𝐄𝐀𝐂𝐃𝐋𝐅 | Ahora, en esa camilla lucía como un fantasma de lo que un día fue un hombre admirable. Dios sabe que no agradezco su ceguera casi absoluta, pero me tranquilizaba ligeramente el saber que no era consciente de la tristeza que llenaba mi...
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Mi vida había vuelto a una normalidad que se sentía de todo, menos mía. Me encontraba en un punto intermedio entre la persona que era antes de conocer a mis amigos de la RFA y quien soy ahora. No dejaba de plantearme qué habría sucedido si alguna de mis decisiones hubiese cambiado, tal vez Ray, no, Saeran... Tal vez él no hubiese llegado tan lejos, tal vez no le habría disparado a V. Quizás yo no habría sobrevivido... Incluso podrían no haber detenido a Rika a tiempo.
Mis siguientes noches pasaron llenas de angustia y un abrumador sentimiento de melancolía. El chat de la organización estaba en un punto muerto, sin Saeyoung —había hecho las paces con la idea de qué él era más que el Seven bromista que nos dejó a todos ver— y sus comentarios tan propios de él que sacaban de sus casillas a Jumin, ni Yoosung compartiendo su día con nosotros o Zen y sus constantes selfies y comentarios de ánimo, todo parecía haber sido producto de mi imaginación.
Y podría creerlo, si no fuese por mi brazo lesionado y los mensajes que compartía con Jaehee cada ciertas horas. Ella era mi único contacto con el resto, me informaba superficialmente del estado de V, de Jumin y todo lo que le contaba Zen sobre él y Yoosung. Ninguno sabía nada de Saeyoung o su hermano, era un misterio su estado.
Cuando todo acabó y pude salir del hospital de inmediato contacté a mis padres, excusándose con la carga universitaria y un par de cosas más, después de unas horas al teléfono estaban un poco más tranquilos. Al menos logré que desistieran de venir a verme. Sin embargo, no sabía cómo explicarles que no estaba lista para acabar este periodo, lo había intentado, pero las multitudes en los pasillos por momentos lucían como las reuniones de personas en Mint Eye y el recuerdo me helaba la sangre.
Todo esto me llevaba al mismo punto sin retorno, no podía aceptar que las cosas acabaran así. No sabía lo cansina y vacía que era mi vida hasta que la RFA, con todos sus matices de color y sonidos, llegó a mi vida, ahora que ya no estaba no tenía idea de cómo avanzar.
Pero no podía aceptar que acabara ahí.
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Con esa idea en mente, es como había llegado hasta aquí. De pie frente al gran e intimidante edificio de C&R International. Era una decisión arriesgada, solo Jaehee tenía el conocimiento de que me presentaría. A pesar de sus sugerencias de tomarme las cosas con calma y mis constantes negativas a desistir, me ayudó a llegar al piso de la alta dirección.
Nunca tuve la oportunidad de visitar la empresa de la familia Han antes, entre el caos por la bomba, mantener en secreto mi ubicación y luego ser llevada a Magenta, no hubo lugar ni momento para ello. Incluso no era una idea tan descabellada que todo esto fuese tan nuevo para mí, si meditaba el hecho de que había visto por primera vez a la mayoría hasta que interceptaron la sede de Mint Eye.
Sacudí la cabeza, ahí estaba yendo de nuevo, recordando todo aquello que deseaba olvidar.
—¿Está segura de esto? —preguntó Jaehee. Entendía sus dudas; sin embargo, era difícil retroceder cuando ya me estaba guiando hacia la oficina de Jumin.
