CAPÍTULO CUATRO

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Su visión era inútil, la obscuridad no le dejaba ver, sus oídos estaban a punto de sangrar por un llanto desgarrador, era insoportable.

-¡cállate!- gritó cubriéndose los oídos, pero un segundo llanto apareció y este era la de un bebé, era un bebé llorando con sumo dolor. Gulf Seguía sin ver nada y los llantos eran dolorosos ante sus oídos.

-¡cállate!- cayó de rodillas, gritando y llorando. De pronto, el llanto del bebé desapareció, permaneciendo tan solo un llanto. Su vista fue aclarándose, levantó la mirada y a lo lejos estaba la persona dueña del llanto, Gulf se puso de pie y caminó hacia ella, con temblor en los pies se acercó. La persona de rodillas lloraba sin consuelo, tiritando, manchado de sangre.

-¿estas bien?- extendió la mano, tocándole el hombro. Su mirada se llenó de horror cuando este levantó la mirada, era Gulf, la persona empapada de sangre, llorando con desgarro era él, era Gulf.

-lo he matado, yo lo maté.- repetía, sosteniendo al bebé entre sus brazos.

Gulf se apartó al ver sangre escurrir de sus manos, su ropa se llenó de sangre y un olor nauseabundo se hizo presente, el llanto del Gulf que estaba de rodillas cambió por una carcajada, lanzó al bebé contra la pared, al ver sus manos llenas de sangre, gritó y comenzó a desgarrarse el rostro con las uñas, se enterró los dedos en los ojos, causando que estos explotaran. Su grito era ensordecedor, desgarrándose la garganta.

Gulf, aterrado, corrió gritando, implorando por ayuda. Estaba perdido, agitado, se borró las lágrimas que le impedían ver con claridad.

Buscó con la mirada por todos lados, hasta que divisó a lo lejos a una persona.

-¡Ohm!- gritó corriendo hacia él.

-¡Ohm, tengo... tengo miedo, mucho miedo!- dijo con voz temblorosa, abrazando a Ohm, lagrimas recorrían sus mejillas.

-estoy aquí.- Ohm correspondió al abrazo.

-Ohm, yo...-

Gulf no pudo hablar, el dolor en su abdomen se lo impidió, la navaja era enterrada una y otra vez por Ohm, manteniendo una sonrisa.

La visión de Gulf nuevamente se puso borrosa, acaso esto era ¿morir?

-eres repugnante.- habló Ohm, viendo a Gulf caer al suelo, Ohm se puso a horcajadas sobre él,  elevó la navaja y la enterró en el pecho de Gulf.

-rompe el compromiso.- una y otro vez sacaba y enterraba la navaja.

Gulf despertó bañado en sudor. -¿que diablos fue eso?- se preguntó con la respiración agitada. Se levantó de la cama y caminó hacia la habitación de su madre, pero esta estaba vacía, inundando su cuerpo con un extraño miedo, corrió a hacia la cama de su madre, se escondió bajo las sábanas.

-mami.- sollozó, tiritando de miedo, la soledad que sentía, tenía su cuerpo helado, lleno de miedo, aferrado a las sábanas, lloró, lloró por minutos, tal vez horas, no lo sabía, pero cayó dormido.

Se sentía cansado, tenía los ojos hinchados por tanto llorar, la luz que entraba por la ventana le lastimaba los ojos, pero se levantó tan rápido como pudo al sentir un movimiento al otro lado de la cama.

-duerme otro poco.- esa voz, esas palabras, hicieron que su corazón palpitara frenéticamente.

-¡mamá!- dijo con alegría, lanzándose sobre su madre, abrazándola como si nunca lo hubiese hecho.

-mami, te extraño.- apretó el abrazo, no quería soltarla, no quería estar solo.

-¿que pasa? te veo cada noche.- ella correspondió al abrazo.

-no te he visto en semanas.- Gulf lloró,  al estar así con su madre, era lo que más deseaba, ella llegaba tarde y se iba temprano, cuando él estaba dormido. -te extrañé.- susurró en el pecho de su madre.

-ya no llores, mi bebé.- besó la cabeza de Gulf. -¿Quieres que te prepare algo delicioso para comer?-

-si prometes comer conmigo.- hace mucho que no lo hacian, extrañaba hacerlo.

-lo prometo, ahora déjame ir.- secó las lágrimas de su hijo, dejó un beso sobre su mejilla antes de irse.




Escuchar aquella melodía le hacía feliz, aquella melodía que solo se escuchaba cuando mamá estaba en casa, sonrió.

-siéntate.- escuchó a su madre hablar en cuanto entró.

-lo siento, recibí una llamada...- no, no, eso no otra vez, siempre era lo mismo,  recibía la llamada y mamá salía corriendo, dejándolo solo en esa casa.

-prometiste comer conmigo  ¿cuándo podrás cumplir tu promesa?- Gulf reprochó.

-lo siento,  mi amor sé que lo prometí, pero es una emergecia.- sin más, mamá fue a prepararse para ir al hospital.

-tus emergencias son más importantes que yo.- susurró Gulf, tomando el desayuno una vez más solo, claramente ya había perdido el apetito.

-mi amor, no estés enfadado conmigo.- escuchó a su madre hablar. -si no te gusta estar aquí, ve a casa de Bright.- Gulf, se mantuvo en silencio.

-bueno, cuídate, me voy. Nos vemos en la noche.- su madre se acercó  para despedirse.

- romperé el compromiso.- las palabras de Gulf detuvieron el paso de su madre.

-¿que? ¿Pelearon?- preguntó.

-no, es solo que...-

-no deben pelear, solo hablen y reconciliense.- mamá interrumpió.

-no, mamá, esto no es... no es lo que quiero, este compromiso... es lo que ustedes quieres, pero yo... no quiero seguir con esto.- era verdad, el compromiso lo hicieron sin consultarle, claro, sus padres y los de Bright lo habían hecho antes de que Gulf naciera y Bright era un bebé  todavía, era claro que ninguno de los dos dio su consentimiento y ahora que Gulf se había enamorado, no quería seguir con ese absurdo compromiso.

-¿él te hizo algo?- mamá preguntó,  pero Gulf negó,  no era Bright el problema,  el problema era el compromiso.

-si se atrevió a hacerte algo, juro que...-

-no, mamá, Bright no me ha hecho nada... es, solo que quiero romper el compromiso,  solo eso.- Gulf explicó, Bright nunca había sido grosero con él, al contrario, Gulf había sido el grosero al echar a Bright de su casa la noche anterior y ahora se arrepentía ya que si lo habría dejado pasar la noche, tal vez no habría tenido esa pesadilla.

-piénsalo bien, te apoyaré en lo que decidas hacer, pero no quiero que te arrepientas de la decisión que tomes.-





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