Sencillamente esto es repugnante.
Sé que mis palabras no tienen ningún significado y hasta podría asegurar que la plena idea de que nada es lo que es ha enredado sus significados ,hasta que yo mismo me he creído mi propia locura.
Juro vehementemente que soy alguien importante pero también alegó que los cuervos del anonimato están masticando carne putrefacta.
Estoy perdido, y no lo niego. Una parte muy extravagante mía se enorgullece. Mi ideal de poder se encuentra en las miradas de todos, amo la polémica, así como amo la admiración. Y me dispongo en totalidad para ser maniquí de ambos.
Sin embargo me temo que ya no soy el último interés. Las palabras bellas ya no asombran a nadie y la indiferencia tampoco los incita a insistir. Me tienen encerrado en su zoológico en la jaula que antes era inmensamente respetada y ahora solo pasan de largo, porque ya saben exactamente que hay aquí.
Pero me niego. Me niego a lo monótonos, la rutina y sus normalidades.
Añoro lo nuevo y no me importaría perder la vida con tal de encontrar placentera novedad.
Con el tiempo me he dado cuenta de que no busco la felicidad. Extrañamente pareciera que lo deprimente, triste y raro me causa más satisfacción que lo que se considera realmente normal.
Y cuando todo hablan de sus metas, forzandome a visualizar mi futuro, no hayo más que una muerte prematura. Presiento que mi vida será corta,quiero morir en la flor de mi juventud, no quiero arrastrar las responsabilidades de ser un adulto. Solo deseo una vida corta con los placeres de volar, no para avanzar sino para observar el mundo debajo mío.