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Habían pasado dos par de años. Hyunjin ahora tenía 16 años -próximamente 17-. Mientras que Felix tenía 15 años.

Durante esos últimos años Felix y Hyunjin tenían conversaciones frecuentemente. Eran conocidos, rozando la palabra amigos pero ambos tenían limitaciones para llegar a serlo. Felix por el miedo de Minho y los amigos de Hyunjin lo querían solo para ellos.

-Hola Hyun -saludó Felix mientras se sentaba a su lado. Ambos estaban en el salón de baile, Hwang se la pasaba todos los últimos recreos allí para comer en paz, siendo observado por sus alucinaciones.

-Lixie-saludó el castaño mientras le sonreía un poco. Se acercaba el cumpleaños de Hyunjin así como también se acercaba el aniversario del establecimiento, en donde los alumnos podían dejar cartas a otras personas en sus casilleros. Felix todos los años tenía como mínimo diez cartas mientras que por otro lado Hyunjin nunca había recibido ninguna.

Un gato anaranjado se hizo presente en el lugar y se sentó en silencio al lado de Hyunjin, observando a Felix.

-Hola, Soonie -Lee saludó al felino mientras se acercaba para poder acariciarlo.

-Cuando menos te lo esperes robará tu almuerzo Hyunjin rió para luego llevar los palillos a sus labios, comiendo de su propio almuerzo.

Generalmente Hyunjin y Felix hablaban en el último receso, compartían tiempo juntos hasta que Minho los descubría o Hyunjin lo dejaba solo mintiéndole que debía ir al baño y luego nunca regresaba.

Mátalo, Hyunjin.

-¿Y cómo has estado? -Felix ahora tenía en sus manos su sándwich cuidando de que el felino no se lo robara.

Mal, has estado mal, empeorando.

-Bien... sus manos temblaron un poco y sin verlo venir dejó caer sus palillos al suelo. Estaba nervioso de nuevo y no quería alterarse.

—¿Está allí? —Felix preguntó y Hyunjin solo se limitó a bajar su mirada mientras limpiaba el piso del lugar con un pañuelo. -Min... —murmuró buscando llamar su atención. Soonie estaba mirando directamente hacia una pared sin moverse, no sabía qué estaba pasando pero sabía que el ambiente estaba demasiado tenso.

Voltéate, Anda.

Hyunjin negó con su cabeza mientras tomaba sus cosas y las guardaba en su bolso pequeño.

-No me gusta aquí, ¿nos vamos a otro lado? -Hyunjin mantenía la calma, o eso intentaba. Sabía que sus amigos estaban celosos de Félix.

Ambos se levantaron y salieron de aquel lugar. Lee observaba el rostro de Hyunjin con curiosidad y con algo más en su mirada. Algo que incluso a él lo confundía muchísimo, era un sentimientos algo íntimo del cual no tenía ni idea el nombre. Los dos últimos años se había dado cuenta de aquel sentimientos extraño que no podía decifrar y dejó cartas en el casillero de Hyunjin en anónimo, pero Hwang no las había leído porque no se molestaba en abrir el casillero sabiendo que no encontraría nada ahí, o eso pensaba. Porque las cartas de Lix seguían inmóviles esperando a ser leídas.

-¿No nos sigue? -se atrevió a preguntar el menor.

El castaño negó con su cabeza mientras se volteaba. Generalmente cuando estaba con Felix aparecían sus amigos para observarlos a ambos desde lejos y el único que era atormentado era Hyunjin, ya que Felix no podía verlos, para su suerte.

-¿Esta tarde quieres acompañarme a casa, Lixie? —Hwang se atrevió a preguntar mientras sonreía suavemente, volteandose a ver el rostro de aquel chico con lindas facciones. Grande fue su sorpresa al notar que este estaba mirándolo y al parecer desde hace un buen tiempo atrás, pero solo se limitó a mantener su expresión normal mientras que las mejillas de Lee tomaban color por la sorpresa y vergüenza.

-Claro.. -mustió en voz bajita.

No lo abras, no encontrarás nada Hyunjin

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No lo abras, no encontrarás nada Hyunjin.

Hyun estaba con las llaves de su casillero
en sus manos. Picaban un poco por la curiosidad e ilusión pero sabía que si lo abría había una gran posibilidad de encontrar solo polvo y quizá hasta telas de araña con una disecada en el centro.

Suspiró mientras inflaba una de sus mejillas, volteando a ver a su ilusión.

-Quizá.. Solo lo hago para echar un vistazo. Nada más que eso —se alzó de hombros mientras que ahora echaba llaves a su candado y finalmente lo quitaba. Abrió la puerta con cuidado y sus ojos obtuvieron un brillo inusual cuando dos sobres de color rosa se hacían ver en el lugar.

Wow, ni él se lo esperaba.

Miró a ambos lados desconfiado y cuando no vió a nadie las tomó en sus manos para después cerrar nuevamente el casillero. Había creído que quizá era una broma, solo hablaba con Felix y Bangchan, pero Chan estaba aún en Australia y Felix no parecía ser el tipo de persona que escribía cartas, si no que las recibía.

Es una broma, de seguro.

-Ya cállate, ¿quieres? -Hyunjin suspiró frustrado para después acomodar su bolso en su espalda y comenzar a caminar en dirección al salón de Felix. Debía pasar a buscarlo para que ambos fueran a su casa y pasaran tiempo juntos. Se le hacía a ambos estar en presencia del otro, era cómodo.

-¡Jinnie! -Felix salió de su salón totalmente animado para después abrazar al castaño, quien estaba recién llegando a buscarlo. -¿Nos vamos?

Hwang asintió con su cabeza en silencio y no pudo evitar soltar una pequeña risa cuando Felix lo tomaba del brazo. Soonie no tardó mucho en llegar al lado de ambos y el gato solo siguió a sus cuatro patas a ambos mientras volteaba varias veces, viendo detrás de sí. Las ilusiones de Hyunjin los seguían a ambos y sabía que aquello no era bueno, debía avisarle a su dueño lo que estaba pasando.

-¿Tienes hambre? Mamá no llegará hasta tarde. Trabaja mucho para poder comprar mis pastillas -avisó Hyunjin. -Pero ambos podemos cocinar algo... No creo que la casa se incendie si hacemos cereal con leche.

Lee rió mientras mantenía su mano apegada al brazo de Hyunjin. No se quería soltar porque cuando salía con su amigo, Minho, siempre se perdía entre la multitud de gente y terminaba siendo aplastado por las grandes masas de personas.

-No tengo mucha hambre, pero podemos ver que comemos luego.

-Luego -un susurro se hizo presente en el oído de Hyunjin y este solo sonrió simulando que todo estaba bien.

Las pastillas de Hyunjin se habían acabado en la mañana y su madre llegaría hasta tarde por trabajar, ir a comprar las pastillas para su hijo y luego llegar a descansar a casa.

-Una larga tarde, ¿No, Mejor amigo?

Hwang se apegó a Felix. Sabía que junto a el estaba a salvo, ¿no? Al menos así se sentía.

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