Nuestro pequeño secreto ~ Gemeliers y tú. Primera temporada.

Capítulo 22: Problemas.

Hoy era Domingo. Era nuestro ultimo día en casa de Danisú. Y yo por lo menos lo quería pasar con Jesús.

-¿Jesús vamos a dar una vuelta?- le pregunté.

-Cojo las llaves y vamos.- dijo subiendo las escaleras. Yo me quedé en el salón esperando. Saqué el móvil y empecé a mirar instagram. De reojo vi como alguien se ponía justo enfrente mía. Vamos casi encima mía por dios.

-¿Ya estás Jesús?- pregunté mientras apagaba el móvil. Levanté la cabeza y al instante ya me estaba besando. Cerré los ojos al tacto. Besaba como para morirse. Sentía unos cosquilleos en mi barriga. Me podía morir allí mismo, vamos.

Escuché un golpe de ruido metálico.

-¿QUE DEMONIOS ESTÁIS HACIENDO?- me separé del susto rápidamente de Jesús. Miré a las escaleras y estaba allí Jesús... ¿Entonces quién era...? Miré al otro individuo. ¡DANIEL!

-Am... Esto... Mm...- pensé en algo pero estaba tan nerviosa que no sabía que decir.

-¿NO VAIS A RESPONDER?- miré a Dani, luego a Jesús, el cual me miraba súper serio.

-¿Qué ha pasado?- preguntó mi mejor amiga -seguramente hasta dentro de poco- bajando las escaleras.

-Pregunta le a ellos.- dijo Jesús cortante.

-¿Dani?- preguntó Carmen. Dani quitó sus manos de mis caderas rápidamente. ¿Cuándo las había puesto ahí?- ¿Daniel que hacías con ____?- preguntó. Me fijé en Jesús, súper cabreado, mientras que Carmen, a Carmen se le veía de lejos que iba a llorar. En estos momentos tenía ganas de matarme. ¿Qué demonios había echo?

-Se estaban besando.- volvió a hablar cortante Jesús mirándome súper serio. Yo bajé la vista a mis zapatos.

-¿Es eso cierto Dani?

-Si... Pero, puedo explicarlo...- Dani empezó a andar hacia Carmen.

-No hay nada que explicar Daniel. Todo ha terminado.- sentí como dirigió su mirada a mi.- Todo.- sabía lo que significaba eso. Se escucharon pasos en las escaleras.

-Espera Carmen.- levanté la vista. Daniel había seguido a Carmen, para seguramente pedirle perdón.

La sala se quedó en silencio.

-Supongo que lo nuestro también ha acabado, ¿no?- le pregunté aguantando las lágrimas. No iba a llorar, no en ese momento.

-Más que acabado.- se agachó a recoger sus llaves y subió las escaleras.

Empecé a subir lentamente las escaleras mientras miraba el suelo y pensaba en lo que acababa de pasar. Se escuchó una puerta abrirse.

-¡NO DANIEL! ¡DEJA ME! ¡ME VOY!- levanté la vista. Carmen salió con su maleta. Me miró por un segundo y al otro segundo ya estaba mirando a otro lado. Me eché a un lado y bajó las escaleras. Y como no, Daniel tras ella. Seguí subiendo las escaleras y entré a la habitación. Cerré la puerta sigilosamente, aunque tenía ganas de dar un portazo, no era mi casa.

Me acerqué al ropero y empecé a vaciarlo junto a los cajones de la cómoda y tal.