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Sentí el pánico subirse a mi garganta, pero el solo me observaba fijamente tratando de buscar algo que le trasmitiera respuestas, al cabo de unos segundos pude observar como se asomaba una ligera sonrisa bastante curiosa en su semblante alumbrado por la luna y dejándome con la respiración entrecortada.

- eres nueva en un pueblito donde la mayoría de las personas crecieron juntas señorita, no se de qué te sorprendes, la mayoría sabe quien eres o al menos te ubiquen- comento encogiéndose de hombros.

- ósea que ¿sabes quién soy?-mi cabeza involuntariamente se ladeo, exponiendo la mitad de mi rostro a la luz de la luna, vi un ligero destello en su mirada profunda.

- no exactamente- intento excusarse- te he visto un par de veces pero no te había prestado atención hasta ahora.

- si no me has prestado atención ¿Cómo carajos sabes mi nombre? -insistí ya algo frustrada de sus constantes evasiones, con una especie de curiosidad naciente en mi ser.

-eres una señorita muy preguntona, ¿sabías? - comento con gracia, como si el momento careciera completamente de tensión.

y eso en definitiva tuvo efecto en mi, la tensión en mi espalda me traiciono disolviéndose casi por completo , como si mi cuerpo supiera que con el estaría a salvo aunque no lo conociera en lo mas mínimo.

- respóndeme - exigí forzándome a mantener mi postura defensiva aunque todas las áreas de mi cerebro me pedían que lo dejara tranquilo porque por lógica alguien que nos salvo no querría lastimarme... creo.

- el día que se te quedó el bolso en la escuela alguien grito tu nombre, yo estaba en las barras con mis amigos cuando te regresaste corriendo por tu bolso, desde ahí lo supe.

-¿que supiste? - pregunte

- ya te lo he dicho, eres nueva aquí y todos te tienen en el ojo del huracán, era solo cuestión de tiempo de que el peligro llegara a ti y fue un impulso el salvarte, además no me parece necesario darte explicaciones sobre el por que te salve, solo deberías dar las gracias.

Me quedé en silencio un rato, evaluándolo, buscando señales de mentira pero no encuentro nada en el que me hiciera dudar, al menos no por ahora. Así que intento relajar un poco el cuerpo y miro el cielo que está hermosamente despejado, cada estrella se ve brillante y luminosa. Es curioso como funciona el cerebro, la atracción no tarda mucho en desarrollarse entre dos personas, y en este momento era bastante tangible la atracción que siento ante un ser del cual desconozco absolutamente todo, la comodidad del silencio en que nos sumergimos, el ambiente de complicidad ya creado entre dos desconocidos, solo permanecimos así por un rato, en silencio admirando las estrellas y perdidos en una bruma de pensamientos que por ahora me reservaré para mi propia mente.

- Ana María ¿puedo preguntarte algo?- pidió, y tras pensarlo segundos asentí levemente - ¿Por qué siempre andas sola?

- eso es más seguro para mí y ... para los otros- comente sin mirarlo, concentra en como una estrella fugaz viajo de un lugar a otro perdiéndose en el vació del espacio.

- te vez muy tierna para ser peligrosa para otros- comento tratando de esconder una sonrisa que percibí con el rabo del ojo. no pude evitar la risa sarcástica que broto de mi garganta

- la vida a veces da sorpresas y las apariencias engañan bastante, no deberías olvidar eso.- comente.

- ahora me causas mucha curiosidad señorita - admitió.

pasaron segundos, tal vez minutos en los cuales ordenaba mis ideas y supongo que el las suyas, porque ninguno de los dos hablo, solo alcanzaba a escuchar el sonido de los grillos en la noche mientras veía la luna. la curiosidad gano mi pequeño debate mental y decidí pregúntale su nombre.

se acerco al punto de invadir mi espacio personal ligeramente para susurrarme al oído cual si fuera un secreto con su voz ronca- me llamo Alejandro señorita.

De nuevo se alojó entre nosotros ese silencio, pero esta vez se sintió un poco mas pesado, tal vez solo para mi por el rubor que inundo mi rostro cuando el se acerco.

- ¿Cuánto más estaremos sin luz? - pregunte tratando de revivir la conversación.

- depende del recorrido de esa cosa a veces tarda una hora a veces dos, otras toda la noche

-No puedo estar aquí toda la noche- dije elevando un poco la voz por la sorpresa, haciendo que el se girara de prisa hacia mi y tapara mi boca.

-no tienes por que gritar- dijo con mucha clama pero con algo de pánico en sus ojos- nadie debe saber que estamos aqu.... 

El sonido de su celular interrumpió el pequeño regaño. solamente contesto a mi lado y mantuvo su mirada fija en mis ojos bajando lentamente la mano de mi boca. pequeños gestos que por extraño me parezca me ponen nerviosa.

Aló... Si, en la iglesia idiota dónde más te dije que estaba.... Para acá?- una expresión de preocupación casi pánico diría yo inundo su rostro-.... Ya.... No no estoy solo .... No te pongas pesado.... Un ser humano... Si, si ya saldremos de aquí.... Estás seguro?.... En 10 nos vemos allá.

Ana levántate- apresuro- corre.

-¿Qué pasa?-intente hablarle pero el me callo de un sisido

-shhhhh , Apresúrate, no tenemos tiempo- dijo caminando hacia una calle oscura- y has silencio

Me puse de pie lo más rápido que pude y camine detrás de el, casi trotando a decir verdad aunque la luna se ocultaba detrás de una nube y no logro ver bien por donde voy, solo distingo su espalda. Entramos a un callejón a dos cuadras de la iglesia que olía a muerto y tenia pilas de basura que llegaban a la calle.

Iba a preguntar a dónde íbamos pero el sonido de las cadenas me dejó muda, esa cosa venía de regreso, venían otra vez y nosotros seguíamos en la calle.

El me miró y me pidió que me acercara en silencio, levanto una tapa de alcantarilla con una cuerda en el extremo Se acercó a mi, me sujeto por la cintura y susurro en mi oído -Yo bajaré primero, sujeta la cuerda, no te preocupes por nada yo te agarro- dijo mientras me amarraba una cuerda a la cintura.

fui testigo de como hasta la luna se oculto ante tan dolorosa y arrolladora presencia, todo se fue tornando mas oscuro y pequeñas luces inundaban la calle de a poco, apenas podía con toda la energía que se emanaba de ese ser, medio entendí que el me daba indicaciones, asentí sin prestar atención y vi su sombra lanzarse a la alcantarilla, escuche la caída de Alejandro en medio temblorosa luz. Me senté en el borde con el corazón en la garganta, Las cadenas sonaban más fuerte que antes y la luz se hacia mas viva y danzaba como el fuego en las calles empedradas, y cuando una de las cosas blancas se asomo por la esquina mi pánico llegó al punto de dejarme caer a un vacío oscuro en un salto de fe ciega.

Esperaba el golpe pero en lugar de  quede colgando por la cuerda que tenia amarrada a la cintura, suspendida en medio de la oscuridad y aun con el ensordecedor sonido de los canticos y las cadenas afuera. una mano tomo mi pierna en el aire y contuve el gritillo por la sorpresa. sentí unos brazos sostenerme en medio de la oscuridad y desamarrar con cuidado la incomoda cuerda que me mantenía suspendida en el aire.

el pueblo maldito por los vivosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora