capítulo 48

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Él me miró en silencio. Sus ojos podían
observar lo profundo de mi alma,
desentrañando todos mis miedos y secretos.
Cuando por fin llegué cerca del escenario, se acercó hasta quedar de pie frente a mí. Podía sentir el calor que emanaba de su cuerpo. Dejé
escapar un suspiro tembloroso mientras mi estómago se hundía. Me di cuenta de que nuestra situación iba a empeorar a partir de ahora. Después de marcarme, podría leer mi pensamientos cuando quisiera y yo no podría hacer nada al respecto. De ahora en adelante, estaría indefensa como un cordero frente a un león hambriento. Sin embargo, yo había tomado
esta decisión, nadie más. No podía compartir mi dolor con nadie, en cambio, tenía que reprimirlo más y más a medida que continuaba devorándome desde adentro.

Estaba segura de que tenía una expresión igual a la de él. Mis ojos estaban vacíos, aunque estaba muriendo por dentro, pero no se lo demostraría en mi rostro. No sabía qué esperar o qué hacer. ¡Demonios! Ni siquiera quería ser una Luna. Lo único que quería era huir y esconderme en algún lugar donde él no pudiera encontrarme.

Me miró de pies a cabeza. La intensidad y el brillo posesivo en sus ojos me hizo sentir escalofríos. Entonces, me ofreció su mano para llevarme al escenario.

No dudaba que toda la multitud que nos estaba mirando pensaba que hacíamos una gran pareja.

De repente, colocó su mano en la parte baja de mi espalda y me llevó al centro del escenario.

Tan pronto como me di la vuelta para mirar a los invitados, pude sentir los miles de ojos sobre mí. Estaba a punto de colapsar, pero la mano de Zaden sobre mi espalda me recordó que debía mantenerme erguida y con la cabeza en alto. Todos se pusieron de pie y se llevaron las manos al pecho para rezar y agradecer a la Diosa de la Luna por habernos dado el regalo de nuestros compañeros. Había una enorme estatua de la Diosa mirando en dirección a los tronos.

En la parte inferior del escenario, se encontraba una enorme piscina. Estaba llena de néctar y cubierta con pétalos de flores.

Todos los miembros del consejo principal y el mismísimo rey junto a su Beta real estaban presentes en el escenario. Nos miraron y asintieron. Luego Zaden me llevó a uno de los tronos. Una vez que estaba sentada, él tomó asiento. Poco después, el sacerdote principal se puso de pie frente a nosotros. Entonces, comenzó a recitar algunos hechizos de buena suerte y a hablarle a los presentes. Me perdí en mis pensamientos mientras miraba a todas las personas que habían sido invitadas a la ceremonia.

La mayoría eran de esta manada, pero mis ojos buscaban a otro Alfa, mi hermano, y su Luna.
Podía ver a mi madre y mi padre por su
vestimenta oscura. El Rey Alfa estaba sentado en el medio en una silla alta, era raro que él hubiera asistido a una ceremonia en persona.
Había algunas personas que parecían aburridas por la pequeña charla del sacerdote, incluida yo.
Vi a Emma tratando de contener un bostezo, pero sus fosas nasales la delataban. Solté una risita al ver su expresión.

Yo también estaba a punto de bostezar, pero cerré la boca en un instante. Miré a los miembros del consejo que, a diferencia de mí, escuchaban al sacerdote con mucha atención.
Lucían muy serios, como si estuvieran
planeando la siguiente guerra mundial.

Cuando por fin terminó de hablar, me miró. Otro sacerdote se acercó con un libro gris sobre un cojín de terciopelo verde esmeralda que llevaba en sus manos. Luego lo tomó y me miró de nuevo.

"¿Puedo comenzar?" Preguntó con suavidad mientras nos mostraba el cuello en señal de sumisión.

Asentí y me entregó el libro con cuidado, era muy pesado.

"Luna Riven, ¿estás dispuesta a hacer el
juramento?" Preguntó ahora en voz alta para que todos pudieran escucharlo. Mi boca se secó y mi estómago seguía hundido. Mi corazón latía con fuerza, mis palmas se estaban empapando y unas gotas de sudor aparecieron en mi frente.

No sabía si estaba lista para esto ni para todas las responsabilidades que venían con una posición tan importante.

El sacerdote principal sintió mi duda y me mostró una sonrisa paternal para asegurarme que todo estaba bien.

Le pedí a Rhea que me ayudara, así que salió un poco a la superficie para aumentar mi confianza.

Sentí como la confianza y el poder me llenaban.
Me senté erguida y levanté la cabeza. Rhea había tomado el control.

"Sí, estoy dispuesta."

Respondí con una expresión seria mientras lo miraba a los ojos.

"¿Te comprometes y juras gobernar a los miembros de la manada Blood Eclipse, así como al resto que ha sido creado por la Diosa de la Luna, de acuerdo con sus respectivas leyes y costumbres?" Preguntó de nuevo con la voz más alta y clara. Podía escuchar mi propio corazón latiendo dentro de mi pecho y sentía a Rhea saliendo a la superficie mientras escuchaba cada palabra del juramento. Era como si ella estuviera despertando de un sueño.
Parecía que cada palabra la sacudía y la
alimentaba con más poder.

"¡Sí, lo juro!" Respondí con seguridad mientras mantenía mi cabeza en alto.

"¿Harás con tu poder que la ley y la justicia, dentro de la misericordia, sean ejecutadas bajo tu juicio?"

"¡Sí, lo juro!" Exclamé de nuevo. Les devolví el libro a los sumos sacerdotes y lo tomaron de mis manos. Luego otro sacerdote se colocó de pie al lado del principal, cargaba un cojín de terciopelo verde esmeralda sobre el que descansaba una diadema hecha de flores de luna. Vi una daga apoyada junto a la diadema que me llamó la atención más que la corona misma. Su mango estaba incrustado con joyas, pero su hoja parecía tan afilada como para cortar el acero.

Entonces supe que este era el momento en que mi destino quedaría sellado para siempre.

¡ Por favor, sé mi pareja!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora