Satoru Gojo × Tú [+21] || Fanfic ||

Irremediable

Despertar desconcertada y agotada se estaba volviendo costumbre, la luz del pleno día era potente, calculaba que eran las 12 de la tarde, aún con la vista nublada y la misma ropa de la aventura de anoche revolví mis sábanas liberandome por completo, aun tenia mis zapatos puestos, debí haberme desmayado la noche anterior, recordaba todo excepto como llegué a mi habitación de hotel.

-SATORU- Dije después de un momento mientras frotaba mi cien y mis mejillas se pintaban de rojo.

No sabía que había sido de él, seguramente al desmayarme me trajo aquí, pero no dejó ninguna nota o algo que me explicara lo que había pasado, me sentía abandonada y confundida todas las sensaciones que me hizo experimentar no las olvidaría fácilmente y mucho menos su rostro, estaba tan impregnado en mi memoria que no dejaba de ver sus ojos cada vez que cerraba los míos...

Me incorporé de la cama después de unos minutos y mis piernas se sentían débiles, me saqué los zapatos y después las demás prendas quedando solo en ropa interior, mientras me dirijía al baño a tomar una ducha no dejaba de pensar que ya no volvería a ver a Satoru, aun me quedaban un par de días en Tokyo podría investigar y saber un poco de todo lo que pasó, podría saber dónde encontrarlo y agradecerle por salvarme en más de una ocasión...
Al terminar de asearme me enrredé en una toalla y con el cabello aún goteando salí del baño para alcanzar mi maleta, cuando vi a un hombre sentado en el mismo sillón de la misma esquina de ayer, era él.

-Satoru.. Que haces..pensé...- balbucié confundida.

-Lamento haberme ido sin avisar, no esperaba que despertaras tan pronto- dijo mientras se llevaba la mano a la barbilla.

-¿Pronto?-, pregunté sorprendida - ya es más de medio día- repliqué mirando hacia la ventana.

-si, es pronto para alguien que fué atacada dos veces anoche, parece que eres un imán de energía maldita, señorita TN- Dijo levantándose de su asiento.

-Yo... Quería agradecerte por salvarme esas dos veces- dije mientras me apoyaba en la pared.

-No tienes nada que agradecer, es mi trabajo mantener a todos a salvo, además...- dijo dándome la espalda y volteando hacia la pared, - creo ya me has agradecido-. Dijo mientras se llevaba los brazos detrás de la cabeza.

Yo, confundida por su último comentario comencé a sentir frío en el cuerpo, de pronto miré hacia bajo y vi la toalla en la que estaba envuelta hace un momento tirada en el piso.

-Oh... por Dios- roja como tomate me apresuré a tomar la toalla.

-¿Ya puedo voltear?- me preguntó con un tono de voz divertido.

-¡Claro que no! - respondí avergonzada.

Mis mejillas ardían y mi corazón se me salía del pecho, siempre tan distraída... me lamentaba mientras con un último gesto de dignidad alcé la barbilla sujeté fuertemente mi toalla y dije:

-Ya puedes voltear-, - perdón, soy algo torpe, como sea... Solo quería agradecerte por ayudarme anoche, no hubiera podido hacer nada sin ti.. y es por eso que quiero darte esto-.

Hablaba ignorando que mi cara estaba roja y mis brazos temblorosos.
De la mesa de noche saqué un pequeño estuche azul dentro tenía una caja de oro con ojos de incrustaciones de diamantes que me había regalado una familia adinerada junto con otros objetos en mis primeras misiones.

-Es una de las cosas más hermosas que tengo y quiero dártela, tal vez no sea nada comparado con salvarme en repetidas ocasiones... sólo quiero darte las gracias. - Dije mientras estrechaba la delicada caja mirando hacia el piso. Al sentir el tacto de Satoru alcé la mirada, él sujetaba mis manos.