03. Vislumbrar

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Esa mañana, mientras compartía el desayuno con V sentí en mi estómago una sensación familiar que subió hasta mi pecho y por un segundo me robó la respiración

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Esa mañana, mientras compartía el desayuno con V sentí en mi estómago una sensación familiar que subió hasta mi pecho y por un segundo me robó la respiración. Era cálido y embriagador, desestabilizante pero cargado de emoción. Debí haberlo notado en ese momento, pero decidí ignorarlo.

Las cosas estaban cambiando tan rápido y no podría decir que eso me molestara. Al contrario, estaba en verdad feliz de compartir cada vez más con V.

—V —lo llamé—, ¿Me podrías pasar el azúcar?

Él me dio en pequeño frasco de vidrio.

—Me preguntaba —dijo con una suave sonrisa y un leve surco en su frente—. ¿Prefieres llamarme V por alguna razón?

No tuve una verdadera respuesta para eso. Así lo llamaban todos, ¿Cómo esperaba que lo hiciera?

—¿Debería llamarte señor Kim?

Sus ojos se abrieron con horror y negó haciendo que sus hebras de color menta se movieran, una sonrisa divertida se acentuó en su rostro. —Por favor, no hagas eso, el señor Kim es mi padre.

—Entonces... ¿Cómo debería llamarte?

—Tal vez Jihyun —miró tímidamente su desayuno—. Si eso te hace sentir cómoda, por supuesto.

—Bueno, así te llamo a veces en mi cabeza.

Mi declaración provocó que me sonrojara. Ahora pensará que dedico mis horas a meditar sobre él.

—Creo que te pedí que me llamaras así antes —dice él, me alegra mucho que no haga hincapié en mi comentario—. No sé si en verdad sucedió o...

—No, tienes razón —le aclaro un poco más despierta por el tema—. Me lo dijiste cuando estabas allí encerrado, no estaba segura de que estuvieras en... Bueno, tus cinco sentidos. No quería sonar atrevida.

Sus dedos rozan dorso de mi mano que descansa al lado de mi taza de té, yo extiendo la mano aceptando el contacto. Él la toma, suave, como si fuese la cosa más frágil del mundo.

—Quería que lo hicieras, eres mi amiga —Me mira a los ojos y no veo más que sinceridad y un deje de dulzura en sus ojos, pero así sus palabras van perdiendo el brillo natural y prosigue—. Aunque comprendo por qué no tomaste mis palabras en serio, estaba en un estado deplorable. ¿No es así?

Cada vez que hablaba negativamente de él yo lo sentía como un tirón en el cabello.

—No es que fuera tu culpa estar así, ¿sabes? —Él abre la boca para contradecirme, yo me adelanto—. No, no empieces. No decidiste tomar esa cosa, así que no es tu culpa.

Deja salir un suspiro y devuelve su atención a su tortilla francesa. Mi mano se siente fría cuando la suelta.

Los días posteriores a mi llamada telefónica con Zen ocurren con una tranquilidad que reconforta mi corazón. Mis visitas en la casa de Jihyun pasan de ocurrir cada par de días a ser diarias, armamos rompecabezas, leemos libros, vemos películas extranjeras que jamás en mi vida habría visto por mi cuenta, o de las que alguna vez escuché. Él comparte conmigo algunas de sus fotos viejas, varias con algunas historias detrás de ellas, sin mucho que mostrar, traigo conmigo un par de mis viejos libros y él promete leerlos.

EL ACENDRADO CAMINO DE LAS FLORES  ✦  Kim JihyunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora