Capítulo 1

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POV Anastasia.

¡Mierda! Es tardísimo, llegaré  tarde a clases. El señor Baker me matara por llegar tarde. . . Otra vez.

Después de ponerme unos jeans, unas convers y la primera camiseta que encontré , salgo al living y veo que las llaves de Kate siguen en su respectivo lugar. . . Pero. . . ¿Kate sigue aquí?

Corro hasta su habitación. Cuando entro veo que está leyendo el periódico del "Seattle Times".

-Hey, Steele, ¿a dónde vas? - Dice Kate riendo al ver lo agitada que estoy.

-¿A dónde más? A la universidad. ¿Por qué sigues aquí?

-Es que hoy y mañana se suspenden las clases por remodelación. ¿No te llego el email?

-Creo que es obvio que no - Digo poniendo los ojos en blanco.

Kate ríe.

-Pensé que ya lo sabias, por eso no te dije nada. En fin, José estuvo llamandote anoche.

-¿Por qué no me avisaste?

-Ya te lo dije, creí que ya lo sabias, Ana.

-¡No! Lo de José.

-¡Ah! Bueno, ayer prácticamente te desmayaste. Llegaste muerta de cansancio y no quise molestarte.

-Gracias, Kate. No tuve una buena noche. Me quede hasta tarde estudiando en la biblioteca.

-Busca a José y diviértete, Ana. No seas esclava de los libros.

-Sí, creo que me merezco un respiro.

Voy a mi cuarto y le marco a José. . .

-¿Hola?

-Hola José, soy Ana. . .

-¡Ana! Te he estado llamando toda la noche, ¿dónde estabas?

-Lo lamento, se me hizo tarde en la biblioteca, y cuando llegue estaba agotadísima.

-Me imagino. . . ¿Qué te parece si vamos a tomar un café? Eso te ayudara a recobrar energía.

-Sí, es justamente lo que estaba por proponerte.

-¿Te parece en el Black Coffee a las 9:00?

-Perfecto.

Tengo media hora, así que decido arreglarme un poco más. Me hago una coleta con una liga rosada, me cambio la camiseta verde por una color crema, mi chaqueta marrón y listo. Aún me quedan 25 minutos.

Tomo las llaves de Wanda y conduzco hacia el lugar acordado.

El garaje más cercano está a dos cuadras del bar. Estaciono mi escarabajo, pago y me voy.

Hay una gran multitud de gente, así que decido ir por un callejón para acortar camino. No hay nadie. Esta es una mala idea. Susurra mi subconsciente. No le hago caso y sigo mi camino. En el trayecto diviso a un hombre en el otro extremo del callejón fumando un cigarrillo. Él es alto, de tez caucásica y cabello rapado. Cuando voltea me mira fijo a los ojos y se queda así durante unos segundos. . . Tira su cigarrillo y comienza a caminar hacia mí. ¡Corre, corre, corre! Grita mi subconsciente. Esta vez sí le hago caso, giro sobre mis talones y camino apresuradamente en la dirección contraria a él. Ya estoy a punto de salir cuando unas fuertes manos sujetan mis hombros, inmovilizándome por completo:

-Vendrás con nosotros, pequeña - Otro hombre de piel aceitunada y cabello sujeto en una cola de caballo me susurra.

-¡Suéltame! Hazlo o gritare.

Más que una sumisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora