Leave me alone

¿Por qué?

Negativo

No. No puede ser.
Había estado con vómitos desde hace semanas, tenía que estar embarazado.
No, esto no es posible.

Las lágrimas comenzaron a caer de sus ojos, estaba devastado. ¿Qué le diría a su pareja?

Se habían casado hace casi un año y desde entonces comenzaron a tener intimidad sin proteccion y a hablar con más regularidad sobre cambio de pañales. Ambos querían un retoño.

Pero no. Siempre era negativo. Siempre.

A lo mejor las pruebas eran baratas y no señalaba bien, seguro era eso.

Quizás si compraba la más cara marcaría bien.

¿Acaso era su alimentación?

Tal vez...

No paraba de llorar. Era tan frustrante.

— ¿Amor? ¿Que pasa? ¿Ya marco? — Su esposo estaba afuera del baño esperándolo, esperando que saliera con unas gran sonrisa y le dijera que iban a tener cachorros, esperando algo que no iba a pasar. 

Se levantó del trono y se miró en el espejo. No lo podía creer, lo habían intentado tanto. ¿Por qué no podía darle a Spreen un primogénito? ¿Había algo mal en él? Siendo un Omega... ¿No servía para lo que fue creado?

Se limpió las lágrimas que habían vuelto a caer por sus mejillas y salió del baño. Su pareja estaba recargado en el pilar que estaba diagonal al baño, apenas vio el rostro del oso no pudo contener las lágrimas y se desmoronó. Cayó de rodillas al piso tapándose la cara con las manos.

Spreen intento atraparlo pero al final los dos terminaron en el piso abrazados mientras Juan lloraba desconsolado.

— Todo estará bien, tranquilo, no me gusta verte así. — Empezó a soltar suaves feromonas para tranquilizar al Omega mientras lo abrazaba con fuerza, pero para su mala suerte esto no había ayudado. Le dolía tanto ver a su pareja así.

— Es que no lo entiendes... ¡Tengo que volver a intentarlo! ¡Fui creado para esto! Seguramente la prueba está mal, tengo que comprar de otra marca o no sé pero esto no puede estar pasando. — hablaba rápido y desesperado mientras intentaba salir del agarre de su esposo. Se sentía asfixiado.

— Por favor Juan, cálmate. — El oso había comenzado a llorar, ¿Quería un hijo? Claro, pero no quería que la salud mental de su Omega fuera perjudicada por la ausencia de un cachorro. — ¡No hay nada malo contigo! Simplemente no es el momento, tenemos que esperar. Todo llega a su tiempo. — Juan dejo escapar un grito desgarrador.

¡No lo entendía!
¡Ese Alfa nunca iba a entender su frustración por no poder hacer su trabajo!
¡Desde pequeño le dijeron que su deber como omega era dar vida y eso no era lo que estaba haciendo!

Spreen limpio las lágrimas de sus mejillas para luego hacer lo mismo con las de su pareja.
— Todo estará bien. Todo pasará en su debido momento, no te preocupes. No me gusta verte así. — Juan seguía llorando, no sabía cómo consolarlo.

Estuvieron así un rato más, llorando en el piso y oliendo las feromonas del otro. 

Esto ya había pasado antes.

— Lo siento, lo siento, lo siento... 
— No te disculpes, no has hecho nada malo, cariño.
— Si, estoy haciendo algo mal, si no fuera así ya tendrías un hijo.
— Eso no me importa, por favor no te culpes... Estás haciendo todo bien.
— Por favor perdóname, lo seguiré intentando. Lo juro.

Juan comenzó otra vez a disculparse y spreen no pudo pararlo; su voz no salía con normalidad, se sentía tan impotente, no podía hacer nada.