CAPÍTULO 44

136 12 0
                                    

A la mañana siguiente nos despertamos nosotros dos antes que los demás, así que decidimos prepárales el desayuno.

Cuando acabamos Thomas se sentó en la sill y me reclamó varias veces que me sentase encima suyo. Beatrice nos miraba mientras bebía de su biberón.

— Buenos días, parejita. — Canturreó Victoria nada más entrar por la puerta.

Según se sentó ella los demás entraron por la puerta. Se pusieron a desayunar y entre risas y pequeñas charlas, me anime a contarles lo que había pasado hace unas horas.

— Quería contaros una cosa.

— ¡No me digas que has vuelto a quedarte preñada de ese idiota! — Chilló Lucas.

Le enseñé el dedo corazón mientras me reía.

— No estoy preñada, pedazo de inútil.

El asintió ya feliz con su respuesta.

— Que nos vamos a casar, básicamente.

Todos se quedaron callados. Creo que nadie se esperaba que fuésemos a ir tan rápido.

Mire a Thomas de reojo y el hizo también lo mismo.

— Bueno, ¿a caso no os alegra que queramos casarnos? — Preguntó Thomas.

— Pues claro que si, imbecil. — Afirmó Damiano. — Pero que lo soltéis así como así nos ha chocado.

— A mi dejadme de organizar cenas y cosas especiales para dar noticias, sabéis que soy directo, bueno, que somos directos. — Afirmó Thomas.

Yo asentí ante lo que había dicho.

— Yo estaba pensando en cómo diantres vais a casaros, ¿por lo civil o por la iglesia? — Insinuó Victoria.

— Iglesia. — Solté yo. — No soy muy creyente pero es que me parece más bonito.

— Pues entonces más te vale comprarte un vestido bonito.

— Obviamente, Vic.

— ¿Puedo mirarle yo el vestido a la peque? Por favor. — Nos suplicó Giorgia.

Thomas y yo nos reímos mientras asentíamos. Sería demasiado divertido ver cómo Giorgia le escogía el vestido a Beatrice.

— ¿Y cuando vais a casaros? — Preguntó Lucas.

— La semana que viene. — Afirmó Thomas.

¿QUE?

— ¿La semana que viene? — Preguntó Lucas alucinado.

— Si, no me apetece esperarme un año para casarme, como hace todo el mundo. Cuanto antes mejor.

Le pegue un codazo a Thomas dándole así a entender que tendríamos que haberlo hablado, porque no pensaba que iba a ser tan pronto. No le rechiste a la fecha, pero tampoco sabía si iba a llegar a tiempo.

...

— ¡¿Que vas a casarte?! — Me chilló mi madre al teléfono. — Ay dios mío.

— Ha sido de un día para el otro, mamá.

— Dime que al menos vais a celebrarlo dentro de unos meses.

Suspiré.

— Vamos a casarnos la semana que viene.

— La madre que te parió, Chiara. ¿Pero se os ha ido la cabeza? ¿Como vais a organizar una boda en una semana?

— No lo se, pero supongo que él tendrá sus contactos para afirmar tan seguro que será dentro de una semana. — Murmuré.

— No me estás viendo pero ahora me estoy fregando la frente de lo enfadada que estoy por que hayáis tomado decisiones así como así, además de que me vas a hacer gastar dinero y cambiar los vuelos que ya habíamos comprado.

Suspiré ante la bronca que mi madre me estaba echando.

— Chiara, mañana por la mañana estamos allí. No pienso permitir que vayas a ver tu vestido sin estar yo presente.

Mierda.

— Pero mamá...

— Ni peros ni nada, mañana vienes a buscarnos al aeropuerto a tu padre, a Sara y a mi.

— Sabes que no quiero ver a Sara.

— Pero ella si quiere ver como su hermana se casa, así que no voy a permitir que ella quede fuera de esta celebración.

— Bueno, vale. — Contesté finalmente.

Mi madre me colgó después de eso. Yo estaba de los nervios ya.

Salí del baño, ya que me había ido allí dentro para poder hablar con ella. Thomas me miraba preocupado al ver la cara que llevaba.

— ¿Que te ha dicho?

— ¿Quieres la versión larga o la corta?

— La que tú quieras.

— Pues que básicamente me ha dicho que estamos locos por haber puesto la boda tan pronto, que está enfadada porque hayamos tomado decisiones así como así, y que mañana están aquí.

Thomas abrió los ojos como platos.

— ¿Que mañana que?

— Que mañana por la mañana están aquí, porque mi madre no va a permitir que mire el vestido sin su presencia.

Vi como Thomas palidecía.

— Dime que no vas a hacer que la conozca, porque sinceramente me da hasta miedo.

— Tendrás que conocerla. Tengo que ir al aeropuerto a buscarlos, así que te vienes conmigo.

— Joder, Chiara.

— Y tanto que joder, no sabes el miedo que me da que conozcas a mi madre y que no le gustes, porque si no le gustas ya te digo yo que no va a dejar que me case contigo porque va a impedírmelo de una manera u otra.

— Me cago en la puta. — Murmuró.

— Mi padre te va a caer bien, pero me da un miedo increíble como vaya a ser mi madre, y lo peor no es eso, lo peor es que viene Sara.

Él iba a decir algo, pero lo corté,

— No quiero discutir, así que mejor no digas nada, ¿vale? Ahora solo quiero que me abraces hasta que mañana suene el despertador para volver al centro y luego irnos a por mis padres y mi hermana.

Él me tapó una vez estuve a su lado y enrolló sus brazos alrededor mío. Yo me acurruqué entre ellos y me pegue a su pecho lo más que pude. Empezó a acariciarme el pelo para que me quedase dormida, pero él se durmió antes.

Su pecho subía y bajaba un poco nervioso, se notaba que tenía miedo de cómo podía ser el día mañana, y de cómo podía ser mi madre. Yo solo rezaba con que todo saliese bien. Con que la boda fuese como la que soñaba desde que era pequeña, con que ningún error lo jodiese todo. Con que mi madre no metiese las narices donde no le tocaba. Con que Sara estuviese solo de espectadora y no se atreviese a sacar el tema.

Solo quería que aquello fuese una celebración llena de paz y tranquilidad. Si no, no creía poder llevarlo adelante.

Vero amore? // Thomas RaggiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora