Esta historia nos mete en los zapatos de un científico de 19 años que trabaja con anomalías de todo el mundo. Pero seria esta historia en la que se descubriría lo ultimo que habría pensado, acción, drama, fantasía y mucho más en la nueva historia. "...
-Se lo preguntaré una vez más, ¿Está usted seguro de poder comenzar el proyecto GH-41? Recuerda lo que sucedió con los anteriores proyectos involucrados a esto?-Preguntó una mujer.
-¿Acaso cre que no me acuerdo lo que ocurrió con los anteriores proyectos? Soy el que esta más al tanto de aquello en toda esta sala.-Respondió un señor de gran altura.
-Es-está bien señor.-Tartamudeó la mujer-.Empezaremos con el proyecto lo antes posible.
-Perfecto cuanto antes posible, mejor sera. Dentro de poco, todo estará según lo planeado.
El hombre sacó un reloj de bolsillo, eran las 7:15 pm, el señor simplemente no sacó la mirada de ella...
-Presente--
-Cuaderno de pitácora, este es el día número 2, hoy no he hecho nada, solo caminar para ver si puedo encontrar algo de comida, me pregunto si hoy me encontraré algun sauropodo (dinosaurios cuellilargos) o ceratopsidos (herbivoros con cuerno, como el Triceratops). Igualmente no puedo quedarme aquí, quiero ver si puedo descubrir algo nuevo para cuando vuelva. Ya me lo puedo imaginar, en las revistas pondran "El hombre que encontró el escondite de los dinosaurios" ya no puedo esperar para que todo el mundo vea como me lo he currado para conseguir esto.
De pronto, a Max le empezó a rugir la tripa.
-Vaya... si, hace como 15 horas que no como nada, esto no me puede hacer bien a mi estómago, tendré que ir a ver si hay algo para comer, por ejemplo... ¡Bayas! si, bayas, si mal no recuerdo, creo que antes de comer algo había que restregarlo por el cuerpo para ver si salía alguna reacción alergica a ello o si era venenoso para después comerlo.
-2 horas más tarde---
-Vale, si, ya lo he restregado por mis brazos, piernas, cara, pies, orejas, etc etc etc... bien, creo que ya puedo comerlo.-Max ya podía saborearlo,¿A que sabría? El nunca había visto tal baya en su vida, por lo que era todo un peligro comerselo, igualmente era m*rir envenenando o de hambre (además de las otras 1000 formas de m*rir que podia en la isla, tal como que se lo coma un dinosaurio, caerse de un precipicio, ahogarse...
Max se lo metió en la boca, empezó a saborearlo, sabía, sabía, sabía a... auténtica porquería.-Empezó a escupirlo de su lengua.-Era lo peor que podía haber comido en su vida, después del gazpacho.
-¿Como puede saber tan mal? Es una baya, no tiene nada que pueda hacerla saber tan mal... ah, claro, no tiene, nada, siempre que he comido una fruta me sabía fresca, dulce y sabrosa, pero esto. Pues entonces, no me queda otra, tendré que matar para poder vivir.
Max caminó y caminó por la jungla en la que se adentró desde hace horas, y aunque increíble que parezca, no se había cruzado con ningún otro dinosaurio después del dodo y la manada de Ornithomimus.
-¡Ragh!
-¿Que a sido ese ruido?-Max se sorprendió. Empezó a buscar por donde había oido ese sonido, y era...
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-Un... ¿Un lystrosaurus? ¿Qué clase de dinosaurio era este? Si no me equivoco... un terapsido.-Max lo miró con los ojos bien abiertos.-Eh... no puedo comerte sin antes mat*rte con algo.- Vió hacia un arbol a su derecha.- A claro.- Cogió una de las ramas.-Bien amiguito... no es por ti, si no por mi.
Max alzó sus dos brazos agarrando la rama para acabar con la vida del pobre lystrosaurus.
-Lo siento...
-10 minutos más tarde---
Max había creado una mochila hecha de fibra de arbol para llevar ahí su comida, mientras lo hacía el lystrosaurus lo estaba mirando.
-¿Qué pasa?¿Enserio creías que te iba a matar?-Le dijo Max mientras estaba poniendo todas las bayas que podía en la mochila, si, las mismas bayas que casi le hacen vomitar.-Por favor, tu no merecías esto. Además, eres una cucada.-Dijo mientras le acariciava.-Bueno pequeño dino, me tengo que ir, a sido un honor.
Mientras que Max estaba caminando hacia algún sitio donde pudiera dormir para la noche miraba a su alrededor. Aunque ese sitio podía ser una muerte inevitable a la hora que el no preste atención a cualquier cosa, en realidad era un sitio bonito, una jungla donde se escuchaban a los pajaros cantar, (si, aunque raro que parezca, habían pajaros) el agua circular y un sol radiante que iluminaba a los grandes arboles. Una gran sorpresa que aún no se hubiera encontrado con ningún dinosaurio carnívoro, parecía que la suerte estaba de su lado.
-Que día más hermoso, en Madrid habían pocos en los que el sol daba una temperatura tan buena, de hecho pienso que...
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