La Pregunta

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"Porque estaba enamorado..."

"Enamorado..."

"Enamor...ado."

"De...él..."

"Mi?"

No importaba cuántas veces repitiera Leo esa frase en su cabeza...no importaba de qué formas tratara de separar la frase y ordenarla de otra forma, no encontraba el sentido.

Llevaba como cinco minutos caminando sin ser consiente de a dónde iba en las alcantarillas. Fue la primera vez desde estos últimos días que veía a Casey...tan alterado. De alguna forma ahora podía entender el por qué, cuando decidió quedarse contra el Krang para encerrarlo en el portal Casey se había puesto tan...ido. No había visto su rostro en ese momento pero su voz había sido suficientemente preocupante.

Finalmente había llegado a casa, a pesar de que estaba en shock, debía volver en sí. Casey estaba solo, en Nueva York. Era un potencial peligro para sí mismo, debía contarle a todos, no todo por supuesto...ni siquiera él lo terminaba de procesar, pero al menos debía hacer algo para traerlo de vuelta y evitar que algo le pasara.

Buscó por todos lados a Rafael y a los otros y evidentemente los encontró, dormidos. Miró hacia el reloj más cercano y claramente eran las tres de la madrugada.

-Mikey, oye Mikey despierta. - sacudió ligeramente a su hermanito menor.

-No papá, lo de motita fue idea de Leo, perdón- siguió roncando.

-Aish...- emitió y buscó a la próxima persona para despertar. - Rafa, vamos, levántate. - al menos este sí se había movido y abierto uno de sus ojos puestos que el otro lo llevaba vendado por la herida de hace unos días.

-¿Leo? ¿Qué haces despierto?

-Rafa tienes que ayudarme, Casey estaba- él decidió que- sonaba bastante alarmado para alguien que estaba susurrando.

-Bien primero que nada debes calmarte. Ahora sí, ¿qué pasó? Y se claro si quieres que te ayude como se debe. - finalmente se incorporó al escuchar a su hermano así.

-Casey se fue.

°°°

"Que gran tonto"

"Qué gran tonto"

"¡¡¡Un completo imbécil!!"

Esas eran solo algunas de las maldiciones mentales que se hacía así mismo el pobre muchacho. Llevaba ¿qué?, ¿horas caminando? Casey ya no estaba seguro. Era un humano, no era difícil mezclarse con ellos...aunque tantos años viviendo con mutantes le hacían dudar de su procedencia.

Mientras caminaba realmente sin ser consciente de sus pasos sólo podía pensar en lo que había dicho recién. Es decir...¿Realmente podía decir que estaba enamorado de su Maestro? No podía sentenciar esos sentimientos a un pequeño roce en los labios que había quedado en el pasado, o futuro o...ya ni sabía que CARAJO pensaba. Y Leo...realmente tampoco podía decir que sintiera algo por él, no la hacía de hecho, en lo más mínimo. Es cierto, Leo se había convertido en un gran líder y alguien más consciente de sus acciones en sólo tres días...pero era todo, solo era el rostro de su sensei. Eso. Era. Todo.

Palpitaciones [FINALIZADA] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora