Un joven campesino y un príncipe de rango alto se conocen, lastimosamente por su época era mal visto verlos juntos, ¿Podrán estar juntos a pesar de todo?
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Quackity estaba en su puesto de frutas, el mismo estaba esperando a que alguien le comprará.
El castaño llegó a escondidas y lo fue a visitar a el mismo para hablar un poco. Quackity de puso feliz de verle y le ayudo a que se escondieran en un callejón.
— ¿Que haces aquí bobo? Dijo Quackity claramente en tono de burla ya que realmente le gustaba ver a Luzu ahí.
— Te vine a ver tontito, me aburrí de estar con aquellas doncellas. Quackity comenzó a reír por lo que le dijo Luzu.
— Suertudo, yo quiero igualmente estar rodeado de puras muchachonas. Luzu comenzó a reír por lo que dijo el menor.
— Realmente no, las chicas son muy… meh. Quackity le sonrió a Luzu y el contrario hizo lo mismo.
— En fin, ¿Algún plan para hoy? Luzu negó y comenzó a pensar un poco sobre que iban a hacer ese día.
— ¿Estas disponible? Quackity había olvidado completamente su puesto de frutas y sabía que debía estar ahi para comprar el medicamento de su hermano.
— Oh… Tengo que vender las frutas ya sabes dinero… El castaño asintio y lo acompaño al puesto de frutas para que el menor siguiera vendiendo.
— ¿Te parece que nos veamos luego? Quackity acepto gustoso sobre aquella petición y se despidió del castaño para seguir en su puesto que ahora era medianamente popular.
De la noche a la mañana el castaño y el peli-negro eran bastante amigos, nadie sabía de su amistad ya que los apuntarían ya que uno era un chico de clase bastante alta que además es unos de los príncipes más importantes que hay en ese tiempo, y el otro es un campesino sucio que apenas tiene una economía aceptable.
Ambos chicos disfrutaban de la compañía del otro, aunque eso no quita el hecho de qua a veces a Luzu le incomoda el hecho de que su amigo sea de baja económia.
Acabo el día y ya era la hora de que Luzu y Quackity se encontrarán tal y como lo prometieron.
Quackity pidió permiso a su madre para poder ir a ver a Luzu eso claro sin decirle de quién se trataba.
— Sabes mi amor últimamente han estado robando mucho y me preocupa que te hagan algo. Quackity nego con la cabeza y le rogó a su madre que le dejara ir a ver a su amigo.
— Tendré cuidado, si ocupas algo me llamas. Staxx asintio y le dió la bendición a su hijo para que fuera con un poco de suerte.
Quackity salió de su humilde hogar y fue a el lugar de encuentro que habían quedado encontrándose con Luzu.
— Hola Quackity, me alegra verte. Dijo el castaño invitando a Quackity a dar una vuelta, el mismo acepto gustoso y caminaron cómo buenos… ¿amigos? que eran.
