Capítulo tres

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Segundo año.


Lilianne


   Era una tarde preciosa de primavera, algo calurosa, pero contenta de tener un espacio libre antes de alistarme para la cena, estaba con Claire en el muelle acostada en el borde mientras estudiábamos para un examen que teníamos para mañana, pero la verdad es que era difícil concentrarme por lo soñolienta que me encontraba por no dormir en toda la noche pasada.

—¡Lily! —Claire me pegó con el libro en la cara. Salté de golpe—. ¡Llevo rato preguntándote lo mismo!

—¡Lo siento! ¡Muero del sueño!

—¿Por qué no vas al dormitorio entonces? Me tienes como idiota aquí bajo este horrible sol.

—¿Cómo puedes decir que es horrible? ¡Claire! ¡Está precioso!

—Aún no entiendo cómo fue que quedaste en Slytherin, eres demasiado Sunny person.

   Rodé los ojos, me lo decía con frecuencia cuando se burlaba de mi actitud tan hiperactiva y feliz. Me levanté de mi lugar y luego de restregarme mis ojos con las manos, noté una presencia muy conocida e irritante viniendo a nuestra dirección.

—Oh, vamos, no me arruines el día —me dije para mí misma. James se me acercó riendo junto a Fred, no dijo nada incluso cuando estuvo justo al frente de mí. Me miró directamente a los ojos sin decir nada lo que generó en mí una frustración latente—. ¿Qué demonios quieres? —espeté.

—Uy —alargó—, ¿por qué estamos de mal humor?

—Porque debo aguantar tu fea cara.

   James no dijo nada por unos segundos, como si estuviera escaneándome.

—No, parece más como que dormiste del lado equivocado de la tabla —Fred se rio detrás de él.

—¿Me espiabas mientras dormía, Potter? —me crucé de brazos con una sonrisa ladeada—. Eso es un poco creeppy, incluso para ti.

   Él se encogió de hombros con simpleza.

—Pensé que el lago había escupido algo asqueroso y me dio curiosidad por venir a ver —me miró de arriba abajo—. Y al parecer, tenía razón.

—¡Eres un-!

—Shhh, tranquila, te daré algo para que te relajes —no lo vi venir, solo sentí el empujón que me llegó a zambullirme en la fría agua negra del lago—. ¿Mejor?

—¡Potter! —gritamos Claire y yo al unísono.

    Potter y Weasley soltaron carcajadas ante la imagen de mí mojada completamente y metida en el lago. Entré en pánico por no saber nadar, es decir, me gustaba ir a la playa y disfrutar de la piscina, pero porque sabía que era un lugar poco probable de morir, no era lo mismo como estar en mar abierto sin saber lo que tengo debajo de mí, y saber que estaba en el lago negro donde habilitaban criaturas mucho más peligrosas, no aliviaba mi temor.

—¡Lily no sabe nadar, idiota! —le gritó Claire fúrica.

—Ya, ya, la ayudo a salir, no es para tanto —decía Potter riendo mientras se aproximaba al borde del muelle y me acercaba una mano para que me pudiera subir. No fue hasta que tomé su mano que mi sonrisa de oreja de oreja se dejó ver.  Potter borró su sonrisa al saber lo que se venía e intentó escapar en el último segundo, sin embargo, yo fui más rápida y lo halé hacia mí, haciendo que cayera conmigo al agua.

—¡James! —gritó Fred al ver que su amigo había caído también.

—Creí que no sabías nadar —me dijo cuando ambos estábamos en el agua. Debía admitir que la belleza de Potter era natural y casi perfecta, las gotas de agua que le escurrían del cabello, sus ojos ligeramente cerrados y su respiración errática solo hacía que sus facciones del rostro fueran irresistibles.

Rivales • James Sirius PotterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora