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Sasha caminaba por los pasillos del lugar, cargaba mochila rosada en sus hombros, parecía no ser una molestia para ella mientras que para otros alumnos, era un infierno cargarla.

La rubia era fuerte, lo cual hacia más fácil el cargar su pesada mochila.

Escucho unos lamentos detrás de ella, una azabache intentaba arrastrar mochila para poder entrar, saludo dulcemente a la rubia pasando por un lado.

-¡Hola Sash!

La alemana la admiro por un momento, miraba cuánto se le complicaba cargar la pesada mochila. Sasha se acercó a ella suspirando, rodó sus ojos y cargo la mochila de la azabache.

-Vamos— la rubia caminaba sin verla, Marcy intentaba seguirle el paso, sus pequeños zapatos negros hacian un ruido algo tierno, si lo pensabas bien, parecía muy tierna.

-Sash, yo la llevaré— la azabache se acercó a ella intentando quitarle la mochila, Sasha se movió de lugar para que Marcy fallara con una sonrisa victoriosa —¡Sasha!

-Por favor Mars, déjame ayudarte por un momento— seguían caminando, Marcy la veía de mala gana —pregunta ¿Dónde está la Boonchuy?

Marcy volvió a recordar porque había venido sola, se rasco un poco la nuca —Bueno... Se enfermo y no pudo venir, yo estaba con ella pero mi madre regresa la semana siguiente, así que no puedo pasar más tiempo con ella... — recordar que su madre volvía, la hacía sentir un escalofrío que recorría su cuerpo.

-¿Tu madre?¿Por qué tanto miedo?— Sasha fue muy directa con la última pregunta, la azabache se sintió algo incomoda.

Intento evadir la pregunta, pero los orbes azulados de la rubia la obligaban a decir la verdad, empezó a caminar más rápido, lo cual le fue inútil pues Sasha la alcanzó con facilidad.

-Desearía olvidar ese tema... No es algo que recuerde con cariño...— Marcy hablo con algo de miedo, la rubia lo noto. Suspiro para darle algunas palmadas en el hombro, la azabache la vio algo ruborizada.

Se veía linda dando cariños, no podía negar que ella era una chica linda, por algo cada estudiante la amaba y anhelaba pasar tiempo con aquella alemana. Agradecía que ahora se podía ver el cambio tan repentino que tuvo, pensar que antes la molestaba...

-Podemos empezar de nuevo, ¿Quieres intentarlo?— la rubia paro hasta la puerta del salón, Marcy sintió como sus mejillas se calentaban y sus ojos brillaban.

𝙏𝙝𝙚 𝙗𝙚𝙖𝙩𝙞𝙣𝙜 𝙤𝙛 𝙢𝙮 𝙝𝙚𝙖𝙧𝙩 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora