menor con esas pocas monedas que ganó se puso feliz y fue a casa corriendo eso claro cerrando todo ya que era tarde.
Al llegar a casa que era una humilde casa pequeña de madera fue a abrazar a su madre.
— Quackity, ¿Cuánto ganaste mi niño? — Dijo su madre acariciando en cabello de Quackity, el menor sintió tanta paz al estar otra vez con su madre.
— Esto, se que no es mucho pero espero que ayude de algo — Eran apenas 3 monedas de plata, su madre al ver que era poco entendió que sería difícil conseguír dinero.
— Tranquilo, esto ayuda para las medicinas de Titi — Su madre lo llevo al cuarto del menor que estaba muy grave.
— ¿Quackis? — Dijo el más pequeño a su hermano mayor que entró para abrazarlo.
— Hola Titi, ¿Cómo te sientes? — El menor comenzó a toser como respuesta para el mayor.
La madre suspiro e indico a el pelinegro para que saliera del cuarto, el menor chico hizo caso y se hacerco en dónde estaba su madre la misma cerró la puerta para que el más pequeño no escuchará.
