capitulo 13

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Zaira no pudo evitar que un escalofrío recorriera su cuerpo al recordar lo que había sucedido. Su mirada se perdió en la ventana, en el paisaje que pasaba rápidamente mientras la camioneta avanzaba. Las manos de Alex seguían sobre las suyas, un contacto suave, casi como si estuviera buscando consuelo en ese simple gesto.

"No quiero que me pase de nuevo..." murmuró Zaira, su voz quebrada, casi inaudible, pero Alex la escuchó claramente.

Alex apretó sus manos con más fuerza, su enojo brotando nuevamente, pero esta vez no era hacia ella, sino hacia el hombre que le había hecho tanto daño.

"No va a pasar, Zaira. No dejaré que nadie te haga daño." La firmeza en su voz era inquebrantable, pero en su mirada había un destello de tristeza, como si estuviera luchando consigo mismo por no dejarse consumir por la ira.

Zaira se giró lentamente hacia él, una mezcla de vulnerabilidad y desconcierto en su rostro. Las palabras de Alex le habían causado un choque interno. No sabía si sentía alivio o miedo. ¿Qué pasaría si realmente llegaba a hacerle daño a Cristóbal?

"¿De verdad harías eso? ¿Matarlo?" susurró, mirando a Alex con un brillo de miedo en los ojos.

Alex la miró fijamente, como si las palabras estuvieran atrapadas en su garganta, pero sabía que tenía que decir algo. Zaira no era solo una víctima de la violencia; ella era también una persona que tenía derecho a decidir qué hacer con su vida, con su cuerpo y su alma.

"No quiero hacerle daño, Zaira... Quiero que seas feliz. Pero si tuviera que elegir entre protegerte a ti o a él, no lo dudaría ni un segundo." Sus ojos se suavizaron, reconociendo la tensión que se había generado. "Pero... no quiero que vivas con ese miedo. Voy a hacer todo lo posible para que no lo veas nunca más. No es venganza, Zaira, es protegerte."

Un largo silencio se instaló entre ellos, solo roto por el sonido del motor de la camioneta. Zaira pensó en las palabras de Alex. Tal vez no podía entender todo lo que él sentía, pero en ese momento, algo dentro de ella comenzó a calmarse. La protección que él le ofrecía no era solo física, sino emocional, y por primera vez en mucho tiempo, se sintió un poco más segura.

"Gracias, Alex. No sé qué haría sin ti." susurró, apretando las manos de él contra su pecho.

Él sonrió, aunque de una manera triste, como si también estuviera luchando con el mismo dilema interno.

"No tienes que agradecérmelo. Estoy aquí porque quiero que seas feliz, Zaira. Eso es todo."

Ambos permanecieron en silencio, mirando el paisaje, cada uno con sus pensamientos y emociones a flor de piel. Sabían que el camino por delante no sería fácil, pero al menos no lo tendrían que recorrer solos.

Zaira, aunque aún en shock por todo lo que había sucedido, tenía la mente trabajando a toda velocidad. Todo lo que Alex había dicho, sus promesas de protección, su ira hacia Cristóbal, lo veía como un juego. Un juego peligroso en el que ella era la pieza central. "No quiero que me haga daño..." había dicho, pero las palabras de Alex solo alimentaban una idea que llevaba tiempo planeando. Sabía que Alex, al igual que su primo, tenía una oscuridad dentro de él, incluso más aterradora. Mientras él creía que la estaba protegiendo, ella veía una oportunidad para algo más grande: escapar.

La camioneta avanzaba por el camino, y Zaira sintió cómo la tensión en su cuerpo aumentaba. No podía confiar en nadie. Alex había mostrado una versión amable de sí mismo, alguien dispuesto a hacer lo que fuera para mantenerla a salvo, pero Zaira sabía que no era más que una máscara, una fachada para manipularla, igual que Cristóbal lo había hecho. Él solo estaba buscando una excusa, una justificación para justificar la violencia que corría por sus venas, y ella era su excusa perfecta.

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⏰ Última actualización: Jan 09 ⏰

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