Un chico con unas lindas pecas estaba sentado a la orilla de un banco blanco, el cual estaba rodeado de flores de distintos colores. Hace semanas había llegado a la escuela y siempre oía cosas como "No te acerques a Hwang Hyunjin" "Si quieres ahorrarte malos entendidos no hables con Hyunjin" "Puedes juntarte con todos, menos con Hyunjin. Es una persona rara". Sí, curiosidad era el segundo nombre de Felix y ahí estaba a tan solo unos metros de distancia del Castaño.
-¡Lee Felix! —uno de los mejores amigos del nombrado le llamaba. Notó que estaba cerca de aquel extraño chico y solo se quedó parado manteniendo una buena distancia de ambos. -Ven, Lix
Hyunjin se giró después de haber estado mirando prácticamente a la nada, viendo a "Felix" y a otro chico desconocido. Parpadeó un par de veces totalmente desconcertado, ¿por qué Felix estaba tan cerca de él? Nadie se acercaba a él jamás, ¿por qué ese chico sí lo había hecho?
Solo quiere sacarte información. Hyunjin, ignóralo.
El castaño asintió levemente con su cabeza mientras volvía a mirar hacia la nada. Otra vez estaba siendo mandado por su amigo imaginario y no le gustaba, porque quizá tenía la razón
—¡No quiero, Min! —Felix se cruzó de brazos. Había estado negando salir del lugar pero ni cuenta se dio que Hyunjin ya no estaba ahí con ellos, si no que se había ido caminando mientras sostenía lo que parecía ser el peluche de un gato anaranjado con algunas partes blancas. —Uhm...
—Ven —Minho se acercó a su amigo y lo tomó de la muñeca. Minho tenía tres años más que Felix y de alguna manera u otra trataba de cuidarlo a toda costa. — Vamos... Y por favor no vuelvas a acercarte a ese chico.
Un puchero se formó en los labios del menor mientras que veía en dirección hacia donde se había ido aquel misterioso niño.
—¿Por qué no quieren que me junte con él? Ni que tuviera una enfermedad que se me pegara, Hyung.
—Hace dos años Hyunjin tenía un amigo... Pero nunca más se le volvió a ver por aquí
—¿Y le echan la culpa de que lo mató? — Felix entreabrió sus labios con sorpresa. Claro, eran niños y sus imaginaciones estaban más allá de lo que normalmente habría pasado, echándole la culpa a un niño de diez años —en ese entonces.- de matar a su mejor amigo.
—Quizá sí, quizá no. Solo intenta no acercarte a él, ¿Hecho, bebé? -Minho le mostró una suave sonrisa y Felix asintió con su cabeza. Lo que Min no sabía era que la curiosidad de Felix se había incrementado un ciento porciento.
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El chico de castaños cabellos estaba sentado, alejado de los demás mientras sostenía un peluche de gato entre sus manos. Cerró sus ojos mientras pensaba en varias cosas. A su corta edad había tenido que madurar un par de años gracias a experiencias que su enfermedad le había dejado.
—¿Por qué no me dejas hablar con nadie? —preguntó mientras alzaba su mirada hacia su mejor amigo. Este negó con su cabeza mientras sonreía tan solo un poco.