𖣔ᗪᑌᒪᑕᗴՏ Տᑌᗴᑎ̃OՏ𖣔

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𝑵𝒂𝒓𝒓𝒂 𝑿.

Se podía apreciar un par de cuerpos teniendo algún que otro roce en el gran sillón del trajeado, Auron se encontraba encima de él, una de sus manos se encontraba enredada el su cabello, y la otra en su nuca, mientras que el trajeado tenia una en su muslo izquierdo y la otra subiendo ligeramente la camiseta del más bajo. Sus bocas bailaban al unísono, en un hermoso baile, entrelazando sus lenguas.

Se separaron por la falta de aire en sus pulmones, se miraron a sus hermosos ojos, deseosos de más, las intenciones se notaban a la lengua, y no eran para nada inocentes. Volvieron a besarse apasionadamente, demostrando todo el amor del mundo en sus actos.

"Te amo" pronunció en medio del beso el trajeado, suspirando en sus labios.

Admiraba con cada beso el delicioso sabor a miel en la boca del más bajo, disfrutaba cada caricia que podía recibir del chico.

"Yo tambien" Le susurro entre el largo y lugurioso beso Auron, adorando la dulce voz del chico.

El momento era hermoso, demasiado hermoso para ser verdad, poder tener al menor encima suya de esa manera, lo adoraba demasiado.

El era feliz.

Suplicaba con que ese momento durará para siempre, pero eso es imposible.

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Despertó de golpe por el sonido de su molesta alarma de Samsung, un fuerte dolor en la sien le consumió al momento, llevandose una mano al puente de la nariz, sufriendo internamente.


Miro su móvil con una mirada, demostrando todo su odio y asco al dispositivo de la mesilla. Cogió el teléfono y desactivo la alarma, pensando en darse una ducha de aguanta refrescante para tranquilizar su eufórico cuerpo.

Ese sueño, se le hizo hermoso, pero la puta alarma lo havia molestado en el mejor momento.

Si no son los niños es la puta alarma.

Entro a su ducha, dejando que el agua recorrerse su desnudo cuerpo, tranquilizando todos los músculos tensos de su cuerpo, y aliviando el dolor en su sien. Miro su reflejo en los blancos azulejos de la ducha, observando su palido cuerpo, todo su reflejo se veía borroso, pero se podía notar las no muy hermosas cicatrices que acomodaban si cuerpo.

Miro disgustado su cuerpo.

A veces dudaba de su cuerpo, tenía muchas inseguridades, y muchas veces le amargaba la mañana. Mucha gente en su vida le havia dicho que su cuerpo era horroroso, y lo peor es que se lo creía, pero Auron, cuando las vio por primera vez, en vez de insultarle le miró con una sonrisa y empezó a decir que estaban muy chulas y que le hacían verse como un malote de esos de las películas to chulos.

Auron siempre lo alagaba y decía que sus defectos eran lo que lo hacían en mismo, y que lo hacían verse hermoso en todos los sentidos. Auron fue una de las pocas perdonas que lo aceptaron incluso con sus defectos, por eso lo amaba.

𝚃𝚘𝚛𝚛𝚎𝚜 𝙶𝚎𝚖𝚎𝚕𝚊𝚜Donde viven las historias. Descúbrelo ahora