Not Over Yet ||·EreMika·||

Capítulo 4

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Capítulo 4: Cómo se respira otra vez? 

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        "Vete."

        "¡¿Qué?!"

        "Tienes que irte", susurra Eren, agarrando firmemente los hombros de Hitch en sus manos. "Ahora."

        "Pero-" No ha terminado de hablar cuando él se da la vuelta y corre frenéticamente por su apartamento. Una oleada caliente de ira sube a la cara de Hitch, tiñendo sus mejillas de rojo. Eren no la está mirando, sino por la tensión en su voz y su siseo recubierto de rencor de "¿Estás bromeando?" él está bastante seguro de que ella está a punto de patear sus bolas en este momento.

        "Escúchame." La voz de Eren es baja, un susurro lanzado hacia ella a través de la sala de estar, temerosa de atravesar la puerta principal y alcanzar a la chica que estaba afuera. "Hitch. Escucha".

        "¿Qué?" Dios, si las miradas pudieran matar. El ceño fruncido en su rostro es fuego. Eren conoce esa mirada. Hitch está a unos dos segundos de lanzar el objeto contundente más cercano en su dirección.

        "La chica", se apresura, agachándose en el suelo para alcanzar debajo del sofá. "¿Recuerdas a la chica de la que te hablé hace dos semanas?"

        "¿Mmm no?"

        "Hitch", gime Eren, palmeando el suelo polvoriento debajo del sofá y sin encontrar nada. "La. ¿La que está comprometido ahora?"

        Hay un momento de silencio mientras ella lo observa ponerse de pie. Prácticamente está corriendo en círculos y volteando muebles antes de lanzarse al dormitorio en una búsqueda para encontrar lo que se supone es la ropa de Hitch.

        "¿Te refieres a la chica con la que te encontraste la otra noche?" Pregunta ella, pasando una mano malhumorada por su cabello. "¿La que te enloqueció porque tiene tu bufanda o algo así?"

        "¡Shhhh!" Eren bordea la puerta de su habitación, levanta las manos y le hace señas para que se calle antes de pronunciar, Esa.

        A su pesar, Hitch jadea.

        Toda la ira se desvanece de su rostro, los ojos ámbar se agrandan antes de arrugarse con diversión. "Oh, Dios mío", se ríe, llevándose una mano al pecho. "¿Ella?"

        "Ella." Eren gruñe mientras cae sobre su estómago para alcanzar debajo de su cama. "Esa es, Hitch".

        "¡Santa mierda!" ella sonríe. Eren rueda los ojos. "¡De ninguna manera! ¿Es ella? ¿Está aquí?"

        "¡Sí! Sólo— Por favor, baja la voz".

        "Lo siento lo siento." Hitch se asoma a su habitación y sonríe ante las sábanas desordenadas de su cama. "Chico, ¿no eres un bastardo con suerte en este momento?"

        Eren no responde, en cambio, se pone de pie y arroja algunas cosas esparcidas por su habitación. Hitch observa cómo vuelan de un lado a otro, reconociendo a una de ellos como los jeans desgastados que usó anoche. "Jesucristo", lo oye escupir por lo bajo. "¿Dónde diablos está tu ropa?"

        Hitch no puede evitar sonreír cuando aparece en la puerta, casi jadeando, mirándola con pánico en los ojos. Ella trata de no disfrutar demasiado de su lamentable estado y señala la cocina detrás de ella con un golpe cooperativo con el pulgar sobre su hombro. La expresión en el rostro de Eren se vuelve plana, sin gracia, por lo que le muestra una sonrisa diabólica, incapaz de contenerse.